Bautizado como Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, el Libertador siempre fue devoto de la tríada católica del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, conjugados en un ser todopoderoso al que, se afirma, lo encomendó desde el vientre su madre, María Concepción Palacios y Blanco, para garantizar que naciera sano y salvo.
El embarazo de la madre del Libertador fue catalogado de muy alto riesgo, por lo que ella habría prometido que, de salvarse la criatura, llevaría el nombre de la Santísima Trinidad, a la que la familia Bolívar rendía culto y cuya iglesia ayudaron a construir.
En su última visita a Caracas, el Padre de la Patria, ante las ruinas de la iglesia homónima, recordó que cuando niño la visitaba con su familia. Su lealtad a la tríada religiosa quedó plasmada hasta en su testamento, donde expresó su creencia en “el alto y soberano Misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo tres Personas distintas y un solo Dios verdadero”.
Mujer devota y de recios instintos
María Concepción Palacios y Blanco se casó, a los 15 años, con Juan Vicente Bolívar y Ponte, de 46 años. Crónicas de la época la describen como una mujer de singular belleza, devota católica y recios instintos, controlados por la severa educación impuesta a las mujeres durante la colonia.
Tenía 24 años cuando quedó embarazada del Libertador, su cuarto hijo. Pero su juventud no era garantía para la vida del bebé, pues, se ha señalado que los primeros síntomas de la tuberculosis pusieron en alto riesgo el embarazo, al punto de esperarse un aborto involuntario.
Como toda madre amorosa, la joven María Concepción, recurrió a la fe para salvar la vida de su hijo, centrando sus oraciones en el Nazareno de San Pablo y en las tres divinas personas. Entre sus ofrecimientos a cambio del milagro, prometió llamarlo Santísima Trinidad. Y así fue, aunque son varios las versiones sobre cómo se tomó la decisión.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad fue bautizado en la catedral de Caracas, pocos días después del milagro de su nacimiento, el 30 de julio de 1873. La historia del origen de su nombre varía en algunas de sus biografías, aunque todas coinciden en que llevaría a la Santísima Trinidad en él.
Unas versiones afirman que el nombre de Simón fue iniciativa de su padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte, en honor a sus ancestros, especialmente al primero en llegar a América, conocido como Simón el viejo.
Otras refieren que el padre del Libertador quiso llamarlo Pedro, pero que el presbítero José Félix Xerez y Aristeguieta, lo cambió en la pila baustimal, por un acuerdo previo con la madre, quien además de cumplir la promesa hecha a la Santísima Trinidad, quiso llamarlo Simón, como el hijo del sastre salvado por un milagro del Nazareno, a quien ella le encomendó una nueva túnica, cuando oraba por su embarazo en riesgo.
El nombre y la controversia por la fecha de nacimiento
El nombre del Libertador también está vinculado a la controversia histórica sobre si nació el 24 o el 25 de julio. Así, hay biógrafos que sostienen que Juan Vicente Bolívar cambió la fecha para obviar el santoral del día 25 y no llamar a su hijo Santiago, el santo patrono de España. Esto con la venia de su esposa.
Se señala al mismo Libertador como el encargado de aclarar el debate, al citar lo dicho sobre el tema, a personajes como su edecán José Florencia O´Leary, a quien reveló que su padre cambió la fecha “para zafarse del nombre Santiago, y para quitarse de encima a mi abuelo (…) Allí mismo también empezaron mis problemas con la familia Palacios: pero, me llamé Simón y no nací el 24 sino el 25 de Julio».
Bolívar también le menciona a O´Leary una Carta que le envió, el general Antonio José de Sucre, el 25 de julio de 1820, en la que lo felicita por su cumpleaños y por el primer aniversario del triunfo en la Batalla del Pantano de Vargas. Asimismo, se afirma que en una misiva a su prima Fanny du Villars, menciona el 25 de julio como “el día en que realmente nací”, al contar la insistencia de su abuelo en que le llamaran Santiago.
La devoción a la Santísima Trinidad siempre presente
Desde niño, el Libertador Simón Bolívar siguió los pasos de sus padres en la devoción a la Santísima Trinidad, de la cual eran los priotes u organizadores de la fiesta caraqueña donde se le rendía honores.
Por ello, siempre estuvo pendiente de esta celebración, aun estando fuera del país, luchando en la Campaña del Sur, como lo evidencia una carta a su sobrino Anacleto Clemente, en 1823, desde Guayaquil, donde pide: “La fiesta de la Santísima, que se haga todos los años con la misma decencia que se ha acostumbrado antes…”.
Mientras que su hermana María Antonia le escribe el 24 de julio de 1826 para rendir cuentas sobre el tema: “Las fiestas de la Santísima Trinidad las he hecho y se han pagado del mayorazgo de San Mateo, que son las de los años 1823, 1824,1825 y 1826, las que valen cien pesos con música, cera, sermón, iluminación… todas importan 400 pesos”.
Tan arraigado estaba en el corazón del Libertador el culto familiar a la unión del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que en su última visita a Caracas, en 1827, al pasar por la iglesia en ruinas desde el terremoto de 1812, le comentó a su edecán Guillermo Ferguson: “El culto de mi familia a la Santísima Trinidad data de mis abuelos, ¡Cuántos años transcurrirán todavía para que estos escombros vuelvan a su antiguo esplendor!
Restos mortales de Bolívar de regreso a la Santísima Trinidad
Simón Bolívar murió en 1830 fuera de su tierra natal, a la que sus restos mortales tardaron 12 años en ser repatriados por el desinterés del entonces oligarca congreso venezolano. Fue en la pequeña capilla construida en las ruinas de la iglesia de la Santísima Trinidad, donde el cuerpo del Libertador pasó la primera noche en Caracas.
Al día siguiente fue trasladado a la cripta familiar, en la capilla de la triada católica de la Catedral de Caracas, donde reposaron hasta 1876, fecha en la cual fueron llevados al Panteón Nacional, construido en los terrenos de la antigua iglesia de la Santísima Trinidad.
Habían transcurrido 49 años desde la última estadía del Libertador en Caracas. Desde entonces los restos mortales de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, descansan en el monumento construido en los terrenos donde estuvo la iglesia a la que su madre acudió a implorar por un milagro que le salvara la vida.
Con información de Bolívar Enigma, Moral y Luces, La historia amena y Cámara de Caracas
Blanco-Fombona, Rufino. Mocedades de Bolívar. 3ª edición. Monte Ávila Editores Latinoamericana. 2007.
Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar. Colección Clásicos Americanos. Serie Biografías. Fundación Editorial El perro y la rana, 2011.
Fotos cortesía de Historia de Venezuela Visual, Sociedad Genealógica «El León de La Cordillera» y Con el Mazo Dando
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