La voz de Alí Primera, el eterno cantor del pueblo, sigue encendiendo almas después de 35 años de su siembra. Músico, cantautor, poeta y militante político, abrazó y defendió las luchas populares de Venezuela y el mundo.
Sus canciones, bastiones de la lucha, están muy presentes en el sentir del pueblo venezolano. Es el mayor exponente de “la canción necesaria”, esa que “tal vez no llegue a dirigir los batallones, pero ayudará a formarlos”, como él lo afirmó.
La música de Alí es la expresión de su voluntad indoblegable, siempre luchó por lo que creía. “No canto porque existe la miseria sino porque existe la posibilidad de borrarla, de erradicarla de la faz de la tierra”.
Paraguanero de corazón

Ilustración de Justo Blanco.
Ely Rafael Primera Rosell, conocido como Alí Primera, nació el 31 de octubre de 1941, en Coro, estado Falcón, en una humilde casa de bahareque. Era el séptimo de los nueve hijos de una familia dedicada a labores del campo. La pareja integrada por Carmen Adela Rossell e Isidro Antonio Primera, se había casado en la iglesia de Pueblo Nuevo de Paraguaná. El padre era agricultor, cantante y tocaba el cuatro.
Desde que estaba en el vientre de su madre Alí estuvo en contacto con la música. Creció en el seno de una familia numerosa y humilde pero con una excepcional sensibilidad humana y singular aliento artístico, pues muchos de sus miembros eran cantores o compositores.
El Kid Cataluña
Desde sus primeros años tuvo que enfrentarse a duras circunstancias de vida y muerte, pues cuando contaba tres años su padre, quien se desempeñaba como policía en la cárcel de Coro, muere a causa de un balazo.
Luego del fallecimiento, la familia vivió en condiciones de precariedad por lo que Alí Primera y sus hermanos tuvieron que trabajar. Vendieron dulces y empanadas que hacía su mamá, lavaron carros, limpiaron zapatos y montaron exhibiciones de boxeo.
Muchos recuerdan al pícaro limpiabotas, apodado Kid Cataluña, con una caja de madera que decía con garabateadas letras: “hoy no fío, mañana sí”. Mientras lustraba zapatos, el pequeño falconiano fue acoplando sus primeras tonadas, inspiración para un mañana.
El amor por la música lo llevó a construir sus propias guitarras, aunque su primer instrumento fue un violín, que nunca le gustó.
No sucumbir

Fuente: diario Nuevo Día.
La voluntad de Alí Primera era indoblegable, la dura vida de su familia lo hizo centrarse en un pensamiento: “no sucumbir”. Así lo demostró su accionar constante y la firme decisión de salir airoso frente a las eventualidades y las circunstancias más difíciles. Para él, nada era imposible, fue tenaz y perseverante en la lucha.
La sencillez era otra de sus características. Sentía orgullo de sus raíces, de los valores familiares que enriquecieron su formación, de los agrestes paisajes y condiciones de vida que forjaron su carácter pero también alimentaron la ternura, sentimiento que junto al amor, expresaba en sus composiciones.
En “Madre, déjame luchar” recordaba a su progenitora quien “le enseñó a no matar las mariposas que en su jardín cultivaba”. Mención aparte merece el sentimiento hacia los niños, que le llevó a crear temas como la “Canción del Lunerito”:
Niño a quien dan cariño
sentirá amor por los niños
cuando la vida le crezca
Es un círculo vital
es la rueda de los vientos
es el más hermoso cuento
que yo les pueda contar.
Enamorado de su tierra
“En mi tierra, la luna es tan bella que los gallos despiertan para cantarle a ella”, entonaba Alí Primera para rebdir tributo al árido paisaje que lo vio nacer y que hizo que su música se convirtiera en “un cantar de pájaros entre monte y corazón.”
Provenía de una familia había forjado el espíritu forjado en la lucha con una tierra árida que, como sus plantas xerófilas, se levantaba desafiante para anidar sueños cantores. En El Milagro, cerca de Los Taques, entró en contacto con el desierto paraguanero. La naturaleza curtió la piel y el carácter del niño, que aprendió a arrear chivos, a cortar y a cargar leña, mientras su vista se perdía en el paisaje, de horizontes infinitos y el mar como telón de fondo.
Mamá Pancha, abuela paterna “partera y rezadora”, a quien le dedicó una de sus más tiernas canciones, es quien termina de fraguar el temperamento sensible de Alí, su espiritualidad y valores.
Su infancia y la naturaleza, sabia y compañera, sembraron el respeto a todo ser animado y aun inorgánico, que expresaría en su preocupación por el cuidado del medio ambiente y por la formación de movimientos de conciencia social para su preservación.
Ávido estudiante
Aunque no pudo ir a la escuela en sus primeros años, Alí Primera aprendió a leer con una monja que era su madrina de confirmación. Además escuchaba lecciones desde la puerta en una escuela de adultos, donde daban clases nocturnas a los pescadores. Luego, gracias a los conocimientos adquiridos por su tesón e inteligencia, entró al cuarto grado de primaria.
Continuó sus estudios en la escuela Diego Ibarra de Caja de Agua y se destacó por su aplicación. En 1960 viajó a Caracas para terminar el bachillerato. Eran tiempos en los que se respiraban aires de rebeldías estudiantiles y diversos ritmos musicales. La música tradicional compartía espacios con el rock and roll, los Beatles, Bob Dylan y la “canción protesta” o de crítica social proveniente de Cuba, que se extendía a otros países.
El joven Alí egresó como bachiller en ciencias del Liceo Caracas en 1963. Al año siguiente, ingresó en la Universidad Central de Venezuela para estudiar química. En paralelo a sus estudios se inició como cantante y compositor, era el comienzo de la trayectoria de la voz que sigue encendiendo almas con la canción necesaria.
El significado de su canto
En 1967 allanaron la UCV y Alí Primera fue detenido por la Digepol. Sufre torturas y vejámenes hasta que lo liberan 37 días después. Estando preso, inspirado por un niño, se dio cuenta del significado trascendente de su canto y escribió la canción “Humanidad”.
Su estadía en la cárcel fortalece sus valores y convicciones. Para Alí, ya el paisaje no era el protagonista, sino el hombre que sufre y se rebela frente a la injusticia social y la opresión. Nacía el cantor revolucionario que ya no se apartaría de su música, como medio para redimir a su pueblo.
Ese mismo año escribe la canción “No basta rezar”, que interpreta en Mérida durante el Festival de la Canción Protesta organizado por la Universidad de Los Andes. Levanta de sus asientos a los asistentes y gana la simpatía de los estudiantes que, a partir de ese momento, se convertirían en su público favorito. Comenzaba Alí su difícil andar en el camino de la fama.
Comienza una nueva etapa en 1968, año en que recibe una beca para estudiar Ingeniería en el Instituto de Petróleo de Rumania.
De Europa con convicción
Europa contribuye a darle mayor seguridad como cantautor comprometido con la causa de su pueblo. Le dio la posibilidad de estudiar, de escribir y componer más canciones, siempre tomando como motivo su Venezuela.
Grabó un disco en Alemania, corría el año 1972. Allí incluyó emblemáticas canciones como «Techos de cartón», «Yo no sé filosofar» y «El despertar de la historia», entre otros. Ya para 1973 figuraba como uno de los principales compositores y cantantes populares de Venezuela y Latinoamérica, con importantes participaciones en numerosos festivales.
Alí Primera llevó su canto contagioso y agitador a diferentes escenarios, festivales y encuentros en la República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Suecia, Dinamarca, Italia, Alemania Federal, Yugoslavia, Ecuador, Francia, Inglaterra. Mención aparte merece Cuba, donde compartió con los integrantes de la Nueva Trova.
Al regresar, retoma su compromiso político y social con su cuatro, guitarra y voz. Sus composiciones hablan del sufrimiento del pueblo excluido y oprimido, de la grosera desigualdad social y rinde homenaje a figuras fundamentales de las luchas sociales y de la cultura popular.
Alí Primera, Cantor del pueblo
Hizo de la música una trinchera de lucha popular. A través de sus canciones recogió el sufrimiento del pueblo ante la desigualdad social de la época. Quienes se identificaron con sus profundas letras, lo convirtieron en el «Cantor del Pueblo».
Mercedes Sosa afirmó sobre Alí Primera: “su canto se nutre del pueblo” pues, estaba atento a las expresiones de la cultura tradicional venezolana, con cuyos exponentes más representativos compartía escenario.
Pese a que fue definido como un cantante de protesta, él mismo aclaraba que la suya era una canción necesaria. Ante las realidades que denunciaba fue vetado por Gobiernos y medios de comunicación, por lo que Alí fundó su propio sello disquero, Cigarrón.
Entre sus influencias destacan las expresiones musicales de los pueblos de Venezuela, desde Zulia, Lara, su natal Falcón, El Llano y sus tonadas, el tambor africano y los ritmos ancestrales. En su prolífica producción musical hay golpe tocuyano, sangueo, joropo, tonada, golpe de tambor, danza, gaita de tambora y muchos más. Los ritmos y géneros musicales de la Patria toda, confluyeron en su proceso de creación.
Un cambio de paisaje

Fuente: Alba Ciudad 96.3 FM
La noche del 16 de febrero de 1985, Alí Primera cambió de paisaje. En la autopista Valle-Coche de Caracas su camioneta fue impactada por otro vehículo conducido por un joven en estado de ebriedad.
“Yo amarré los recuerdos al árbol de la noche y fui en busca del sol…». Poco antes de las tres de la madrugada de ese día, el cantautor salió de un estudio en La Guaira donde grababa un nuevo disco titulado «Por si no lo sabía». Incluiría en él una pieza dedicada a Luis Beltrán Prieto Figueroa.
Su música fue declarada Patrimonio Nacional en 2005 por el Gobierno de Hugo Chávez por ser uno de los símbolos de lucha del pueblo venezolano.
Claveles que marchan
El día de su entierro en Paraguaná su madre, Carmen Adela de Primera, llevó su flor preferida: un clavel. Ese gesto fue el germen de La marcha de los claveles rojos, actividad que se repite cada 2 de noviembre cuando, flores en mano, cientos de personas rinden homenaje al cantor del pueblo, Alí Primera y a su legado.
Los 16 de febrero de cada año se repite la marcha conmemorativa febrero, en la tierra lo vio nacer y crecer. Desde 2017, también se realiza en Caracas.
Militar en el trabajo
Un profundo compromiso político manifestó Alí Primera durante toda su vida. Su conciencia de lucha ante las injusticias lo llevó a unirse a la Juventud Comunista de Venezuela de 1959 a 1972 y en 1973 al Movimiento al Socialismo (MAS), del cual se separó en 1978.
Un año después, en 1979, funda la organización política Comité por la Unidad del Pueblo (CUP), junto a un amplio grupo de militantes, compañeros y amigos de la canción necesaria.
La principal consigna de esta organización, presente en los tres encuentros nacionales que realizaron en ese entonces fue: “Unidad permanente y revolucionaria”.
En una ocasión declaró a la prensa cubana: “yo creo que la militancia dentro de la canción, de la que habló Víctor Jara y Viglieti, no es la de militar en un partido revolucionario. Se trata de militar en el trabajo, de saber cómo es el trabajo de difícil en el barrio (…)”. Para el cantor del pueblo su militancia consistía en insistir, lo que creía era el corazón del trabajo revolucionario.
Eternas canciones
Doce discos de larga duración y dos sencillos conforman la discografía de Alí Primera. Pero resulta tarea difícil listar los temas más importantes de su amplio repertorio. No se pueden dejar de mencionar canciones como La patria es el hombre, Mamá Pancha, Canción para los valientes, No basta rezar, Los que mueren por la vida y Comandante amigo.
Entre sus temas icónicos está Techos de cartón, con el que reflejó, mediante una poética lírica, la realidad de quienes vivían en condiciones de extrema pobreza en el país. Pero son muchos los títulos cuyas sentidas letras siguen en boca de la gente de su querido pueblo. Vamos gente de mi tierra, Reverón, Alberto Lovera Hermano, Canción mansa para un pueblo bravo, Canción en Dolor Mayor, entre muchas otras.
La influencia musical de Venezuela toda se aprecia en el joropo en Tierra sin culpa, la tonada con pasaje de Cunaviche adentro, el sangueo de Tin Marín, el golpe de La Soga, la gaita de tambora Abran de la puerta, por ejemplo.
A fines de 1984, el cantor grabó de forma casera, una cinta con maquetas de los temas que publicaría en su siguiente disco, proyecto que fue interrumpido por su muerte.
Semanas después de su partida, su hermano de crianza, Esmil Padilla Rossell (José Montecano), completó el álbum póstumo junto a los hijos y la viuda del artista, álbum que llamaron “Por si no lo sabía”.
Un legado musical vivo
El legado musical de Alí Primera está vivo y su voz sigue encendiendo almas. La canción necesaria se multiplica en las voces de otros, avivando la llama de la lucha por la Patria buena donde impere la justicia, la igualdad y la equidad.
Con información de Atlas del estado Falcón, Telesur, MippCI y Actualidad RT
Escucha una selección de canciones de Alí Primera. Colección Discográfica Venezuela Plural del Centro de Diversidad Cultural
Descarga Acordes patrios. Cancionero de Alí Primera
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