En América Latina y el Caribe, a medida que se aceleran la tendencia al calentamiento a largo plazo y el aumento de nivel del mar, que supera el promedio mundial, se agravan los impactos del cambio climático en los países y comunidades locales, de acuerdo al más reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Los fenómenos meteorológicos extremos y los choques climáticos ponen de relieve el circulo vicioso que trae consigo el incremento de las temperaturas en la región, a razón de 0,2 º C por década durante los últimos 30 años, la tasa más alta de la que se tiene constancia.
Ciclones tropicales más intensos y destructivos, sequías prolongadas, crecidas y deslizamientos de tierra por las fuertes lluvias, las inundaciones, largas olas de calor e incendios forestales sin precedentes, ocurridos en 2022, han causados daños importantes a los ecosistemas, pérdidas de vidas humanas y materiales; así como el aumento de las emisiones de CO2 locales.
La OMM señala que si bien muchos de estos los fenómenos extremos estuvieron influidos por la larga duración del episodio La Niña, también son característicos del cambio climático provocado por la actividad humana. Respecto al nuevo episodio de El Niño, el organismo advierte sobre su incidencia en la subida de las temperaturas y más fenómenos meteorológicos extremos.
Destaca el documento la relevancia de la iniciativa mundial Alertas Tempranas para Todos para proteger vidas y medios de subsistencia. Además, la importancia de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales y de los centros regionales sobre el clima para apoyar la adaptación al clima y la mitigación de sus efectos.
“Circulo vicioso” del cambio climático
Para ejemplificar el círculo vicioso de los impactos crecientes del cambio climático en la región, el informe titulado “Estado del Clima en América Latina y el Caribe 2022” y presentado el pasado mes de julio, especifica lo ocurrido como consecuencia de las largas sequías, los incendios forestales y el deshielo de los glaciares.
El descenso de la producción hidroeléctrica en amplias zonas de América del Sur, debido a la sequía prolongada, generó que la demanda de combustibles fósiles aumentara significativamente en una región que tiene un gran potencial sin explotar de energías renovables.
Por otra parte, las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron los máximos niveles de los últimos 20 años, provocando que las temperaturas fueran aún más altas, debido a los períodos de incendios forestales sin precedentes, en pleno verano de 2022, provocados por la combinación del calor extremo con la sequedad de los suelos.
Otro evento que ocurrió en ese mismo período, fue pérdida casi total del manto de nieve en los glaciares de los Andes centrales. Esto ocasionó, a su vez, que las capas más sucias y oscuras de éstos absorbieran más radiación solar, acelerando del deshielo.
Lo más relevante
– Las temperaturas: El período 1991- 2022 mostró una tendencia media al calentamiento de 0,2 °C por década, la más alta registrada desde que se empezaron a utilizar los períodos de mediciones de referencia de 30 años en 1900. Sin embargo, para América Latina y el Caribe el año 2022, en conjunto, no fue tan cálido como 2021 debido al efecto de enfriamiento del trienio de La Niña.
-El nivel del mar, por otra parte, continuó subiendo a un ritmo mayor en el Atlántico Sur y el Atlántico Norte subtropical con respecto a la media mundial. Incremento que amenaza a una gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en las zonas costeras, pues contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de inundaciones costeras.
-Los ciclones tropicales ocasionaron graves daños en América Central y el Caribe, particularmente los huracanes Fiona, Lisa e Ian.
-Las crecidas y los deslizamientos de tierra, producto de las intensas lluvias, causaron cientos de pérdidas de vidas humanas y económicas. Como ejemplo refieren los dos desastres provocados por las precipitaciones que devastaron Petrópolis, estado de Río de Janeiro (Brasil), con un saldo de 230 muertes en tan solo unas semanas de febrero y marzo.
-La sequía prolongada perjudicó la agricultura, la energía, el transporte y el abastecimiento de agua en varias zonas de América Latina y el Caribe. “En el Brasil, el índice de producción agrícola cayó un 5,2 % en el primer trimestre de 2022, con respecto al mismo período de 2021, debido a la disminución de la producción de soja y maíz”, indica el mencionado documento.
En la cuenca del Paraná-Plata, uno de los principales graneros del mundo ubicado al sureste de América del Sur, se sufrió la peor sequía desde 1944. El bajo caudal de los ríos dio origen al descenso de la producción hidroeléctrica y obligó a sustituir las fuentes de energía hidroeléctrica por combustibles fósiles. Por otra parte, 2022 fue el cuarto año más seco jamás registrado en Chile, que sufre una megasequía desde hace 14 años, la más larga y grave de la región en más de 1 000 años.
-Olas de calor e incendios forestales: La región meridional de América del Sur sufrió largas e intensas olas de calor en enero, noviembre y diciembre de 2022. “Las temperaturas excepcionalmente altas, la baja humedad del aire y la grave sequía dieron lugar a períodos de incendios forestales sin precedentes en muchos países suramericanos. Tanto Argentina como el Paraguay registraron, en enero y febrero, un aumento de más del 250 % en el número de zonas críticas detectadas con respecto al promedio de 2001-2021″, señala el informe.
-Las emisiones de CO2, originadas por los incendios forestales, fueron las más altas de los últimos 20 años. Bolivia y Chile también experimentaron un enorme aumento de los incendios forestales durante las olas de calor de noviembre y diciembre de 2022.
“Las emisiones globales en la Amazonia brasileña se acercaron al promedio de 2003-2021. No obstante, el estado de Amazonas experimentó las mayores emisiones totales de la temporada de incendios de julio a octubre de los últimos 20 años, que ascendieron a algo más de 22 megatoneladas, casi cinco megatoneladas más que el valor máximo anterior de 2021”, precisa el document0.
Con información de OMM – Estado del Clima en América Latina y el Caribe 2022
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