¿Por qué es importante comprender las causas de que unas plantas se prendan más rápido que otras y el fuego se propague con mayor intensidad? Un conocimiento más profundo sobre la química de la vegetación puede ayudar, sin duda, a entender cómo arde y, por ende, a mitigar riesgos con aportes a las estrategias de prevención; así como a un mejor abordaje de los incendios forestales.
Son diversos los factores que inciden en el desarrollo e intensidad de los incendios forestales. Por un lado, el cambio climático cuyos efectos (subidas de las temperaturas, las olas de calor, el aumento de la desertización, sequías extremas, etc.) potencian su aparición, propagación y virulencia. Además, la cantidad de plantas presentes en los territorios y la continuidad de la vegetación (material combustible).
Pero hay otro factor importante que, hasta ahora, no ha sido lo suficientemente estudiado: la inflamabilidad de las plantas. Se sabe que no todas las plantas arden de la misma manera y hasta ahora los estudios sobre el tema se han focalizado en los terpenos volátiles, “compuestos químicos de bajo punto de inflamación y elevado contenido calórico, que forman parte de los aceites esenciales de muchas plantas”. Éstos son causantes del aroma de la lavanda, de los pinos y de los eucaliptos, entre otras especies.
Sin embargo, una investigación reciente llevada acabo por un grupo de científicos en el ecosistema mediterráneo chileno, identificó nuevos compuestos volátiles tras analizar nueve especies de árboles nativos y exóticos.
Explorando los compuestos volátiles de las hojas de las plantas
Identificar qué componentes químicos, además de los terpenos, presentes en hojas frescas de especies leñosas nativas y exóticas de la ecorregión mediterránea chilena, estaban contribuyendo a la inflamabilidad de las plantas y determinar si existe variabilidad entre ellas con respecto a su composición química orgánica volátil, fue el primero de los objetivos del grupo de científicos de Chile, España y Alemania, académicos todos de distintas universidades del país suramericano e investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad algunos de ellos.
El segundo objetivo del estudio, titulado “Desentrañando la química de la inflamabilidad de las plantas: explorando el papel de los metabolitos secundarios volátiles más allá de los terpenos”, fue evaluar la relación entre los compuestos secundarios volátiles identificados y la inflamabilidad de las hojas, cuantificando esta última mediante diferentes métricas.
Para ello, los investigadores analizaron en el laboratorio nueve que habitan en esta ecorregión del Chile central: Peumo, quillay, naranjillo, litre, pino radiata, eucaliptus, lingue y dos especies de aromo.
Los investigadores destacan lo novedoso del estudio publicado en la revista científica Forest Ecology and Management, pues la identificación de nuevos compuestos volátiles amplía el conocimiento sobre la fitoquímica de especies nativas y no nativas en Chile. “Esto es relevante porque contribuye a nuestra comprensión de cómo las especies vegetales responden al fuego”, afirma Korina Ocampo, una de las autoras. del trabajo e investigadora posdoctoral del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Universidad de Concepción
Importantes hallazgos, la química tras los incendios forestales
Tras la realización de distintos experimentos el grupo de científicos contabilizó 118 compuestos químicos volátiles en el total de las nueve especies estudiadas.
La investigación también evidenció que las hojas ricas en los compuestos llamados cetonas y aldehídos arden con mayor frecuencia. Esto ocurre incluso a temperaturas relativamente bajas y las llamas que producen liberan mayor energía durante más tiempo.
Mientras que las hojas con alta concentración de compuestos aromáticos y volátiles, por el contrario, arden con menos frecuencia tras acercarle una llama, requieren mucho tiempo para prender y su combustión dura poco.
Por otra parte, encontraron que las especies con hojas menos inflamables, como el litre (Lithrea caustica) y el quillay (Quillaja saponaria), son aquellas con alto contenido en hidrocarburos alifáticos.
Pinos y eucaliptos
El estudio reveló además algo sorprendente respecto al eucalipto blanco (Eucalyptus globulus) y el pino insigne (Pinus radiata), especies exóticas en Chile, aunque ambas tienen la mayor concentración de terpenos, sus hojas no fueron las más inflamables. A pesar de estos resultados, no se debe interpretar que las plantaciones forestales de eucalipto o pino arden con dificultad, es todo lo contrario. Los incendios forestales que devastaron el centro-sur de Chile en 2017 y 2023, afectaron preferentemente a las plantaciones forestales de estas especies.
Sobre las plantaciones de eucalipto y pino, Korina Ocampo precisa que estas especies generan una abundante hojarasca que arde con facilidad. “Además, acumulan ramas, hojas y/o cortezas muertas que favorecen que el fuego suba hacia la copa de los árboles, ayudando con eso a propagar el fuego. Pero, sobre todo, la gran extensión, densidad, homogeneidad y continuidad de estos plantíos, no solo facilita que los incendios se propaguen rápidamente, sino que alcancen grandes dimensiones.

Eucaliptus
El hecho de que algunas especies nativas puedan ser tan inflamables o incluso más que las no nativas, no disminuye el riesgo de incendio asociado con las plantaciones forestales. “Es crucial considerar no sólo la alta inflamabilidad, sino también factores como la cantidad y disposición del material combustible, que pueden aumentar el riesgo de incendios más intensos y severos”, explica Ocampo.
Susana Paula, otra de las autoras del estudio, ecóloga del fuego e investigadora principal IEB y de la Universidad Austral de Chile, refiere que se debe “considerar el pardeamiento del bosque de Chile central de hace unos años, que produjo una cantidad de hojarasca brutal y eso es combustible perfecto para un incendio. Si el bosque estuviera sano, el problema sería menor. Por eso, cuando hay degradación o sequía en los bosques, las condiciones se vuelven más adversas”.
Comprender cómo se quema la vegetación para mitigar los riesgos
En este contexto, indica Paula, los resultados obtenidos en la investigación son sólo una pieza para comprender cómo se quema la vegetación. “Lo que tenemos muy claro, es que lo más importante para que haya incendio es la cantidad y continuidad del combustible, y que además esté seco. Si además es muy inflamable, tenemos los ingredientes perfectos para que se propague el fuego”, agrega.
Sobre la contribución los recientes hallazgos al abordaje de los incendios forestales en Chile; así como la posibilidad de mejorar las estrategias de prevención y mitigación, los autores la información resultante del estudio puede emplearse para la creación de sensores con capacidad de detectar y cuantificar en el aire los compuestos volátiles relacionados con la inflamabilidad de las plantas (terpenos, cetonas y aldehídos). Esto podría mejorar los sistemas de alerta temprana de riesgo de incendios forestales significativamente.
Destacan además que este conocimiento es fundamental para conocer el comportamiento de los incendios forestales, apoyar la prevención de éstos e implementar estrategias efectivas para reducir el riesgo. “Estas estrategias pueden ser utilizadas por juntas vecinales, entidades oficiales y tomadores de decisiones para diseñar y gestionar los territorios de manera precisa y efectiva”, afirma Ocampo.
Con información de Forest Ecology and Management, Instituto de Ecología y Biodiversidad y The Conversation
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