Desde Brasil llega una solución para cultivar en los techos: la primera teja hidropónica del mundo. Fue creada por un ingeniero agrónomo con el objeto de convertir los tejados en cultivos capaces de alimentar a la población urbana.
En la teja creada por Sérgio Rocha pueden crecer tomates, calabacines, fresas e incluso arroz, frijoles, avena y maíz, en el techo de una casa.
El sistema, más ligero que una teja convencional, es automatizado y a prueba de filtraciones. El agricultor urbano puede controlar a distancia la humedad, el contenido de fertilizantes, el consumo de agua, la temperatura y el pH.
El origen de la idea
A pesar del gran potencial de transformación de los llamados techos verdes, hoy solo alcanzan menos del 1% del mercado mundial de techos.
Entre las razones que han dificultado cultivar en techos verdes convencionales es la imposibilidad instalarlos sobre tejas de arcilla o fibrocemento, pues estos materiales no soportan sobrecargas permanentes y pueden romperse con el tiempo. De allí surgió la idea de desarrollar la primera teja hidropónica del mundo.
“Estamos empezando a darnos cuenta de que las tecnologías existentes son cubiertas de losa y techos ya impermeabilizados. Así que decidimos crear un producto que simplificara la instalación y cumpliera la función de una teja”, afirma Sérgio Rocha, ingeniero agrónomo y creador de la primera teja hidropónica.
El largo proceso, que comenzó en 2012 y cuatro años después, en 2016, el proyecto fue seleccionado por el programa Ciudades Inteligentes – Ciudades Sostenibles de la Fundación de apoyo a la investigación de São Paulo (Fapesp).
Rocha afirma que con esta innovación se busca ampliar las posibilidades de la agricultura urbana y producir vegetales en mayor escala, ocupando productivamente estos espacios vacíos dentro de las ciudades.
Al tratarse de un sistema de cultivo hidropónico, las posibilidades son infinitas afirma el ingeniero agrónomo.
¿Cómo funciona la teja hidropónica?
Mediante el sistema de cultivo hidropónico, en vez de crecer en tierra, las raíces reciben una solución nutritiva equilibrada disuelta en agua con todos los elementos necesarios para el desarrollo de las plantas. Éstas pueden crecer directamente sobre una solución mineral, o en un sustrato o medio inerte.
Para cultivar en los techos con la primera teja hidropónica, el Instituto Cidade Jardim de Brasil reinventó un producto que ya existía: las baldosas cerámicas sándwich.
Tomando como inspiración las pequeñas aberturas presentes en la epidermis de las plantas, surgió la idea de hacer agujeros para insertar semillas y plantas. Así como los tejidos vegetales conducen la savia, unas mangueras de goteo distribuyen el agua internamente por capilaridad.
Esta primera teja hidropónica combina un circuito integrado de riego, con sistemas de riego de bajo caudal e irrigación. El agua es recirculada, evitando así la pérdida de nutrientes. Así cuando el riego está desconectado, el sistema permite la condensación de las gotas de la humedad del aire, con lo que es capaz de producir agua en pequeñas cantidades, contribuyendo a la reducción del consumo de ésta.
Cosecha urbana
Kaatop es el nombre que su creador dio a la primera teja hidropónica del mundo. Proviene de la palabra Kaá (Ka’a) en tupi guaraní, lengua de los pobladores originarios del Amazonas, que significa hoja, arbusto, bosque.
Con estas tejas se podría cultivar por cada metro cuadrado hasta 20 plantas. En pruebas realizadas en Italia se logró cosechar siete kilos de granos de trigo en solo 35 metros cuadrados.
Si se toman en cuenta los 400 gramos diarios de consumo de hortalizas y verduras recomendados por la FAO, la producción de pocos metros cuadrados en las tejas hidropónicas, sería suficiente para satisfacerlas.
Dependiendo del cultivo, las cifras pueden ser mucho más altas. Por ejemplo, en áreas más grandes como el techo de un centro comercial, una fábrica o una escuela, con 10.000 metros cuadrados, se podría obtener una producción de dos toneladas en una cosecha.
El sistema de la primera teja hidropónica del mundo también posibilita crear jardines ornamentales, tanto en techos verdes como en jardines verticales.
A toda prueba
Las cualidades impermeables de la primera teja hidropónica, fue probada por el Instituto de Investigación Tecnológica (IPT). “No se encontró ni una gota, ni con simulación de lluvia y viento fuerte, ni con el sistema de riego propio “, explica el ingeniero Rocha.
Es posible ver las tejas en pleno funcionamiento en la sede del Instituto Cidade Jardim en Itu, municipio de São Paulo, donde se prueban varios cultivos agrícolas y revestimientos. Además de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sorocaba, donde se realizaron pruebas de automatización.
También se han hecho pruebas en la Universidad de Bolonia, Italia, y en Alemania a través del grupo de investigación de la Universidad Técnica de Berlín y del Centro de Excelencia en Cubiertas Verdes de Neubrandemburg.
La tecnología de Kaatop, la primera teja hidropónica del mundo, estará disponible inicialmente en Brasil y posteriormente en otros países.
Ventajas de la primera teja hidropónica
El modelo de teja hidropónica es más ligero que una baldosa o teja convencional y a prueba de filtraciones. Otra ventaja es que no requiere de una membrana impermeabilizante debido a que la superficie del techo, queda sellada por la propia colocación de las tejas.
En cuanto a la carga, el sistema de teja hidropónica soporta hasta 120 kilogramos por metro cuadrado.
Por si fuera poco, todo el sistema está automatizado, de tal manera que el agricultor urbano puede controlar a distancia la humedad, el contenido de fertilizantes, el consumo de agua, la temperatura y el pH.
Además, con la primera teja hidropónica se incrementa la posibilidad de éxito de los cultivos, al ser menos vulnerables a elementos externos, como las inclemencias meteorológicas, porque puede incluso soportar el granizo.
No se pueden dejar de lado las ventajas y beneficios que ofrecen en general los cultivos hidropónicos. Entre ellas destacan el ahorro de recursos, fundamentalmente de agua, gracias a la reutilización; la estabilidad de la producción a lo largo del año y la producción de alimentos más seguros, sin productos químicos y con menor riesgo de las enfermedades que se producen en los cultivos en tierra.
Esta innovadora teja ofrece sin duda una oportunidad para transformar la superficie urbana en suelo fértil para cultivar en armonía con el medio ambiente.
Con información y fotografías de Ecoinventos, Infocampo y Kaatop.
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