Llega la navidad y con ella se desboca el consumismo, con las consecuencias predecibles para el medio ambiente. Factores como el gasto energético, la generación de residuos y el desperdicio alimentario crecen exponencialmente en todo el mundo, en este momento, la Tierra no se puede permitir más excesos humanos.
El planteamiento no reside en olvidar nuestras tradiciones, desechar las fiestas y la alegría de estos días, lo que podemos y debemos hacer es tomar conciencia de las consecuencias de nuestras acciones en el ambiente, y comenzar a tomar medidas para aportar a las soluciones y no a aumentar el problema. Con ello estaríamos dando al planeta una feliz navidad.
Mayor gasto energético
Las celebraciones navideñas traen consigo el incremento del consumo de energía eléctrica debido al uso de luces y decoraciones. Como consecuencia se afecta el medio ambiente al aumentar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y contribuir a la producción de gases de efecto invernadero.
Desde hace una década, científicos del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (Suecia) calcularon que solo en los tres días de navidad, se pueden llegar a emitir hasta 650 kilos de CO2 por persona, en los países con más consumo del mundo.
Y, aunque de un tiempo a esta parte, las decoraciones son menos ostentosas y usan tecnologías como el LED que ahorran hasta un 40% del consumo, las vistosas iluminaciones navideñas en calles y vidrieras, destinadas a incentivar las compras, en fachadas y en los hogares, incrementan el gasto de electricidad durante las fiestas decembrinas.
Las decoraciones con luces en las casas, aunque traen calidez y alegría, también aumentan las facturas, y la exigencia de producción eléctrica. En países donde la generación depende de combustibles fósiles se dispara la contaminación.
Sin dejar de decorar el hogar con motivos festivos, una vez conscientes del problema podemos tomar pequeñas medidas efectivas como: preferir decoraciones de menos gastos energético como luces con tecnología LED, no dejar encendidas la colocadas en balcones y ventanas durante toda la noche, colocar controles de encendido en los aparatos, entre otras.
Más residuos, más contaminación
Durante la temporada navideña, los residuos superan a los que producimos el resto del año. Se estima que la generación media diaria de basura por individuo, pasa en estas fechas de 1,4 a 2 kilos, en un mundo que aún no asume el reciclaje como forma de vida.
Está comprobado que el consumo de bebidas aumenta de forma excepcional y debido a esto las cantidades de envases plásticos, enlatados, o de vidrio, se multiplican de manera alarmante y su forma de desecharlos no suele ser la adecuada.
Regalos, excesos de comida, papeles para envolver, plásticos de un solo uso y otros desperdicios se multiplican durante la época festiva para agredir aún más, a un planeta ya saturado.
Acumulación de baterías
En navidad el consumo de baterías electrónicas de todo tipo se incrementa cada año, debido a la adquisición, cada vez mayor, de aparatos electrónicos para obsequios.
Las baterías no pueden ser eliminadas como cualquier residuo orgánico o en cualquier espacio porque afecta al medio ambiente de manera irremediable, debido a las sustancias tóxicas que contienen y 30% de éstas causan daños en el suelo y el agua al ser derramadas, afectando la salud de las personas.
Como referencia varios estudios indican que una pila de mercurio puede contaminar 600 mil litros de agua.
Fuegos contaminantes y amenazantes
Investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés) determinaron que los fuegos artificiales producen contaminantes atmosféricos como el perclorato de sodio, que puede afectar la tiroides. Las concentraciones de este químico, entre 24 y mil veces mayores a los niveles normales, afectan a los microorganismos y la fauna.
Al momento de la explosión de los fuegos artificiales, los metales pesados se dispersan en la atmósfera y caen en la tierra en forma de aerosoles sólidos. Al ser inhalados pueden producir enfermedades respiratorias. También pueden causar, a largo plazo, problemas de salud como ataques de asma, afecciones cardíacas, accidentes cerebro-vasculares e incluso, la muerte.
Otro elemento que se ha hecho popular en las celebraciones de los últimos años, son los globos luminosos (inspirados en las tradicionales linternas chinas). Son elaborados en papel de seda y se lanzan encendidos al aire. Cuando alcanzan altura y se entremezclan con otros materiales, podrían generar incendios. En algunos países como Venezuela, Brasil, Colombia y China está prohibida su venta.
Aunque el papel del globo no hace combustión, la tableta de parafina que tiene conserva el calor y puede quemar otros materiales e iniciar un incendio forestal. Además genera más residuos.
Decoraciones y regalos nada ecológicos
En general las decoraciones de las fiestas no son beneficiosas para el ambiente. Tomemos como ejemplo el árbol de navidad. Por un lado la tala de árboles reduce la cantidad de ellos que generan oxígeno y afecta los suelos, y adicionalmente generan más problemas al ser desechados.
La alternativa de los árboles artificiales es incluso más perjudicial, pues para fabricarlos se utilizan productos de petróleo (PVC), con la consiguiente generación de subproductos tóxicos, y requieren un gasto importante de recursos en su producción, transporte y embalaje. Además al desecharlos no pueden ser reciclados.
En cuanto a los regalos, cuando se proliferan hay dos cosas inevitables: los presentes no deseados se convierten en desechos, y el aumento de producción de las empresas para cumplir con la demanda en cada temporada.
Una buena parte de las mercancías específicas para la Navidad, producidas en línea cada año, no se venden y acaban en liquidaciones o en los basureros. Si a esto le sumamos los montones de envases, cartones, plásticos y papeles de regalo desechados, nos hallamos ante un aumento dramático en la cantidad de basura que no será reciclada.
La cantidad de papel de envolver utilizada cada año, junto con el número de tarjetas de navidad, requiere que se sobreexploten los recursos forestales, agrava aún más la deforestación de los bosques y selvas, además de generar mayor cantidad de residuos.
El uso de automóviles, trenes, aviones y otros medios de transporte para desplazarse en fiestas navideñas, contribuye también a aumentar la huella de carbono durante el período festivo.
Demos al planeta un regalo
La navidad es también una época oportuna para la reflexión, y qué mejor momento para detenernos a pensar en la madre tierra, la que nos da vida y que requiere, con urgencia, nuestra atención.
El mejor regalo para la Pachamama debe partir de una toma de conciencia colectiva. Evaluar y modificar nuestros hábitos de vida, es la única manera de desacelerar la afectación del ser humano sobre el medio ambiente.
Es posible tener unas fiestas con costos ambientales menores empleando luces LED, cocinando la cantidad justa para satisfacer a los comensales, reduciendo al mínimo el uso del automóvil, optando por regalos ecológicos envueltos en papel reciclado, buscando alternativas naturales para decorar la casa y trabajando por reciclar correctamente todos los desechos. Con acciones como estas, le daremos sin duda, una feliz navidad al planeta.
Con información de Telesur, Ecoticias y Ambientum
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