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Dos fósiles ayudan a entender cómo se desertificó el Sahara

por Haiman El Troudi
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Dos fósiles ayudan a entender cómo se desertificó el Sahara

El desierto del Sahara fue un paraíso húmedo. El hallazgo de dos fósiles ha permitido aportar información sobre su proceso de desertificación, al arrojar luces acerca de los cambios climáticos que provocaron que el norte de África se englobe dentro de la región Paleártica, junto a Europa y zonas de Asia y la península arábiga, y no en la Afrotropical, como cabría esperar.

Fue en el yacimiento arqueológico y paleontológico de Oued el Haï, ubicado al noreste de Marruecos, donde un grupo de científicos encontró fósiles de un uro (Bos primigenius), que es una especie de bisonte herbívoro, y el antecesor del rinoceronte blanco (Ceratotherium simum), los cuales vivieron hace unos 57.000 a 100.000 años.

El estudio de cómo estuvieron distribuidos y las características de su hábitat, apuntala la teoría según la cual el desierto del Sahara empezó a crearse hace millones de años, en un proceso condicionado por las fluctuaciones de los ciclos climáticos que también provocaron los períodos glaciales en Europa, en contraposición a la otra hipótesis existente, la cual refiere que esta desertificación ocurrió en cuestión de un par de siglos.

Un viaje en el tiempo

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De acuerdo al trabajo publicado en la revista ‘Historical Biology’, los fósiles de parte del esqueleto de la mano correspondiente a la palma (metacarpos) y a parte del cráneo del antecesor del rinoceronte blanco actual (Ceratotherium simum), han permitido viajar en el tiempo con bastante exactitud y establecer el momento en el que éste ocupó el hábitat del Ceratotherium mauritanicum, otra especie de rinoceronte que era más antigua y menos robusta.

Vale destacar que, gracias a los fósiles, es posible que los paleontólogos reconstruyan cómo eran los animales y las plantas en épocas pasadas, así como las características del clima en ese momento determinado.

Dos fósiles ayudan a entender cómo se desertificó el Sahara

En este sentido, el yacimiento Oued el Haï tiene el registro más antiguo y bien documentado del ancestro del rinoceronte blanco. Según el estudio, su dispersión hacia el norte de África, donde reemplazó a C. mauritanicum, ocurrió en uno de los dos períodos con una climatología más húmeda, en los que el Sahara tenía una vegetación adecuada para su supervivencia, por lo que se le llamaba el Sáhara Verde, (hace unos 80.000 a 85.000 años o entre105.000 y 100.000 años).

Destacan los investigadores que la biogeografía y los fósiles ayudan a averiguar cómo evolucionó el clima en la región y mejorar los modelos predictivos para los modelos climáticos futuros.

Análisis geomorfológico y geológico

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El valle donde se han encontrado los fósiles del uro (Bos primigenius) y el rinoceronte blanco (Ceratotherium simum) fue objeto de un análisis geomorfológico y geológico. Con el primero se ha estudiado la distribución de los seres vivos, tanto en el tiempo como en el espacio, considerando también los procesos que dieron lugar a dicha distribución; mientras que con el segundo se ha identificado fallas, fracturas, zonas fuertemente plegadas y estructuras volcánicas.

Previamente, la zona fue estudiada a través de vuelos fotogramétricos con dron, a partir de los cuales se pudo cartografiar y analizar la posición geomorfológica de los fósiles en el yacimiento de Oued el Haï: una terraza fluvial baja, cuyas características indican un valle de altiplano de poca capacidad de incisión, que favoreció su conservación a través de los siglos.

A medida que se descubren fósiles en diferentes yacimientos, los paleontólogos van reconstruyendo cómo eran los animales y las plantas en épocas pasadas. Pero además obtienen información sobre cómo era el clima, ya que, si un ser vivo habitó una zona concreta es porque en ese momento se cumplían las condiciones de humedad y temperatura para poder sobrevivir.

Evolución del poblamiento humano

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El descubrimiento de los dos fósiles que ha nutrido la información sobre el proceso de desertificación del desierto más extenso del mundo, se enmarca en la investigación “Evolución del poblamiento humano durante el Cuaternario en Marruecos Oriental: Aïn Beni Mathar-Guefaït (Provincia de Yerada)”, en marcha en esa región desde el año 2006.

A la fecha, más de 30 yacimientos con una gran cantidad de restos arqueológicos han sido localizados e identificados gracias a este proyecto destinado a profundizar los conocimientos sobre el poblamiento humano en el Magreb (región que incluye a Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos, Sáhara Occidental y Túnez), cuya importancia radica en que permiten reconstruir el clima y el paisaje de la zona en la que se produjeron las ocupaciones humanas durante el Pleistoceno superior.

El hallazgo de los referidos fósiles fue publicado en la revista Historical Biology por un equipo internacional en el que participan el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y la universidad Mohamed Premier de Oujda.

¿El Sahara Verde otra vez?

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El período del Sahara verde no sólo ocurrió entre hace 5.000 a 10.000 años, también pasó hace unos 125.000 años, época en la que no hubo interferencia humana, pero en la que sí ocurrió la transición de zona húmeda a árida.

Los humanos pudieron haber tenido alguna influencia en la desertización del Sahara verde, pero no era lo único que estaba ocurriendo. Ahora es un área en la que no es posible la vida para la mayoría de los grandes mamíferos. Saber cuáles especies poblaron la región y en qué momento, permite averiguar cómo se fue produciendo su desertificación, así como los lapsos temporales en los que los diferentes seres vivos pudieron habitarla y migrar a otras zonas.

Se afirma que el fenómeno del Sahara verde es cíclico, por lo que podría suponerse que, en unos miles de años, el ciclo se repetirá. De ser así, tendría que tomarse en cuenta la actividad humana del mundo moderno. El problema ahora son las fuerzas antropogénicas, la influencia humana que será un efecto más, fuera de la variación natural, que podría cambiar el equilibrio tanto en el Sahara como en todo el planeta.

 

Con información de Agora Diario, Chicago Tribune, Museo Nacional de Ciencias Naturales (España), Taylor & Francis Online, Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, BBC Mundo y Naiz.

Fotografías: Agora Diario, Museo Nacional de Ciencias Naturales (España), Pasaporte para Viajar, Wikipedia y Los Viajeros del Tiempo.


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