Aproximadamente las tres cuartas partes de toda la vida terrestre y el 95% de la vida en el océano, desaparecieron en solo unos pocos miles de años. Ha sido la mayor extinción de especies biológicas del planeta Tierra; el final de la Época Pérmica y el comienzo de la Época Triásica.
Ocurrió hace unos 252 millones de años y ahora es posible conocer la cadena de hechos que lo ocasionó.
Las gigantescas actividades volcánicas en la Siberia actual y la liberación de grandes cantidades de metano del fondo marino, se han debatido durante mucho tiempo como posibles desencadenantes de la extinción del Pérmico-Triásico. Pero la causa exacta y la secuencia de eventos que llevaron a la extinción masiva, siguieron siendo muy controvertidas.
La ciencia tenía desde hace años una idea clara sobre el alcance de aquella catástrofe. Una reconstrucción de los procesos geoquímicos, con la ayuda de técnicas analíticas de vanguardia y un innovador modelado, ha permitido conocer con más detalle esta fase apocalíptica.
Modelado para determinar la catástrofe
El modelado se llevó a cabo en Alemania con la rectoría del Centro Helmholtz para Estudios del Océano, con sede en la ciudad de Kiel. Los científicos del centro de estudios, tomaron como base algunos hallazgos recientes en los Alpes italianos. Como se suele hacer en paleontología, comenzaron por los restos fosilizados de los organismos marinos llamados braquiópodos, pero con atención especial a la composición química de sus conchas y no a la evolución de las especies.
La composición química permitió detectar la presencia de los isótopos de boro y carbono en los depósitos de estas conchas capa por capa, la proporción entre estos elementos permite establecer un nivel de acidificación del océano para el periodo Pérmico tardío y estimar las inmensas cantidades de dióxido de carbono liberadas a la atmósfera, puesto que el pH del agua y el CO2 atmosférico están estrechamente ligados.
Con esta técnica, no solo se puede reconstruir la evolución de las concentraciones atmosféricas de CO2, sino también rastrearlo claramente hasta la actividad volcánica. El siguiente paso fue introducir los datos del boro en una computadora que simulaba los procesos de la Tierra en ese momento.
Los resultados mostraron que el calentamiento y la acidificación de los océanos, asociados con la inmensa inyección de CO2 volcánico a la atmósfera ya eran fatales y llevaron a la extinción de los organismos calcificantes marinos, justo al comienzo de la extinción.
Emisiones de CO2 y la extinción
Las emisiones de CO2, que se produjeron en cuestión de varios milenios, generó un fuerte efecto invernadero y calentamiento global, evento que hizo posible la extinción paulatina de casi toda la vida en los mares durante el periodo Pérmico.
Sin embargo, la tasa de emisión de CO2 que se desprende actualmente por la actividad antropogénica es catorce veces mayor que la respectiva tasa anual para el momento en que la tierra vivió la mayor catástrofe biológica en su historia, dato que resulta y parece asombroso, en esta época de cambios climáticos.
La profesora Hana Jurikova, quien lidera al grupo de científicos encargado de la investigación, ha expresado que «todas las reservas modernas de combustibles fósiles son insuficientes para liberar tanto CO2 durante cientos de años y mucho menos, como el que fue emitido hace 252 millones de años».
Por mucho tiempo, cantidades cada vez mayores de nutrientes llegaron a los océanos a través de ríos y costas, que luego se fertilizaron en exceso. El resultado fue un agotamiento de oxígeno a gran escala y la alteración de ciclos elementales completos.
Muerte desoxigenada e intoxicada
El modelo geoquímico permitió vincular aquellas inyecciones carbónicas en el medioambiente con las intrusiones del magma en Siberia, por un lado, y la disminución sustancial del pH del agua.
Las elevadas temperaturas de la superficie del mar y los cambios en la producción y la circulación de nutrientes provocaron una desoxigenación generalizada y una intoxicación esporádica, con sulfuro, de los seres vivos de la época, apagando la vida en la tierra y el mar.
¿Es posible hoy una destrucción como hace 252 millones de años?
Es posible, hace 252 millones de años se produjo un efecto invernadero, hoy ya lo tenemos. Los huracanes en cada temporada incrementan su poder, hay un aumento de las temperaturas globales. Son señales muy peligrosas, la Tierra está sufriendo.
¿Qué hacemos ante este panorama?, aprender a vivir de la naturaleza como un animal más y enseñar a convivir como un hombre más en la tierra de gracia. Se trata de no cambiar el clima, se trata de dar un giro de 180° y cambiar el sistema. En este intento de formar un nuevo ser, ya han muerto muchos no esperemos que muera la Tierra
Con información de Actualidad RT, Geomar, El Universo y La Vanguardia.
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