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El 77,6% de la superficie de la Tierra se ha vuelto más seca y árida

por Haiman El Troudi
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En los últimos 30 años el 77,6% de la superficie terrestre se ha vuelto más seca y las zonas áridas aumentaron, entre 1990 y 2020, en 4,3 millones de km², aproximadamente, un área que es casi un tercio más grande que la India y hoy cubren el 40,6% de la tierra firme,  excluyendo a la Antártida.

Así lo señalan científicos de la ONU en el informe «La amenaza mundial de las tierras secas: tendencias regionales y globales de la aridez y proyecciones futuras», preparado para la 16ª Conferencia de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha Contra la Desertificación (UNCCD).

El histórico informe advierte que para el año 2100, hasta 5.000 millones de personas podrían acabar viviendo en regiones áridas, donde los suelos agotados, los recursos hídricos reducidos y ecosistemas vitales destruidos serán la norma.

“Por primera vez, se ha logrado documentar la crisis de aridez de forma concisa, revelando una amenaza real para miles de millones de personas en todo el mundo”, señaló Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la UNCCD.

La mayoría de las áreas pasaron de húmedas a áridas

En las últimas décadas, el 7,6 % de la tierra del planeta – un área más grande que Canadá – se ha transformado en regiones más áridas (de tierras no áridas a áridas, o de clases menos secas a clases áridas más secas). La ONU señala en el documento que la mayoría de estas áreas pasaron de regiones húmedas a áridas, con graves consecuencias para la agricultura, los ecosistemas y las poblaciones locales.

Al respecto, Thiaw precisó que si bien las sequías terminan, “cuando el clima de una zona se torna más seco, se pierde la capacidad de volver a las condiciones anteriores. Los climas más secos que afectan ahora a inmensas extensiones tierras de todo el planeta no volverán a su estado anterior y esto está redefiniendo la vida en la Tierra por completo”.

Como consecuencia del aumento drástico de las temperaturas en todo el planeta debido al cambio climático, el agua existente se evapora más rápido y la atmósfera adquiere una mayor capacidad para absorberla. Esto hace que las condiciones de vida en el planeta se vuelven más difíciles, donde las áridas praderas están reemplazando a los bosques verdes, eliminando así la humedad necesaria para realizar normalmente las actividades cotidianas y la agricultura.

También advierten que, si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, otro 3 % de los humedales podrían volverse áridos a finales de este siglo. A diferencia de las sequías, las cuales se definen por períodos temporales de escasas precipitaciones, la aridez representa una transformación permanente. Sin embargo, cuando el clima de una zona se vuelve más seco, se pierde la capacidad de volver a las condiciones anteriores.

Menos la Antártida

La investigación advierte que si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, otro 3 % de los humedales podrían volverse áridos a finales de este siglo.

A diferencia de las sequías, definidas por períodos temporales de escasas precipitaciones, la aridez representa una transformación permanente. Sin embargo, cuando el clima de una zona se vuelve más seco, se pierde la capacidad de volver a las condiciones anteriores.

“Las áreas que no eran tierras secas en 1961-1990, pero que se convirtieron en tierras secas en 1991-2020, están presentes en todas las macrorregiones excepto en la Antártica. Las tierras secas son áreas donde la cantidad de lluvia es inferior al 65 % de lo que potencialmente puede ser evaporado, y engloba todas las tierras con climas hiperáridos, áridos, semiáridos y secos subhúmedos.  Áreas no secas, con precipitaciones superiores al 65 % de la evaporación potencial, son consideradas húmedas”.

Regiones del mundo más afectadas

Una de las consecuencias más evidentes de la aridez es la migración forzada. Cuando la tierra se vuelve no apta para vivir, comunidades enteras, que enfrentan escasez de agua y colapso agrícola, se ven obligadas a abandonar sus hogares, generando desafíos sociales y políticos en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, a las sequías periódicas y la desertificación ocurridas en Brasil entre 1960 y 1980 se les atribuyó la emigración de más de 3 millones de personas.

El uso destructivo de la tierra y la mala gestión de los recursos hídricos son otros aspectos que deben ser considerados ya que debido a ello, 3.000 millones de personas y más de la mitad de la producción mundial de alimentos se enfrenten a situaciones de crisis “sin precedentes” en sus sistemas hídricos, según un estudio reciente.

El continente europeo, el oeste de EEUU, Brasil, Asía oriental y África central son las zonas más afectadas, según el análisis. Al día de hoy, 40% de las tierras agrícolas y 2.300 millones de personas están afectadas por la aridez. Todo esto, podría ocasionar incendios forestales más intensos, un colapso de la agricultura y migración masiva.

Sobre esto el científico jefe de la UNCCD, Barron Orr, señaló que “si no se hace algo para cambiar la situación en el mundo, miles de millones de personas se enfrentan a un planeta y un futuro marcado por el hambre, olas migratorias masivas y el declive económico global”.

“Solo si adoptamos soluciones innovadoras y fomentamos la solidaridad mundial, la humanidad puede hacer frente y superar este desafío. La cuestión no es si tenemos las herramientas para responder, sino si tenemos la voluntad de actuar”, dijo Orr.

 

Con información de UNCCD, Meteored, Sputnik y Wired


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