El derretimiento del hielo terrestre está provocando que el nivel del mar aumente 3,1 mm al año. Debido a la intervención humana, nuestro azul salado está cambiando a un punto alarmante por lo que está y continuará afectando a todos los seres vivos del planeta.
Así lo refleja el quinto Informe sobre el estado de los océanos del ‘Copernicus Ocean State Report’, elaborado por el Copernicus Marine Service. En él se alerta que la altura promedio de los océanos podría subir hasta 1,1 metros para 2100. En pocas palabras, los océanos se están calentando, el hielo del planeta se está derritiendo con todas las implicaciones que esto significa para mantener las actuales condiciones de vida en el mundo.
Los océanos a nivel global se han calentado sin pausa desde 1970. Los mares han absorbido más del 90% del calor extra, generado por la actividad humana en las últimas décadas y la velocidad, a la que se ha incorporado ese calor, se duplicó desde 1993.
Antes, los océanos subían principalmente por expansión térmica debido al calor. El aumento en el nivel del agua se debe ahora, fundamentalmente, al derretimiento del hielo en Groenlandia y Antártica, según el informe. La pérdida de hielo antártico entre 2007 y 2016, se triplicó en comparación con los 10 años anteriores.
¿Qué causa el aumento del planeta azul?
De acuerdo a los científicos, el preocupante aumento del nivel del mar está vinculado a tres factores, todos ellos inducidos por el cambio climático actual. El primero es la dilatación térmica: Los océanos, al calentarse, se dilatan y ocupan más espacio; alrededor de la mitad del incremento del nivel que se produjo a lo largo del siglo pasado, es atribuible a este hecho.
El segundo factor es el deshielo de los glaciares y de los casquetes polares, que sí bien se derriten de forma natural en verano, ahora la cantidad de hielo que pasa a líquido en esta época ha aumentado por el calentamiento global. Esto provoca, además, que las nevadas hayan disminuido debido a que los inviernos se retrasan y las primaveras se adelantan. Con tal desequilibrio, incrementa la escorrentía frente a la evaporación de los océanos, por lo que el nivel del mar se eleva.
Como tercer elemento, destaca el ritmo acelerado de derretimiento de las enormes placas de hielo que recubren Groenlandia y la Antártida por el aumento del calor. En tal sentido, el agua dulce generada por la fusión en la superficie y el agua de mar bajo su superficie, se están filtrando por debajo de las placas de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental, lubricando las corrientes de hielo y provocando que éstas se deslicen con mayor rapidez hacia el mar.
Monitoreando el incremento de los océanos
Los indicadores claves de monitoreo de los océanos se agrupan en tres conjuntos. Océano azul, donde se dan los cambios sin precedentes; esto tiene un gran impacto tanto en el bienestar humano como en el medio marino. Las temperaturas del mar en la superficie y el fondo marino están aumentando en todo el mundo, y el nivel del mar sigue subiendo a un ritmo alarmante: 2,5 mm al año en el mediterráneo y hasta 3,1 mm al año a nivel mundial. Destacando el fenómeno llamado ‘acqua alta’ en Venecia.
En la famosa ciudad italiana, en noviembre de 2019, un nivel medio del mar inusualmente alto, una fuerte marea de primavera y condiciones climáticas locales y regionales extremas se combinaron para causar picos de marea excepcionales, cuando los niveles de agua aumentaron a un máximo de 1,89 metros. Este fue el nivel de agua más alto registrado desde 1966 y más del 50% de la ciudad se inundó.
Océano verde: este indicador se refiere a la contaminación por nutrientes de actividades terrestres como la agricultura o la industria, con efecto devastador en la calidad del agua del océano y consecuencias potencialmente graves en los entornos costeros y la biodiversidad marina, al provocar una reducción en los niveles de oxígeno en el agua e incluso, bloquear la luz solar natural.
Con relación al tercer indicador, Océano blanco, el informe revela que el hielo marino del Ártico se mantiene muy por debajo de la media y está disminuyendo a un ritmo alarmante. Durante los últimos 30 años, esta capa de hielo ha disminuido constantemente en extensión y espesor. Desde 1979, la capa de septiembre (el mínimo del verano) se ha reducido en un 12,89% cada década, con mínimos históricos en los últimos dos años. Los científicos alertan que esta continua pérdida podría contribuir a un mayor calentamiento, a la erosión de las costas árticas y cambios en los patrones climáticos globales.
Consecuencias del aumento del nivel del mar
La primera consecuencia del aumento del nivel del mar, es que el agua invadirá cada vez más las zonas costeras, provocando la erosión del terreno y amenazando campos de cultivo, viviendas o zonas de ocio. Se inundarán humedales y se contaminarán acuíferos con pérdida de hábitat para peces, pájaros, plantas y muchas otras especies.
Un mar con un nivel más alto provoca temporales, desata tormentas de gran intensidad y otros fenómenos atmosféricos de mayor envergadura, que pueden ser una verdadera amenaza para las poblaciones que se encuentren a su paso.
En la vertiente social, la amenaza constante de la subida del nivel del mar pone en el ojo del huracán a cientos de millones de personas que viven en comunidades costeras e islas, quienes se verán obligadas a abandonar sus hogares y a mudarse a otra zona, con el correspondiente problema demográfico. Esto es conocido como migración forzosa derivada del cambio climático.
Unas 745 millones de personas vivirán las próximas décadas expuestas a inundaciones, mareas ciclónicas y otros fenómenos extremos cada vez más frecuentes y devastadores para la vida humana y el medio ambiente. Esto afectará la calidad del agua potable y de regadío, dañará el patrimonio histórico y artístico, afectará al transporte y la actividad económica de las ciudades; sumergirá campos de cultivo, parajes naturales, viviendas y hasta poblaciones enteras, convirtiendo a sus moradores en refugiados climáticos.
Hay esperanzas para que el mar no llegue al cuello
Pese a todo, definitivamente hay esperanzas para que «el agua no llegue al cuello». El informe dice enfáticamente que el futuro de nuestros océanos aún está en nuestras manos.
La fórmula para protegerlos es bien conocida a estas alturas: cortes rápidos y profundos en las emisiones de CO2 para alcanzar una reducción del 45% en el 2030. Si reducimos las emisiones bruscamente, las consecuencias del cambio climático para los seres humanos y su forma de vida aún serán un desafío, pero potencialmente será un reto que podrá manejarse mejor para los más vulnerables.
La mayoría de las predicciones afirman que el calentamiento del planeta continuará y probablemente se acelerará. Es probable que el nivel de los océanos siga aumentando, pero es imposible predecir a qué velocidad con exactitud. Metafóricamente hablando, las opiniones pueden ser dispares, es cierto que la acción humana ha causado estragos en el medioambiente, en algunos casos sin que exista posibilidad de vuelta atrás; pero quienes prefieren ver el vaso medio lleno se centran más en los propósitos de enmienda y los progresos conseguidos para revertir la situación.
Un hombre alertó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, efectuada en Río de Janeiro, Brasil, el 14 de junio de 1992: «Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre», y otro hombre revivió la advertencia al recomendar en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 16 de diciembre de 2009: «No cambien el clima, cambien el sistema». Millones de hombres y mujeres mantienen el alerta y la lucha por la supervivencia en el planeta.
Con información de La Vanguardia, Clarín, National Geographic, ONU, BBC Mundo, Sostenibilidad e Iberdrola
Fotos cortesía de Nuestro Clima, BBC Mundo, Iberdrola y National Geographic
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