De las semillas de capacho que resuenan en el interior de la tapara hueca viene el sonido característico de las tradicionales maracas venezolanas. Éstas aportan su sonoridad, dureza y no se desgatan con facilidad, ofreciendo así un instrumento con un sonido de calidad y larga duración en el tiempo.
Este sencillo instrumento musical, imprescindible al interpretar la música llanera y utilizado prácticamente en todo el país, presenta variantes en la forma, el tamaño y la decoración. La maraca cargada con semilla de capacho es la más utilizada en los escenarios debido al gran volumen de su sonido.
El capacho es una planta con grandes flores de vibrantes colores, que van de amarillo a naranja y rojo. En Venezuela se les ve frecuentemente adornando plazas y calles.
El capacho
El capacho o Canna Generalis Bailey es una planta de crecimiento vigoroso, con una flor de gran tamaño, que puede ser de color amarilla, roja o naranja.
Originaria de América central y meridional e introducida desde 1750 a 1855, es un conjunto de cultivos híbridos derivados de Canna flaccida, Canna coccinea, Canna indica y otras especies. La mata que produce la semilla de capacho, también recibe los nombres de achira, sagú, caña de la india, yerba del rosario y flor de cangrejo, entre otros.
Es fuerte, con gruesos rizomas y tallos erguidos, rígidos, simples con una altura de entre 60 a150 centímetros. Por ser un complejo de híbridos, son muy variables en porte, color y textura de las hojas; así como en la forma y color de las flores. Sus hojas van de verde claro al oscuro e incluso, rojizo-purpúreas con reflejos verdes que, por sí solas, otorgan a la planta un aspecto muy decorativo. Son grandes, alternas, envainadoras, de forma ovado-lanceoladas y miden de 40 a 60 centímetros de largo.
De clima templado o cálido, esta planta florece en el mes de agosto. Sus inflorescencias están formadas por dos, tres o más flores de 5 a 8 centímetros de diámetro protegidas por una bráctea verde. Son irregulares, asimétricas y grandes, con tres sépalos verdes y tres pétalos desiguales unidos en la base de color amarillo, anaranjado o rojo, unicolores o maculados. Estambres en dos series, siendo sólo uno de ellos fértil. Su fruto se desarrolla en cápsula dehiscente con varias semillas.
La maraca
La palabra maraca viene del latín mara, que significa pepa, y cas, que significa movimiento, lo que quiere decir pepas en movimiento. La maraca como tal, se fabrica de táparo o totumo. Este instrumento idiófono es un clásico de la percusión latina que utiliza su cuerpo como elemento resonador con sonido propio, es decir, por el choque de las semillas de su interior contra las paredes de la tapara cuando es sacudida, generando un sonido seco y contundente. Su origen se remite a la época precolombina en Sur América.
Originalmente se tocaba una sola maraca, actualmente lo más usual es que se toquen por pares. Su funcionamiento es sencillo, la esfera está llena de pequeños elementos que al agitarlos chocan con la pared interna produciendo el sonido característico.
En cuanto a la carga, la más usual es la semilla del capacho, de ahí que muchas personas le den el nombre a las maracas de “capachos”. Además de resonar al ser sacudida, al sostener la maraca y hacer movimientos circulares repetidos con la muñeca, se logra que las semillas generen fricción contra las paredes de la tapara, produciendo un sonido similar al del barrido de una escoba, llamado por varios cultores el escobilla’o.
El intérprete toca las maracas de pie, sosteniendo una en cada mano y sacudiéndolas con movimientos del brazo y giros de la muñeca. Una maraca marca el ritmo y otra el compás. El maraquero experto logra muchas variaciones rítmicas y sonidos, simplemente con el giro y la velocidad con que haga girar los capachos en el interior de la tapara. Este instrumento permite acompañar prácticamente todo tipo de música.
Presencia ancestral
En Venezuela, la maraca ha estado presente desde nuestros pueblos originarios quienes la usan para acompañar la danza, como juguete entre los niños y para invocar, sanar y limpiar en las manos del chaman. Y es que este pequeño y poderoso instrumento está compuesto por tres elementos de la naturaleza: el mango o palo, extraído de maderas de árboles silvestres; la tapara o totumo, fruto de una planta trepadora y las semillas de capacho o de Espuma e ́ Sapo (planta silvestre).
Dependiendo del sonido que se quiera conseguir, la selección de la semilla es fundamental. Sí por ejemplo se busca un sonido grave se usan semillas de capacho grandes.
Con el pasar de los años, en Venezuela la maraca se fue incorporando a expresiones musicales de distintas regiones, convirtiéndose en un instrumento de acompañamiento casi imprescindible, variando su técnica de ejecución de acuerdo a las regiones y géneros. En los llanos venezolanos la ejecución de la maraca se asemeja al galopar del caballo, es decir, con golpes secos de las semillas al sacudirla contra la tapara, y un eventual uso de la técnica del escobilla’o.
A diferencia de la ejecución en los llanos, en el oriente del país emula el sonido del mar con el uso del escobilla’o, mientras que en el centro el ritmo es menos contundente y funciona como guía principal de los bailadores. La maraca también se puede apreciar en los diversos ensambles de tambores afrodescendientes de Venezuela, y generalmente es tocada por los cantantes quienes, para llevar el pulso, utilizan una sola en vez de dos.
El sonido de la maraca y sus expresiones
La manera más directa para aprender a tocar la maraca es por tradición oral, observando, escuchando y descifrando a grandes cultores maraqueros quienes conservan el acervo cultural y la tradición familiar de sus pueblos.
Destacan entre ellos, maestros maraqueros criollos como Santana Torrealba, Máximo Teppa, Pedro Aquilino Díaz “Mandarina”, José Pérez, Coromoto Martínez, Trino “Chiche” Morillo, Ernesto Laya, Jorge Linares “Masamorra”, Lorenzo Alvarado y Manuel García, entre muchos otros héroes anónimos de diferentes regiones del país.
Este instrumento está presente en innumerables expresiones musicales, hay incluso obras venezolanas para orquesta con partes específica para las maracas como los conciertos para guitarra de Antonio Lauro, las obras de Evencio Castellanos, La Cantata Criolla de Antonio Estévez, La Fuga con Pajarillo de Aldemaro Romero, y el Concierto para Maracas y Orquesta Pataruco de Ricardo Lorenz.
Con información de Botánico Sedavi, Salsa, Cuentos del Abuelo y Zorca Cultura
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