Para presentarse, Anselmo López, el Rey de la bandola, tocaba su querido instrumento con una sonrisa, aseguraba que con sus acordes anunciaba su nombre.
No hay palabras que puedan describir la sublime melodía que nacía de la bandola, cuando las manos del maestro interpretaban Pajarillo. Sus diestros dedos recorrían con agilidad las cuerdas enalteciendo los sonidos de la venezolanidad.
No había llegado a los doce años de vida, cuando la atracción hacia este instrumento llevó a Anselmo López a construir, rudimentariamente, su primera bandola.
Siete décadas de exitosa carrera y un centenar de discos dejó este virtuoso intérprete y compositor, Premio Nacional de Cultura 2002, quien rescató a la bandola del olvido.
Tú vas a ser músico
Anselmo López decía que él era 100% barinés, “porque nací en Barinas, me críe en Barinas y permanezco en Barinas”. Llegó a este mundo el 21 de abril de 1934 en Chaparrito, un pequeño caserío ubicado en la Parroquia Ciudad de Nutrias del Municipio Sosa.
Desde muy pequeño sintió inclinación por la música llanera, el arpa y el cuatro, pero fue la bandola la que cautivó su interés.
Fue tan grande su pasión por este instrumento que decidió hacerse uno. “Me di a la tarea de buscar una tabla, la taladré con un machete, busqué una totuma y la preparé con ceniza, hice la mezcla y le pegué la totuma a la tabla, le hice un hueco y le pegué un sostén para sostener las cuerdas y las clavijas, luego le coloqué unos trates de guaral, y con eso empecé mis primeras prácticas”, contaba Anselmo López, el Rey de la bandola.
Tiempo después, en un descanso de un grupo musical que se presentaba en su caserío, tomó una pequeña bandola que tenían y comenzó a tocar lo que había practicado en su rudimentario instrumento de totuma. Cuando el dueño de la bandola lo sorprendió tocando le dijo “tú vas a ser músico”.
Antes de irse del caserío, el músico dejó la bandola en casa de quien se convertiría, tiempo después, en el eterno Rey de la bandola. Al pedirle a la madre del niño que le guardara el instrumento le dijo: “Si Anselmo la necesita entréguesela porque el muchacho va a aprender a tocar, va a ser músico”.
Por sus propios medios
Esa misma tarde, el joven Anselmo agarró la bandola y comenzó a tocarla. “Claro que le sentía como más calor, más sentimiento, más armonía”, decía emocionado el bandolista al recordar ese primer encuentro.
El Rey de la bandola aprendió a interpretarla por sus propios medios. López contaba que solo aquel sencillo músico que le dejó su bandola, quiso ayudarlo. Muchas veces se acercó en vano a pedir guía a músicos profesionales, quienes además de negarse tampoco le permitieron tocar sus instrumentos.
Pero su impulso inicial y su amor por la bandola, se mantuvo durante toda su vida ganándose con su pasión, una impresionante carrera y el reconocimiento por haber sido quien rescató del olvido a este instrumento.
Se presentó por primera vez como bandolinista en 1963, durante el programa Fiesta Criolla transmitido por Radio Barinas. A partir de ese momento, inició una ascendente carrera profesional por la que fue reconocido como el Rey de la bandola.
En el transcurso de esos años grabó más de 75 discos en 45 rpm, 27 Long Plays y siete discos compactos.
Anselmo López, el Rey de la bandola
En la sinfonía de acordes de arpa, cuatro y maracas sobresalen las dulces y agudas notas de la bandola. Ningún intérprete ha sido más sentido y destacado que Anselmo López. Su destreza y pasión le da vida a este instrumento cuyo sonido nos lleva inmediatamente al llano venezolano.
De allí el apodo que le dio un capitán de aviación, junto a sus amigos Panchito Moreno, Chuy Garrido, Florencio Parra y Tirso Urbina. Un sobrenombre que lo acompañó su muerte en febrero de 2016, año que partió de su tierra natal a los 82 años. A pesar de su desaparición física, Anselmo López continúa siendo el eterno Rey de la bandola.
Entre discos y canciones
Anselmo López dejó un legado musical profuso. Desde las primeras melodías que compuso en honor a la tierra llanera que lo vio nacer como Recordando a Ciudad de Nutrias y Serenata en Ciudad de Nutrias, hasta El trapeao, canción que inició en París y se popularizó a tal punto, que se incluyó en cuatro álbumes.
Entre otros temas musicales destacados de el Rey de la bandola están Alborotao, Bandola de Chaparrito, Mi viejo querido, Carnaval espellejao, El gavilán primito, Galerón barinés, Las tres damas, La catira vieja, Mi nostalgia es una soga, Recordando a Portuguesa, San Lorenzo, Te llevaste mi querer y Zumbador.
Sus primeros álbumes fueron Viajando al Llano (1968), Raudales de mi Región (1970), Bandola Quitapesares (1972), Bandola Internacional (1973), Arpa y Bandola (1974) y Cimarrón (1975).
En el año 1976 editó dos discos, Esta es mi bandola y Bandola del llano adentro. Le siguieron Lluvia en el llano (1977), Folklore puro (1980) y Bandola de Chaparrito, dedicada a su pueblo natal (1981).
En 1982 vieron la luz cinco discos de su autoría, dos de ellos una recopilación con sus temas más conocidos. El Rebusco con Bandola, La Cruz de mayo, Instrumentales criollos y Anselmo López Volumen 1 y 2.
Entre sus últimas creaciones están Recio (1983), Clásicos de oro (1997), 16 Grandes e Inolvidables de Anselmo López (1999), La Mejor bandola (1999) y El Rey de la bandola, (2007).
Algunos de los temas del Disco Clásicos de Oro, fueron recopilados por el Centro de Diversidad Cultural como parte de la Colección Discográfica Venezuela Plural, Bandola y tonos: su majestad Anselmo López.
Intérprete de la venezolanidad
Anselmo López, el Rey de la bandola, también fue el creador de una práctica técnica que facilita la ejecución de este instrumento. Además innovó con el método de su autoría, el jalao, un contracanto que se produce en la púa que se utiliza para tocar, y una uña de la mano derecha del ejecutante.
Este virtuoso músico llanero, que obtuvo el Premio Nacional de Cultura 2002, llevó su pasión por la bandola a recorrer parte del mundo. Participó en importantes festivales nacionales e internacionales y se presentó en reconocidos escenarios de Cuba, Panamá, Colombia, Francia, Estados Unidos y España.
Compartió su conocimiento de la bandola mediante cursos de ejecución en la Universidad Simón Bolívar, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Nacional Experimental de los Llanos “Ezequiel Zamora” y la Escuela de Música de Barinas. Así mismo, con el objetivo de divulgar las bondades de la bandola, trabajó en programas del Ministerio de Educación.
Además de bandolista y compositor, el barinés incursionó en la actuación participando en las películas “El Rey y la bandola”, “Un solo pueblo”, “Doña Bárbara” y “Agua Sangre”.
La bandola llanera, su eterno amor
La bandola llanera es un instrumento musical con forma de pera y fondo chato. Tiene cuatro cuerdas dobles que se hacen sonar con una púa. Es uno de los instrumentos del joropo llanero y puede, en algunos casos, sustituir la melodía del arpa. Se le denomina también pin-pon porque le corresponderle llevar el ritmo de los bordones.
Su origen se remonta a distintos instrumentos de cuerda usados antiguamente en España, muy importantes durante el siglo XVII para el desarrollo del fandango flamenco y el llamado estilo «abandolao».
Entre otros grandes intérpretes venezolanos de la bandola llanera están Saúl Vera, a quien Anselmo López acompañó en varias ocasiones y discos, Ismael Querales, Moisés Torrealba, Cheo Hurtado, Juan Carlos Silva, Luis Guillermo Torrealba, Miguel Hernández y Francisco Jota.
El legado de el Rey de la bandola perdurará en el tiempo. Hoy, además de hijo Alex López, otros músicos continúan impulsando el amor y la ejecución de la bandola. Es un reconocimiento a la dedicación de este insigne barinés al cultivo y la promoción de la venezolanidad.
Anselmo López revivió el interés por la bandola y la valoración de sus alegres tonos en las melodías llaneras que son, sin lugar a dudas, esencia de lo afirmativo venezolano.
Con información de Mi Cuatro, Alba Ciudad, Corazón Llanero y Centro de la Diversidad Cultural
Fotos cortesía de AVN, Alba Ciudad y Arturo Moreno
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