Uno de los paisajes más impactantes y diversos de Venezuela está en Barinas, el piedemonte andino, contraste de vida y color. En este punto de encuentro del llano y la montaña, confluyen también su gente y su cultura, así como su fauna, flora y riquezas naturales, convirtiéndolo en una representación única de lo afirmativo venezolano.
Es la tierra donde nacen las montañas, donde el calor sofocante propio de la llanura va dando paso poco a poco a la frescura de los bosques. Donde el cantadito andino se mezcla con el tono del llanero. Donde el terreno llano comienza a ganar altitud hasta alcanzar la Sierra Nevada.
Es un paisaje lleno de contrastes el que define este piedemonte, en las faldas de la cordillera andina. Un lugar que gracias a la transición entre las planicies y las montañas, presenta una riqueza biológica inigualable. Un paraíso en tierra venezolana.
Contraste de vida en la linda Barinas
La Cordillera Andina es el marco del piedemonte andino barinés, allí se manifiesta el contraste de vida y paisajes.
Técnicamente, piedemonte indica el punto donde nace una montaña, la llanura formada en las faldas de un macizo montañoso por materiales procedentes de la erosión. El término deriva del italiano “Piemonte”, que traduce “al pie del monte”, y se refiere a cualquier región o ecosistema que se encuentre justo en la base de montañas o cordilleras.
Por otro lado, el nombre Barinas proviene de una voz indígena, posiblemente Chibcha, con la que se designa al viento fuerte que sopla en tiempo de lluvia desde los valles del río Santo Domingo hasta las montañas, conocido como «Viento Barinés».
Ubicado en la región sudoccidental de Venezuela, este estado tiene una parte de su territorio en el Llano y la otra en Los Andes, dándole características únicas. Específicamente en el municipio Bolívar, se marca el contraste de vida del piedemonte andino.
Bolívar entre llano y montaña

Barinitas
Al noroeste de Barinas, se encuentra el municipio Bolívar con tres parroquias: Barinitas, conocida como «Cuna de los Poetas»; Altamira de Cáceres y Calderas. Ubicado en el piedemonte andino, a 25 kilómetros de la ciudad de Barinas está poblado de hermosos parajes llenos de verdor y aguas cristalinas.
La región fue marcada por una ancestral población indígena, entre los que destacan los Curay y los Chiquimbuy, que habitaron sectores como la meseta, donde hoy en día se encuentra Barinitas. Hacia el norte de la ciudad se pueden apreciar indicios del poblamiento originario.
Ancestral historia

Altamira de Cáceres
Desde años ancestrales pueblos originarios habitaban las estribaciones de la cordillera andina, en el valle del río Santo Domingo.
En el siglo XVI, con la llegada de los conquistadores, el capitán Juan Andrés Varela inicia una expedición por orden del capitán Francisco de Cáceres para fundar una ciudad en el piedemonte andino barinés. Fue en 1577, en el sitio conocido como el Valle de San Bernabé de los Playones, cuando se establece esta ciudad con el nombre de Altamira de Cáceres.
Años después sus habitantes emigraron a la meseta de Moromoy, ubicada más hacia el sur. Al nuevo asentamiento le dieron el nombre de Nueva Trujillo de Barinas.
Riqueza y biodiversidad
La cobertura vegetal de esta región presenta una diversidad de especies que van desde frondosos árboles de gran tamaño, hasta arbustos y plantas ornamentales. El resultado es un verdor que colorea de vida las áreas boscosas por las que corre el agua.
Entre los árboles del piedemonte andino barinés hay especies maderables como apamate, bucare, caoba, cedro y roble, que son aprovechados para construir viviendas, muebles y para el comercio.
También hay especies frutales diversas: aguacate, mango, mamón, limón, naranja, cacao, café, guamo, mandarina, guanábana y toronja, que aportan al proceso productivo del municipio.
En cuanto a la fauna, esta guarda estrecha relación con la que habita en el resto de los llanos occidentales así como la característica del bosque tropical húmedo. Allí podemos encontrar Chigüire, cachicamo, picure, lapa, puercoespín, cunaguaro, ardilla de cola roja, oso hormiguero, chácharo.
Las ramas de los árboles albergan variedad de aves, entre las que destacan canarios de tejado, pico ´plata, turpial, azulejo, cardenalitos, siete colores, viudita, cristofué, paloma chocolatera, pavos, rey zamuro, búhos, lechuza, tucán, pericos, cotorras, loros, cucaracheros, golondrinas, colibrí real, colibrí primito y el famoso gallito de roca. En cuanto a peces destacan el volador, callacitas, plátano asado, chorrosco, varvonas, sardinatas, perchas, entre otros.
La primera
Altamira de Cáceres es la ciudad primigenia del estado Barinas, la primera fundada el 30 de Junio de 1577. Se encuentra ubicada a 900 metros de altura, en el pie de monte andino, entre Barinas y Mérida, a unos 20 minutos de Barinitas y 50 de Santo Domingo.
Altamira de Cáceres aún tiene características de pueblo tradicional, a pesar de estar en el centro del turismo. Este pueblo conserva gran parte de su aspecto colonial, así como cierto aire andino en la arquitectura y tradiciones.
En sus calles empedradas el tiempo pareciera haberse detenido. Viejas casonas de gruesas paredes con altos ventanales y portones, coloridas fachadas, amplios patios internos y techos de caña brava y tejas. Una bella plaza, una sencilla y pequeña iglesia, el museo «Don José Angel Angarita», que recrea la historia con objetos de épocas pasadas. Elementos que conforman hermosos parajes, rodeados por atractivos naturales y el marco de las montañas andinas.
Y como Altamira está en el piedemonte andino, destacan también sus contrastes de vida, como por ejemplo la práctica de deportes extremos en las caudalosas aguas del cercano río Santo Domingo, en contrapunto con la vida tranquila de este pueblo barinés.
Calderas
Enclavado entre las verdes cordilleras del piedemonte andino llanero, en la parte noroeste del estado Barinas está Calderas, un hermoso pueblo cafetalero con pocos habitantes.
Calderas es de origen indígena y se consolidó mediante sucesivos poblamientos criollos, provenientes de Los Andes trujillanos. Su nombre identifica una región del piedemonte donde los matices andinos y llaneros se funden junto al mejor clima de Barinas. Con cafetales de sombra, aguas azules, vistosas aves y gente muy amable, Calderas ofrece contraste de vida y riquezas naturales.
Este pueblo se encuentra a 900 msnm con un relieve montañoso, perteneciente a la cordillera de los Andes Venezolanos, su nombre se debe a su conformación geográfica; valles, vegas, hoyas o “calderas”.
Rodeado por una nublada selva, cuenta con senderos llenos de pinos y cafetales y muchas fuentes de agua: a un lado del pueblo pasa el río Caldera, y hacia las montañas hay cascadas, pozos de agua fría y lagunas.
Ofrece una serie de lugares para explorar como el Cerro El Gobernador, de paredes muy escarpadas, al pie de las grandes montañas, en la entrada del camino ancestral que conduce a Trujillo; impresionantes miradores; el puente colgante a Masparrito, el Pozo Azul, con un color muy original y poco común; las cascadas de Las Monjas y Velo de Novia, la Cueva del Diablo y el Balneario Piedra del Patio.
El pueblo que huele a café
Al encontrarse al piedemonte de la cordillera andina, esta población tiene un clima muy fresco, con una temperatura que oscila entre los 20 y 27 grados centígrados.
Del pasado, Calderas conserva algunas de sus viejas casonas de tapiales, con balcones y amplios ventanales que bordean empinadas calles. La autenticidad de Calderas también se ve reflejada en sus pintorescas bodegas y en las mulas amarradas a las ventanas o paseando por sus calles.
Las calles de Calderas huelen a café, pues buena parte de sus habitantes se dedican a su cultivo y procesamiento artesanal. Y es que su clima es favorable para la siembra de café y nuez silvestre, entre otras especies, lo que la convierte en una de las regiones cafetaleras con más potencial en el occidente del país.
El dulce típico tradicional de esta zona se hace a base de nueces silvestres, durante la Semana Santa es cuando más lo preparan. Sus fiestas religiosas y populares, música, artesanía, leyendas, gastronomía suman atractivo a este poblado.
Son paisajes y pueblos del piedemonte andino barinés, plenos de contraste de vida, color e historia. Donde las ancestrales huellas indígenas conforman las bases de culturas con matices de llano y de montaña. Parajes únicos que forman parte de esa Venezuela afirmativa que nos sorprende en cada uno de sus rincones.
Con información de Venezuela en mochila, Venezuela Tuya, Mis senderos Titicata, Explorando rutas y WWF
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11 comentarios
Excelente señor Haiman lo felicitó x este excelente trabajo q hace y comparte con nosotros
Muchas gracias. Seguimos en nuestro empeño por difundir lo que nos identifica como país.
Gracias a usted. Seguimos.
Excelente trabajo, gracias compadre por darnos a conocer nuestros pueblos con sus costumbres y tradiciones
Muchas gracias. Seguimos en nuestro empeño de difundir las riquezas culturales y naturales de Venezuela.
Excelente Haiman , buscando material para mi tesis y me encuentro con tu siempre poética manera de enfocar la vida..saludos desde Barinitas
Gracias.Saludos.
Saludos cordiales Haiman El Troudi, Extraordinario trabajo de difundir los Rincones de Nuestra Hermosa Venezuela, Dios te Bendiga! …que la Gracia de Dios te siga acompañando con Salud, Sabiduría, Prosperidad, siguiendo la Ruta de «Lo Afirmativo Venezolano». Desde la UNELLEZ, Núcleo Santa Barbara, Municipio Ezequiel Zamora, Estado Barinas, te saludo.
Mi agradecimiento con un cordial saludo de vuelta.
Excelente blog, señor Haiman. Soy aragueño de nacimiento y he vivido en Mérida desde hace 50 años. Me gustan los paisajes y la cultura de los Andes Venezolanos. Siempre que paso por la carretera veo el anuncio de Altamira y Calderas pero nunca los he conocido. Creo que es una falta grave, pues son pueblos andinos. Soy pintor y quisiera poder pintar esos paisajes que Usted muestra en sus fotos. Tengo un blog de pintura andina. http://elcolordelosandes.blogspot.com/
Muchas gracias por el comentario y compartir su blog. Saludos.