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IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

por Haiman El Troudi
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IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

La viralización en redes sociales de imágenes tipo Ghibli generadas por inteligencia artificial (IA) ha traído consecuencias imprevistas: el impacto ambiental debido a las alarmantes cantidades de agua necesarias para el funcionamiento de esta tecnología. Los efectos de tendencias como estas, aparentemente inofensivas, encienden las alarmas sobre el equilibrio entre avance tecnológico y sostenibilidad, poniendo bajo la lupa el elevado consumo de recursos naturales que se esconde detrás de las innovaciones que disfrutamos.

Según nuevas estimaciones más de 216 millones de litros de agua han sido utilizados para procesar la multitud de imágenes generadas en días recientes, un volumen equivalente a llenar aproximadamente 86 piscinas olímpicas. Este consumo está directamente asociado a los centros de datos que soportan los algoritmos avanzados necesarios para la creación de estas obras, los cuales requieren grandes cantidades de electricidad y sistemas de enfriamiento basados en agua.

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

En solo unos pocos días, millones de ilustraciones al estilo del icónico Studio Ghibli fueron realizadas a través de aplicaciones como ChatGPT, y, si bien la cantidad por cada imagen resulta pequeña, el volumen total generado por los millones de interacciones diarias con estas plataformas alcanza un consumo significativo.

La inteligencia artificial avanza a un ritmo imparable a la par de su sed de recursos naturales, lo que plantea serios desafíos pues, a medida que la IA se integra más en la vida cotidiana de la gran familia humana, se necesita buscar formas de reducir su consumo y promover el desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles para mitigar su huella hídrica.

¿Qué pasa al solicitar una imagen tipo Ghibli?

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Cuando un usuario solicita a ChatGPT la creación de imágenes tipo Ghibli la IA activa sus algoritmos y redes neuronales previamente entrenadas para interpretar la solicitud.

El proceso requiere el uso de energía eléctrica y un importante consumo de agua que incrementa el total de los centros de datos que soportan la operación de ChatGPT, pues, cada vez que una persona genera una imagen con IA se activan procesos complejos que requieren un enorme poder de cómputo, generando muchísimo calor.

Ante las cifras alarmantes del consumo de agua, se rumora que podrían implementarse restricciones en el número de solicitudes de este tipo de ilustraciones, como parte de un esfuerzo para mitigar el impacto ambiental.

¿Cuánta agua se consume por crear imágenes tipo Ghibli?

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Crear una estética encantadora con bucólicos escenarios, cielos coloridos y personajes de ojos enormes podría, de acuerdo a un estudio realizado por las universidades de Colorado Riverside y Texas Arlington, requerir entre 2 y 5 litros de agua.

Asimismo, estudios publicados en Nature y MIT Technology Review advierten que empresas como OpenAI, Google y Microsoft consumen miles de millones de litros de agua cada año para mantener operativos sus centros de datos. En concreto, el uso de agua en estas instalaciones aumentó un 30 % en los últimos cinco años, impulsado en parte por la popularidad de modelos generativos.

 

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

En general, se estima que los centros de datos en Estados Unidos consumen alrededor de 1.700.000 millones de litros de agua cada día, una cantidad equivalente al consumo diario de más de 15 millones de personas.

La IA multiplica por cien e incluso por mil la demanda energética de una consulta en internet. Con cada solicitud se evapora agua suficiente como para llenar una botella de medio litro. Y esto se repite miles de millones de veces cada día. De acuerdo a cálculos recientes, cada vez que se usan estos modelos se puede llegar a consumir más agua que la necesaria para producir un café con leche.

IA y consumo de recursos

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

La inteligencia artificial ha avanzado rápidamente en los últimos años mostrando capacidad para realizar complejas tareas otrora exclusivas del intelecto humano. Una de las áreas en las que ha tenido un impacto significativo es la generación de contenido creativo, incluyendo la creación de imágenes.

Herramientas como ChatGPT permiten a los usuarios generar ilustraciones a partir de descripciones textuales o fotografías abriendo un amplio espectro de posibilidades creativas y artísticas.

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

Ahora bien, detrás de la aparente facilidad y rapidez con la que estas herramientas generan contenido como las imágenes tipo Ghibli hay un consumo de recursos que pasa desapercibido. Además, el entrenamiento y la operación de modelos como los que usa ChatGPT requieren una gran cantidad de energía eléctrica adicional.

Por otra parte, el uso de la tecnología tiene implicaciones en el consumo de otros recursos naturales como el agua utilizada para la refrigeración de los centros de datos que albergan estos sistemas, por lo que la creación de imágenes mediante plataformas de IA implica un significativo consumo indirecto de agua. Según investigaciones recientes, se estima que el entrenamiento de un modelo de lenguaje grande puede llegar a consumir millones de litros de agua, considerando el agua utilizada para generar la energía eléctrica necesaria para el proceso. De esta manera, cada interacción con la IA, incluyendo la generación de imágenes, contribuye al consumo energético global de estos sistemas y a su huella hídrica.

¿Por qué la IA consume agua?

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo GhibliLas tecnologías de IA requieren una gran cantidad de energía para funcionar, particularmente en los procesos de entrenamiento de modelos y la operación de centros de datos. Estos centros, esenciales para el almacenamiento y procesamiento de datos, necesitan mantenerse en condiciones óptimas de temperatura y humedad, lo que a menudo se logra mediante el uso intensivo de sistemas de refrigeración, que funcionan trasladando ese calor hacia torres de enfriamiento, donde se disipa en forma de vapor, lo que implica un uso constante y elevado de agua dulce.

Detrás de cada interacción aparentemente trivial con un chatbot se esconde un sistema complejo y voraz, cuya operación deja una marca significativa en el medio ambiente.

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Cifras del Pew Research Center revelan que, desde su lanzamiento en 2022, ChatGPT ha sido utilizado por aproximadamente el 25% de los estadounidenses. Estas interacciones cotidianas vienen acompañadas de un consumo desproporcionado de agua y electricidad, generando cuestionamientos sobre su sostenibilidad.

El problema comienza ya durante el proceso de entrenamiento del modelo. Enseñar a un sistema como GPT-4 a entender el lenguaje humano implica mostrarle miles de millones de palabras, frases, libros, artículos y conversaciones. Este proceso, que puede durar semanas o incluso meses, requiere una potencia de cálculo descomunal. Y eso significa más calor, más energía y más agua para refrigerar los equipos.

Más consultas más consumo

 

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

Aparte de la generación de imágenes tipo Ghibli, otras acciones como generar un texto de 100 palabras en ChatGPT consumen, en promedio, 519 mililitros de agua, el equivalente a una botella, consumo que se magnifica cuando se analiza el impacto a gran escala. De acuerdo a un análisis de The Washington Post en conjunto con investigadores de la Universidad de California en Riveside, si solo el 10% de la población de Estados Unidos usara este servicio semanalmente, el consumo anual de agua ascendería a más de 435 millones de litros, suficiente para abastecer los hogares de un millón de habitantes, durante un día y medio.

Además, implica un consumo promedio de 0,14 kilovatios-hora (kWh), suficiente para alimentar 14 bombillas LED durante una hora. Multiplicado por millones de usuarios, el impacto es abrumador. Si solo el 10% de los trabajadores estadounidenses usara esta tecnología semanalmente, el gasto anual de electricidad equivaldría al consumo energético de todos los hogares de Washington, D.C., de más de 600.000 habitantes, durante 20 días.

Este incremento en la demanda eléctrica ya está generando tensiones en las redes locales, especialmente en estados como Georgia, Arizona y Texas. En estas regiones, los costes más bajos de electricidad han atraído a gigantes tecnológicos que construyen centros de datos a un ritmo acelerado, agravando los problemas de transmisión y abastecimiento. Comunidades locales expresan preocupaciones sobre el impacto ambiental y social, desde el ruido hasta el posible aumento en sus facturas de servicios públicos.

Impacto ambiental

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El agua usada en estos centros de datos, muchas veces potable, desaparece del ciclo hidrológico habitual y su reaparición en forma de lluvia puede tardar hasta un año, además, probablemente no caiga en la misma región de donde fue extraída. Este aspecto es importante pues muchos de los centros que generan imágenes tipo Ghibli están ubicados en zonas donde el agua es escasa, y donde la demanda de las poblaciones locales compite directamente con la de estos gigantes tecnológicos. En algunos municipios de Estados Unidos los centros de datos han llegado a consumir hasta una cuarta parte del agua disponible.

Hasta hace poco, se creía que las cifras de consumo de agua eran mucho menores. Pero una nueva revisión de los datos mostró que el impacto real era cuatro veces mayor de lo estimado inicialmente. Esto se descubrió al analizar modelos anteriores como GPT-3, y contrastarlos con nuevas cifras de consumo energético aportadas por Microsoft. La conclusión fue clara: los cálculos eran demasiado optimistas.

El error se debió en parte a que las estimaciones se basaban en cifras proporcionadas por las propias empresas tecnológicas, que a menudo no incluyen toda la cadena de consumo, como la energía necesaria para fabricar chips o mantener operativas las redes de servidores.

Pero el ritmo de desarrollo de la IA es tan vertiginoso que los avances en sostenibilidad no logran compensar el aumento en el consumo. El problema, en muchos casos, es más de escala que de tecnología.

Insuficientes medidas

IA consume alarmantes niveles de agua por generación de imágenes tipo Ghibli

Todo lo que hacemos en internet tiene un impacto. El elevado consumo energético y la consecuente huella hídrica de los modelos de IA requieren evaluar la eficiencia de estos sistemas y la necesidad de desarrollar prácticas más sostenibles en su diseño. En 2024 la Agencia de Protección Ambiental de EEUU propuso normativas para regular el consumo hídrico en centros de datos, un paso clave hacia una IA más sustentable. Asimismo, las empresas deben adoptar prácticas de refrigeración más eficientes y optar por fuentes de energía renovables.

En este sentido, algunas compañías están empezando a adoptar sistemas más eficientes o a reutilizar aguas residuales. Microsoft, por ejemplo, firmó un acuerdo para comprar energía del reactor nuclear de Three Mile Island, cerrado desde 2019. Sin embargo, el reactor no estará operativo hasta 2028 y hay preocupación sobre la gestión de residuos radiactivos. Google, por su parte, se ha comprometido a reponer el 120% del agua que utiliza para 2030, aunque un informe reciente reveló que apenas alcanzó un 18% de reposición en 2023.

Los usuarios deben emplear la inteligencia artificial de forma consciente, considerando que cada búsqueda en internet, correo electrónico y archivo almacenado en la nube contribuye al consumo de agua en centros de datos. Por lo que es fundamental promover la moderación en el uso de servicios digitales y elegir plataformas comprometidas con la sustentabilidad es un paso hacia una tecnología más ética.

A pesar de las promesas de las grandes tecnológicas, informes recientes muestran que las medidas no son tan efectivas frente a la magnitud del desafío. Google, por ejemplo, vió crecer su huella de carbono un 48% desde que comenzó a expandir sus operaciones de IA, y solo repone el 18% del agua que consume. Meta y Microsoft tampoco alcanzan sus objetivos de sostenibilidad.

Reflexiones acerca del uso de la IA

En un mundo cada vez más impulsado por la tecnología es fácil olvidar que detrás de cada clic hay una infraestructura física que consume recursos. La inteligencia artificial promete revolucionar todos los campos, pero su desarrollo también puede agravar problemas urgentes como la escasez de agua y el cambio climático.

El crecimiento exponencial del uso de chatbots y asistentes inteligentes en aplicaciones, buscadores y redes sociales hace que cada vez sea más difícil no usar IA, no solo para generar imágenes tipo Ghibli. Incluso cuando no lo solicitamos muchos servicios digitales la usan en segundo plano, y por tanto, consumen más recursos.

La huella hídrica de la IA es un recordatorio de que, incluso en un mundo digital, nuestras acciones tienen un impacto tangible en el medio ambiente. Se requiere adoptar prácticas de consumo responsable y promover el uso eficiente de los recursos para dar paso a un futuro en el que la tecnología y la naturaleza coexistan en armonía.

 

Con información de National Geographic, Socya, Exa FM, El Destape, Muy Interesante


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