Desde hace más de cinco décadas, el Waraira Repano se ilumina en las últimas semanas de cada año con la imagen de una cruz, cuyo encendido marca el inicio de la navidad en Caracas y en toda Venezuela. La Cruz del Ávila, como se le llama, es símbolo de alegría, paz y unión para todos los venezolanos, un ícono de las festividades decembrinas que con el pasar de los años se ha convertido en imagen de la urbe durante esta época festiva.
Y es que no podemos imaginar una navidad sin la Cruz del Ávila, que acompaña a los ciudadanos cada noche desde cualquier punto de la capital, dominando el paisaje nocturno caraqueño desde el sector Papelón, a 1.530 metros sobre el nivel del mar.
Más de 30 metros de fe y tradición
Después de haber pasado por varios cambios, la estructura de la cruz que actualmente se enciende, todos los años, en el sector Papelón, cerca del hotel Humboldt, es de hierro galvanizado y mide 37 metros de alto por 18 metros de ancho.
Originalmente poseía 74 reflectores de 150 vatios cada uno, y su encendido requería una potencia de 11.100 vatios, pero en el año 2009, debido a la crisis energética, se decidió cambiar los focos incandescentes por 144 bombillos ahorradores. El ahorro energético llegó al 75%, pues iluminar esta cruz, que desde ese momento pasó de luz amarilla a luz blanca, implica un gasto energético de 2.880 vatios.
La primera cruz
La primera cruz que iluminó Caracas desde el Ávila no estaba conformada directamente por focos, sino por las habitaciones del Hotel Humboldt, con las que se creó un juego visual que mostró su imagen en diciembre de 1962. El concepto original fue del ingeniero Ottomar Pfersdorff, empleado de la Electricidad de Caracas de origen estadounidense, quien buscaba una forma de exaltar el espíritu de la navidad.
Junto a los empleados del Hotel Humboldt crearon la enorme cruz en la fachada del hotel encendiendo las luces de varias habitaciones hasta lograr la forma del símbolo cristiano. Fue así como en diciembre de 1962 casi 60 metros del Hotel Humboldt se convirtieron en el escenario de una idea para iluminar las navidades caraqueñas. Un domingo se cerraron las cortinas de 30 habitaciones del hotel, del piso 1 al 14, manteniendo encendidas las luces de las 40 habitaciones restantes, cuyos balcones componían la imagen de una cruz de 30 metros de altura.
La historia del ingeniero mecánico y de combustión, el primer extranjero que revalidó su título en la Universidad Central de Venezuela, que llevaba 15 años en un país que ya sentía como suyo, fue reseñada en el boletín Líneas, editado por la Electricidad de Caracas. “En una noche de octubre, en mi casa de El Rosal, viendo hacia la montaña, pensé que podría hacerse una cruz de luz en el Ávila. Que fuese como un símbolo de bienestar y esperanza en la fe de Cristo y en el país; no solo para los venezolanos sino para los extranjeros que vivimos aquí. Además, una exaltación más al espíritu de Navidad.” Con estas palabras expresaba Pfersdorff una idea que aún hoy en día se siente viva.
Edmond Benedetti, quien trabajaba en la década del 1960 en distribución comercial de la Electricidad de Caracas, explica que fue muy sencillo aprovechar las habitaciones desocupadas del Hotel Humboldt para formar una cruz, que muchos llegaron a pensar fue “construida” en el edificio. “Lo más importante que se deseaba alcanzar con la gigantesca cruz de luz en el Ávila, se logró. Las gentes de la apurada Caracas del presente, al levantar la vista se preguntaban ¿qué es eso?. Un símbolo a la Cristiandad y a la fe religiosa de un mundo y un país”, decía Benedetti en una entrevista en 1963.
Como dato curioso, antes de decidirse por una cruz se consideró iluminar, en el cerro Ávila, un arbolito o una estrella pero la representación universal de la cruz, terminó siendo la opción ganadora y la que se conoce actualmente.
Se consolida el ícono
La tradición iniciada en diciembre de 1962 se convertiría en poco tiempo en ícono caraqueño del inicio de la Navidad. Hasta 1966 se mantuvieron armando la cruz iluminando habitaciones del hotel Humboldt, pero el consumo eléctrico del hotel se hizo insostenible, ya que para mantener la cruz encendida todas la noches se requería 146 bombillos de 100 vatios y 6 reflectores de 1.000 vatios, lo que generaba un consumo de 384 KWh.
En 1967 se decide colocar una cruz de 30 metros de alto por 20 metros de ancho en la antena, prestada por Venezolana de Televisión, ubicada en Los Mecedores, a una altura de 1.760 metros sobre el nivel del mar.
Para su encendido eran necesarios 24kW al día. Tenía 120 lámparas fijas de 150 vatios cada una, así como cuatro lámparas de destello de 1.500 vatios cada una. Esta estructura se usó hasta el año 1982 cuando se construyó, en apenas dos meses una cruz de hierro galvanizado de 37 metros de alto, que hasta hoy ilumina la noche caraqueña en diciembre.
La cruz queda iluminada hasta el 6 de Enero, Día de Reyes.
Tradición de tradiciones
El primero de diciembre de 1963, a las 6:00 de la tarde, inició la tradición del encendido de la Cruz del Ávila para celebrar la llegada de la Navidad en Venezuela, aunque hace 56 años aquella cruz eran las luces de las habitaciones del hotel Humboldt, ubicado en la cima de la montaña caraqueña.
Desde hace muchos años, al caer la tarde de cada primero de diciembre, pobladores de La Pastora, San Bernardino, Sarría, Maripérez y otros sectores cercanos han mantenido viva la tradición de subir el Waraira Repano para ver de cerca el encendido de la cruz, y celebrar el inicio de las festividades navideñas en compañía de este representativo ícono venezolano.
Desde la sede de la empresa en San Bernardino se hace la ceremonia del encendido que cuenta con asistencia de trabajadores, familiares y vecinos de la zona.
Y, aunque sigue siendo una tradición que marca la llegada de la navidad, la fecha del encendido ha cambiado en los últimos años, anticipando con esto el inicio de las fiestas. En 2019, por ejemplo, la cruz fue encendida el primero de noviembre. Otra novedad fue que en 2016, la cruz estuvo acompañada por la palabra “Paz” que también se vio iluminada en el cerro Ávila.
Con el pasar de los años también se convirtió en tradición, que el honor de apretar el botón que enciende la cruz lo tuviera un niño. En varias ocasiones ha sido elegido mediante un concurso entre los hijos de los trabajadores de la Electricidad de Caracas, así como en escuelas de la ciudad.
Mención aparte merece el encendido de la cruz en diciembre de 2010, justo después de que las lluvias afectaran cientos de viviendas en Caracas, dejando muchas familias damnificadas. Ese año fueron dos niños los encargados de apretar juntos el botón para encenderla: la pequeña Katherine Rodríguez, de solo seis años, cuya familia había perdido su hogar semanas atrás y estaba alojada temporalmente en un refugio, y Román Méndez, el pequeño que había ganado el concurso de pintura “Cruz del Ávila 2010”.
Y es que a pesar de los cambios, las tradiciones se reafirman con las diferentes situaciones y momentos de la vida. Sin desmedro de las circunstancias, avances tecnológicos y mudanzas, hoy la Cruz del Ávila alcanza más de medio siglo iluminando la noche caraqueña, engalanando el majestuoso Waraira Repano y consolidándose cada vez como símbolo de la ciudad y del inicio de tiempos de paz, de reconciliación y celebración en familia.
Con información de Cuando era chamo, Cerro El Ávila, Al estilo majerete y Notitarde
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