Cuando la llamativa y única corocora viste de escarlata el llano, se dibuja uno de los espectáculos más hermosos de nuestro país. Esteros, lagunas, ríos y manglares se llenan del colorido de esta ave de Nuestra América, familia de la garza.
Su nombre proviene de la voz de origen indígena del caribe chaima «kurukur». Los bellos y vistosos tonos de su plumaje la han convertido en musa de los venezolanos. Con frecuencia, ese intenso rojo inspira pasajes o versos llaneros donde es comparado con los provocativos labios de la mujer llanera.
Es usual la imagen de estas coloridas aves recorriendo los humedales, sosteniéndose en sus largas patas mientras que, con su largo y curveado pico, buscan en el agua crustáceos y otros habitantes de este hábitat, que le dan la característica tonalidad a su plumaje.
Su hermosa estampa se complementa con las de otros tipos de garzas que acompañan con frecuencia a los grupos de corocoras. Además de sociable, esta ave tiene una familia ejemplar, pues ambos padres se dedican a cuidar del nido, incubar los huevos y velar por sus polluelos.
Las vistosas corocoras también contribuyen a mantener el equilibrio ecológico de los ecosistemas, al integrarse a las cadenas alimenticias. Por un lado, controlan la cantidad de individuos de las especies de las que se alimentan y por el otro, sirven de sustento a depredadores como babas y boas.
Estas espigadas aves son, además, un gran atractivo para el ecoturismo porque enriquecen las hermosas imágenes de la fauna llanera y de los ecosistemas costeros del norte de Venezuela.
Nativa de Sur América
El hábitat de esta ave nativa de Sur América es fundamentalmente tropical. Se le puede encontrar en las zonas pantanosas de toda la cuenca del Orinoco. Específicamente al norte de Venezuela, desde los llanos orientales de Colombia hasta el Brasil meridional y las Guyanas.
Se le ve también en Ecuador, Argentina, Surinam, así como en Trinidad y Tobago donde es el ave nacional y una de las figuras principales en su escudo de armas.
Si bien en nuestro país se le llama comúnmente corocora, otros nombres la identifican: ibis escarlata, corocoro colorado, coco rojo, guará, garza roja y sidra.
La distribución de la llamativa y única corocora en territorio venezolano abarca los estados Zulia, Falcón, Aragua, Sucre, Apure, Portuguesa, Carabobo, Miranda, Barinas, Guárico y Delta Amacuro. En cuanto a las biorregiones, se localiza en la depresión del Lago de Maracaibo, el sistema de colinas Lara-Falcón, la cordillera de la Costa y por supuesto, en los Llanos y delta del río Orinoco.
Viste de escarlata el llano venezolano
Con el intenso color de su plumaje, característica más visible tanto en el macho como la hembra de esta especie, la llamativa y única corocora viste de rojo escarlata el llano venezolano y colombiano, siendo un ave representativa de estos hábitats.
En Meta, Casanare y Arauca en Colombia; así como en Apure, Barinas, Cojedes, Guárico y el sur de Portuguesa, entidades venezolanas, es una de las especies de aves más importantes. Suele posarse en los árboles junto a otras aves rosadas y blancas ofreciendo un espectáculo típico del llano.
Habita cerca de grandes extensiones de agua o humedales, como esteros, manglares, ríos, lagunas, pantanos fangosos creados por la marea y áreas inundadas. En el caso específico de los llanos venezolanos, forman parte esencial del bioma Sabana, conformado por varios tipos de ecosistemas, incluyendo aquellos donde el agua es la fuente de vida.
La corocora, única y llamativa
Conocida popularmente como Ibis, la corocora es parte de la subfamilia Threskionithinae. Este grupo se distingue de las garzas por el pico largo, delgado y curvo. A diferencia de éstas y en semejanza con las cigüeñas, vuelan con el cuello extendido.
En Venezuela se encuentran tres especies. Dos son del género Eudocimus, la corocora o corocoro rojo (Eudocimus ruber) y el corocoro blanco (Eudocimus albus). La otra pertenece al género Mesembrinibis, el corocoro verde (Mesembrinibis cayennensis).
La corocora o corocoro rojo resulta única en su especie porque solo esta ave tiene esas dimensiones y un plumaje de intenso color escarlata en el cuerpo, mientras que en la cabeza y el cuello son un poco más claras. Las puntas de las alas de un tono negro azulado.
La llamativa y única corocora mide entre 56 y 61 centímetros. Su peso promedio es de unos 650 gramos. De pico largo y curvo, cola corta y rechoncha. Sus largas patas color rosa, palmeadas y con cuatro dedos unidos por membranas interdigitales, la caracterizan como un ave vadeadora. El color escarlata se intensifica a medida que el pájaro crece y va envejeciendo. Los jóvenes tienen un color inicial pardo oscuro.
Así como sucede con los flamencos, la coloración rojiza es producida por los pigmentos de los crustáceos que consume, los cuales, poco a poco le van dando a las plumas su tonalidad, dependiendo de la cantidad de pigmentos que vaya incorporando. A medida que van sucediendo los cambios, podría percibirse que son varias especies diferentes.
Vida en sociedad
La corocora es un ave diurna y más activa en las primeras horas de la mañana. Anida en colonias que pueden ser integradas por decenas de individuos en orillas de lagunas o cuerpos de agua, especialmente en época de reproducción. Incluso se reúne con otras especies de ibis, grullas y garzas. En Surinam se han reportado colonias de hasta 20.000 individuos.
Diariamente recorren distancias muy largas entre las áreas de anidación y los lugares donde se encuentra las fuentes de alimentación. Pero estas aves no migran de formas latitudinal o altitudinal. Hacen recorridos cortos en busca de los cuerpos de agua o ‘garzeros’, motivadas principalmente por las épocas de lluvia y sequía. Cuando vuelan extienden el cuello y en bandadas formando una V.
Para alimentarse sondea con su largo pico en el fango y en aguas poco profundas. Se cree que tienen sensores de presión u olfativos en el extremo de éste. En comparación con el resto de aves que se alimentan en los humedales, suele buscar su comida en aguas relativamente profundas y asociadas a vegetación alta.
Su dieta es básicamente de crustáceos como cangrejos, pero también incluye moluscos, insectos, anfibios y peces. Puede incluso consumir frutas y semillas.
Familia ejemplar
El periodo reproductivo de estas aves está asociado a la época de lluvias, por lo que su duración es variable. Sus áreas de anidación más comunes son los manglares o árboles dentro de humedales. La nidada es efectuada por los dos padres.
Construyen su nido en forma de pequeñas plataformas en las partes altas de los árboles. Pone de uno a tres huevos verde oliva, con puntos o manchas cafés, que incuban en un periodo de 19 a 23 días. Un dato curioso es que ambos padres cooperan en todo el proceso de construir los nidos, incubar los huevos y cuidar a las crías.
Los polluelos tardan alrededor de 40 días en completar un plumaje adecuado para salir del nido y volar con los adultos en busca de alimento.
En cuanto a sus amenazas, el principal depredador de la llamativa y única corocora son las babillas, quienes aprovechan los largos periodos que el ave pasa alimentándose en las lagunas o en sus orillas para cazarlas.
Aún cuando en el ámbito internacional es considerada como una especie de preocupación menor, está incluida en el apéndice II en el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES).
Con información de Diversidad Biológica, Mis Animales, Canal Llanero y Semana Rural