Conocer las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas, resulta fascinante y desconcertante. Resguarda 140 años de vida propia y más de cinco siglos de vivencias en el espacio donde se levanta.
En este histórico recinto se han presentado importantes representantes de la ópera nacional e internacional como Morella Muñoz, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Fedora Alemán y Montserrat Caballé, así como la bailarina rusa Anna Pavolva y nuestra Teresa Carreño.
Pero las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas abarcan mucho más. En los espacios que hoy ocupa habitó un poblado indígena hasta los primeros años de la ciudad, cuando albergaron la Aldea de San Pablo, y se construyó allí el primer hospital de la capital, una iglesia, un cuartel, e incluso una “Casa de los Arrepentidos”.
Los vestigios de buena parte de la historia de este espacio urbano permanecieron ocultos debajo del teatro, hasta que un proyecto arqueológico los sacó a la luz en 1994.
Hoy el Teatro Municipal Alfredo Sadel, rinde honores con su nombre al tenor venezolano, pero también a su trayectoria cultural, a la historia de la ciudad y muchos secretos que esconde.
El primero de Caracas
Teatro Guzmán Blanco, 1885. Archivo de Caremis. Copia de una fotografía realizada por Pedro Bergallo.
Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco se construyeron en Caracas una serie de obras con el objeto de convertir la capital en una pequeña París. El Teatro Municipal destaca entre éstas.
Asignado al arquitecto francés Esteban Ricard comenzó, en 1875, su construcción. Se escogió la manzana de Reducto, donde antiguamente estaban la iglesia y el hospital de San Pablo, destruidos por el terremoto de 1812. La obra se paralizó desde 1877 hasta 1879, cuando se reanudaron los trabajos a cargo del ingeniero venezolano, Jesús Muñoz Tébar. Finalmente fue inaugurado en enero de 1881.
Antiguo grabado que refleja la sampablera del 2 de agosto de 1859.
Caracas recibió este teatro de estilo francés con forma de herradura, diseñado para ver ópera, con mobiliario Luis XV, foso para la orquesta, patio, balcones y palcos. Sería el inicio de las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas.
Desde el palco presidencial, el presidente Guzmán Blanco presidió la inauguración. La Compañía de Ópera Italiana Afortunar Corvaba interpretó El trovador de Giuseppe Verdi. Tres días después, se inició la temporada de ópera con El Trovador, del mismo compositor.
Conocido inicialmente como Teatro Guzmán Blanco, dio un giro desde su apertura al quehacer cultural caraqueño. Antes de su existencia las disciplinas artísticas y escénicas de la ciudad, se realizaban en pequeñas localidades o en espacios públicos, sin apoyo técnico, ni los protocolos sociales de un teatro.
Constante evolución
Las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas incluyen numerosas intervenciones, que comenzaron poco después de su inauguración. La primera fue una remodelación que lo convirtió en el primer edificio con luz eléctrica. Solo la Plaza Bolívar contaba con este tipo de iluminación para el momento.
Comenzando el año 1900, el teatro es cerrado nuevamente para hacerle varias reparaciones que incluyeron los dos puentes de la tramoya, así como la dotación de mobiliario nuevo.
Tres décadas después, en ocasión del centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar, se ejecutó una importante remodelación bajo la dirección del ingeniero Ricardo Razetti.
Contempló cambios en los entrepisos y la construcción de otro sótano. Además se cambió la decoración interior, y se sustituyeron los vidrios de colores de las ventanas por vidrios blancos escarchados. También se ampliaron los fosos de orquesta y el artista venezolano Suárez Borges diseñó una superficie pictórica para el plafón en papel.
Debido a la ampliación de la avenida Bolívar y la construcción del Centro Simón Bolívar, en 1949 fue modificado el atrio semicircular. Al perder parte de su cuerpo frontal pasó a ser conocido como el teatro mutilado. En esa oportunidad desaparecieron el vestíbulo original y la escalera del palco presidencial. Esto también significó la perdida de la plaza que tenía en frente, rodeada de pequeños cafés.
El teatro fue remodelado nuevamente en 1967, en ocasión del cuatricentenario de la fundación de Caracas. Las obras estuvieron a cargo del ingeniero Henry París y la arquitecta Marta Almaral. Se le hizo una nueva decoración interior, se cambiaron puertas y ventanas, y se construyó una nueva balaustrada. Los pisos de mosaico del vestíbulo se cambiaron por losetas de mármol y se suprimieron los palcos del segundo nivel. Se reestrenó con la Opera Doña Bárbara.
La aldea oculta detrás del teatro
A pesar de que para entonces competía con el Teatro Nacional, siguió siendo el foro cultural más importante de la ciudad, hasta la construcción del Complejo Cultural Teresa Carreño.
Desde 1988 el foro pasa a llamarse Teatro Municipal. Volvió cerrar sus puertas por intervenciones menores entre 1989 y 1992. En 1993 se da inicio a un proyecto de restauración integral, que contempló un estudio sistemático del sitio arqueológico, el cual abarcó los cinco siglos de historia post-colombina de Caracas.
Los artefactos y vestigios del pasado que se descubrieron en el lugar, hablan de la convivencia entre diferentes grupos étnicos. La excavación determinó que en los tiempos ancestrales se ubicaba en el sitio una aldea indígena. Años después se instalaría allí la Aldea San Pablo, que se descubrió oculta debajo del teatro. Forma parte sin duda de las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas.
El estudio arqueológico obtuvo evidencias tangibles de la existencia en el lugar de un reducto, estructura compuesta por una iglesia, un hospital, y un cuartel, y resguardada por fortificaciones.
Las historias detrás del Teatro Municipal
Fachada y campanario de la antigua ermita de San Pablo frente a la plaza de la aldea.
La Aldea de San Pablo se instaló en el espacio comprendido entre las esquinas de Reducto a Municipal, a comienzos de la fundación de Caracas, que se consolidó en este asentamiento a finales del siglo XVI. Un sitio estratégico pues las fortificaciones protegían la nueva ciudad.
Entre las edificaciones de la aldea estaban la Ermita de San Pablo El ermitaño, el Real Hospital de San Pablo, el cuartel de artillería y la casa de recogimiento o corrección de las Pecadoras públicas, o trabajadoras sexuales. Esta última era una de las instituciones de beneficencia conocidas como “Casas de los arrepentidos”, las cuales se creaban para evitar la propagación de enfermedades venéreas, entre otras razones.
Pero las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas no son solo leyendas, se hacen tangibles en los vestigios de la aldea encontrados por los arqueólogos debajo del teatro. Detrás del Palco Presidencial se podría acceder aun a las ruinas del hospital, muros y restos de la antigua aldea. El estudio arrojó que al construir el teatro, trataron de conservar parte de estas huellas del pasado.
Al terminar la restauración, el recinto cultural fue reabierto en 1998 con el nombre de Teatro Municipal Alfredo Sadel. Ubicado en la esquina Municipal en medio del bullicio del populoso centro de la capital, permanece encerrado entre edificaciones, perdiendo la importancia que otrora tuvo como hito referencial de la urbe.
Sin embargo, las sorprendentes historias del Teatro Municipal de Caracas y la prestancia de esta edificación, lo mantienen como una referencia cultural de la capital y del país.
Con aires europeos
Inspirado en el prototipo romántico de los teatros europeos, el teatro cuenta con una planta ovalada y pórtico semicircular, definido por cuatro columnas corintias. Se trata de una obra aislada con sala en forma de herradura. Allí se sitúa el público en distintos niveles, pero siempre en relación frontal al espectáculo. Cuenta con cinco niveles y dos sótanos.
En el primer nivel están el escenario, la tramoya, camerinos, el vestíbulo y la taquilla. El segundo nivel alberga más camerinos y el segundo balcón con palco presidencial y servicio. En el tercero otros camerinos y el tercer balcón. Finalmente, en el cuarto nivel o Galería, además de camerinos, está un balcón y el foyer (vestíbulo).
El segundo cuerpo de la edificación alberga seis ventanas de vanos de medio punto que permiten la iluminación del vestíbulo, y rematan en frontón triangular bordeado por una moldura, al centro una ventana en forma de óculo. El techo tiene dos cuerpos, uno de forma cónica que remata en una lira y otro, a dos aguas, cubre el área escénica.
Debido a su valor patrimonial y a las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas, el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional según Gaceta Oficial Nº 31.678, el 16 de febrero de 1979.
El Teatro Municipal físico y espiritual
Ópera Aída, 1936.
Desde el principio, el teatro fue destinado para presentaciones de ópera y en sus espacios, se han presentado grandes exponentes del género como Morella Muñoz, Richard Tucker, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Montserrat Caballé, Fedora Alemán y muchos otros.
Se han realizado también otro tipo de espectáculos como la presentación de la bailarina rusa Anna Pavlova y un concierto de la pianista Teresa Carreño.
Hoy en día este teatro se mantiene como un espacio para la cultura. En sus instalaciones hay referencias de su esplendor como la gran lámpara de lágrimas, llamada La Reina, que cuelga de su cúpula.
Por supuesto, entre las sorprendentes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas no podían faltar las de aparecidos. Se cuenta que lo ronda el elegante espectro de un hombre viejo, con barba y bigotes blancos e impecablemente vestido. Algunos aventuran que puede tratarse del propio Antonio Guzmán Blanco, que suele disfrutar de los espectáculos desde el balcón presidencial.
Fue también en este espacio, frente a la plazoleta de la antigua ermita donde tuvo lugar, al inicio de la Guerra Federal, un famoso enfrentamiento entre liberales y conservadores el 2 de agosto de 1859. En su libro Caracas Física y Espiritual, Aquiles Nazoa describe el combate como de “aspaviento y alharaca”. De allí se originó el término caraqueño sampablera, que se refiere a un alboroto o alteración masiva del orden
Sin duda alguna, las sorprendes historias detrás del Teatro Municipal de Caracas lo hacen un testigo silencioso de la transformación de la ciudad, un reflejo de su propia época y de cinco siglos de vivencias, del pasado no tan conocido de la capital de Venezuela.
Con información de IAM Venezuela, Fundación CIEV, Caracas cuéntame y Fundapatrimonio
Fotografías e imágenes cortesía de Guía CCS, Caracas cuéntame, Fotografía Urbana y Wikipedia
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5 comentarios
Interesante información.
Esta afirmación es incorrecta:
«Antes de su existencia las disciplinas artísticas y escénicas de la ciudad, se realizaban en pequeñas localidades o en espacios públicos, sin apoyo técnico, ni los protocolos sociales de un teatro.»
Aunque de construcción menos duradera o precaria hubo antes de este espacio teatral, otros tres anteriores.
a.- El Coliseo del Conde (1784-1812), primer edificio teatral de la ciudad y del país, destruido por el terremoto de 1812. Su capacidad rondaba los 600 espectadores.
b.- El teatro de Ponce y Cardozo, tambièn llamado Coliseo. Situado en la hoy esquina del mismo nombre, adyacente a la estación del Metro La Hoyada y que funcionó por más de 30 años (finales de 1818-hasta 1852 aprox.), Aunque sus instalaciones dejaban mucho que desear dado que al inaugurarse se pensó como un teatro provisional, es de suma importancia en tanto fue el lugar donde se representaron las primeras obras escritas por dramaturgos venezolanos. También albergó las primeras zarzuelas y óperas . El aforo, con bastante aproximación según algunas crónicas, lo podemos calcular en 800 espectadores.
3- El teatro Caracas, ubicado en la esquina de Veroes. Inaugurado en 1854. No recuerdo su capacidad, pero superaba los mil asistentes; su edificación contempló un diseño según el canon de otros cosos europeos, incluyendo la iluminación con sistema de gas. Fue destruido por un terremoto en 1919.
Hubo otros sitios de menor duración y tamaño pero que, con toda propiedad podemos llamar SALAS TEATRALES y que fueron anteriores al Municipal: el de Maderero; el Apolo; uno situado en la esquina de Cipreses (anterior al hoy llamado Nacional)…
No entiendo bien eso de «los protocolos sociales del teatro». Si se refiere a que al teatro había que ir vestido de etiqueta, como sucedía en el Municipal, es una tontería clasista superada hace décadas.
Igual, a pesar de las anteriores observaciones, es importante la difusión de la memoria histórica y escénica de la ciudad. Agradezco mucho el trabajo de este blog.
Mis saludos cordiales.
Oscar Acosta
Gracias.
Agradecemos sus acotaciones y las incorporaremos al texto. Saludos cordiales.
Corrijo un lapsus. El teatro Caracas (1854-1919), fue destruido por un incendio originado durante la proyección de un film.
Gracias.
Hola!! Podrías realizar una reseña histórica sobre el Teatro San Martin de Caracas? Gracias
Gracias por leernos. Investigaremos sobre el tema y lo incorporamos a la programación.