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Necesitamos ciudades más limpias y sostenibles

por Haiman El Troudi
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Necesitamos ciudades más limpias y sostenibles

Modificar a corto plazo nuestras formas de vida es la única medida efectiva ante el cambio climático que, aseguran expertos, debe encararse hoy. Si partimos del hecho de que las ciudades son responsables de hasta el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y del consumo de dos tercios de la energía mundial, queda claro que ese cambio debe comenzar por ellas, es decir necesitamos ciudades con energías más limpias y sostenibles desde ahora.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC),  indica que de continuar el ritmo de emisión de los gases de efecto de invernadero, es muy probable que la temperatura global supere un incremento de 1,5° centígrados entre los años 2030 y 2052, cifras que ratifican la urgencia de las medidas a tomar.

La directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif, ha asegurado que las ciudades de todo el mundo constituyen la «principal causa del cambio climático», pero también pueden formar parte de la solución y lograr reducir las emisiones de los GEI, en particular de CO2, que provocan el aumento de la temperatura global.

 

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Y es que las principales causantes del cambio climático son también, las más afectadas. Por ejemplo, una buena parte de las ciudades están ubicadas cerca del agua lo que supone un peligro por el potencial aumento del nivel del mar y las cada vez más frecuentes tormentas; otras se levantan cerca de montañas y ríos, pudiendo ser afectadas por fuertes inundaciones y deslizamientos.

Al mismo tiempo, la ciudades ocupan un destacado papel como centros de innovación y creatividad, que podrían contribuir aportando soluciones en los sectores de energía, construcción, movilidad y planificación, todos con potencial para reducir considerablemente las emisiones.

La nueva ciudad el único futuro

 

La huella de carbono originada por nuestras ciudades es el resultado de malas o inexistentes políticas de planificación y diseño. La dispersión de la población, con pocos medios de transporte público y hogares alejados de los centros de trabajo y los comercios, aumenta el tráfico en carreteras y la emisión de dióxido de carbono. Además, la mayoría de los edificios siguen utilizando combustibles fósiles.

Revisando datos tenemos que, aunque las ciudades apenas ocupan el 3% de la superficie terrestre, la mayor parte de la población mundial vive en ellas, específicamente más de la mitad, y se estima que la cifra aumente, para 2030, a más de dos terceras partes.

Es evidente que el desarrollo de la economía y el aumento de la población de las ciudades, solo agravaría la situación, lo que incrementa la necesidad de acelerar la transición hacia la sostenibilidad energética de los centros urbanos.

La ONU incluye entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible – establecidos en 2016 – lograr que las ciudades sean inclusivas, resilientes, seguras y sostenibles. Pero para hacerlo se deben establecer objetivos y modelos de gobierno municipales, orientados a la reducción de emisiones y consumos.

Shelley Poticha, directora del Programa de Gente Saludable y Comunidades Prósperas,  afirma que “las ciudades son claves a la hora de luchar contra el cambio climático”. Específicamente, son las municipalidades o administraciones las que deben asumir el cambio, como elemento imprescindible en la transición energética.

Las Administraciones Públicas deben diseñar políticas que conduzcan a esta transformación, teniendo como objetivos: hacer más eficientes las viviendas y el transporte, comenzar a aplicar estándares de energía limpia, concebir nuevas propuestas y alternativas en materia de zonificación, manejo de altos volúmenes de tráfico, entre otros.

Existen iniciativas como del Pacto de los Alcaldes, en Europa, según la cual los municipios adheridos se comprometen a actuar para reducir las emisiones de CO2, al menos un 40% en 2030. Estas ciudades, además, tienen como visión compartida que sus municipios deben estar libres de emisiones en 2050. Pero iniciativas aisladas no son suficientes.

En general se requiere implementar cambios que mejoren la sostenibilidad energética de edificios públicos, iluminación urbana, flotas de vehículos municipales y flotas de vehículos de servicio público (taxis/VTC) que circulan en la ciudad.

Viviendas más eficientes

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Pasamos un 90% del tiempo en el interior de los edificios, por lo que actuar para obtener una mayor eficiencia energética en las viviendas, significaría un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático.

Según Emma Stewart, directora de Eficiencia Urbana y Clima en el WRI Ross Center for Sustainable Cities (centro que se ocupa de mejorar la calidad de vida en las zonas urbanas), las viviendas con cero emisiones de carbono mejorarían la calidad del aire y los edificios se transformarían en fuentes de energía limpia.

Es urgente aumentar la eficiencia de nuestras edificaciones, usando fuentes de energía renovable para reducir la cantidad de dióxido de carbono producido por hogares y oficinas, evitando el uso de cualquier tipo de combustible contaminante para la calefacción, la iluminación, la refrigeración o la electricidad.

En el caso de las ciudades en desarrollo, tienen la posibilidad de construir edificios e infraestructuras muy eficientes energéticamente, teniendo en cuenta, al diseñarlos, el clima local y aprovechando tecnologías innovadoras.

Transporte más eficiente

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También es necesario mejorar los sistemas de transporte público para reducir la emisión de gases de los vehículos, así como establecer regulaciones, a mediano y a largo plazo, que contribuyan a esto, como por ejemplo regular las emisiones de los tubos de escape y crear zonas sin automóviles.

“Las ciudades pueden optimizar los sistemas de transporte y el tráfico con la ayuda de las nuevas tecnologías”, comenta Annise Parker, exalcaldesa de Houston.

Impulsar nuevos modelos de movilidad sostenible, basados en un mayor peso del transporte público y compartido, medios no motorizados y tecnologías no contaminantes, como el autobús eléctrico,  y promover del uso de vehículos eficientes, son solo unas de las propuestas que están sobre el tapete.

La renovación del parque automotor también es una necesidad imperiosa, pues los vehículos antiguos deben ser sustituidos por modelos más eficientes y versiones eléctricas, con menor impacto medioambiental. Ningún vehículo que circula actualmente en las ciudades debería seguir haciéndolo en 2030.

En líneas generales, la movilidad urbana debe continuar un proceso de profunda transformación que la lleve a la total eficiencia energética.

Reducir la congestión

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Shelley Poticha, directora del Programa de Gente Saludable y Comunidades Prósperas, plantea la aplicación de tarifas de congestión como un eficaz sistema para reducir rápidamente las emisiones en las ciudades. Estas tarifas se aplicarían en las carreteras que tienen más tráfico.

En ciudades como Singapur, Estocolmo, Londres y Milán se han implementado con éxito programas de este tipo. El tráfico en el centro de Estocolmo, por ejemplo, disminuyó un 20% tras la entrada en vigor de la tarifa en enero del 2006.

Implementar estas medidas a nivel global es una tarea compleja, pero los casos en los que se ha realizado con éxito a nivel local, indican que es posible hacerlo.

Estándares de energía limpia

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En algunos estados de Norteamérica se han comenzado a aplicar estándares de energía limpia, mediante disposiciones legales que determinan que una parte de la electricidad generada, provenga de fuentes libres de carbono. Estos estándares permiten establecer metas climáticas muy ambiciosas pero alcanzables. Además, admiten tecnologías emergentes que pueden ser muy necesarias.

En California, por ejemplo, promulgaron una ley que exige obtener el 100% de energía limpia en el año 2045. “Se pueden combinar diversas tecnologías libres de carbono, como la solar, hidráulica, eólica o la nuclear”, dice al respecto Jameson Mc Bride, analista de energía y del clima del Breakthrough Institute.

Para suministrar energía a las ciudades se debe generar energía limpia y eficiente, lejos de los combustibles fósiles, una alternativa cada vez más posible pues el costo de las energías renovables ha disminuido desde 2009, tanto para la modalidad solar como para la eólica, y continuará bajando a medida que sea usada por más personas.

Nuevas políticas de zonificación

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Las grandes ciudades al crecer han seguido la tendencia de acumular la mayor parte de las oficinas y viviendas en el centro de la urbe, formando un distrito central de negocios, lo que ha incrementado la contaminación.

Según Vishaan Chakrabarti, fundador de Práctica para Arquitectura y Urbanismo (PAU), esta tendencia puede cambiar con nuevas políticas de zonificación, transporte y hasta de impuestos. Si los centros de negocios se trasladaran a zonas más periféricas de la urbe sería posible aligerar la sobrecarga del distrito central.

Además de reducir el impacto en una sola área, las personas podrían tener su puesto de trabajo más cerca de casa, incluso no tendrían que utilizar vehículo automotor, y podrían trasladarse en bicicleta o hasta a pie.

La mayoría de las ciudades no disponen de datos y estadísticas básicas sobre consumos energéticos, emisiones producidas por los distintos sectores, equipamiento y características constructivas de los edificios o movilidad de sus ciudadanos. El primer paso es contar con esos datos para conocer la situación y poder definir estrategias municipales de sostenibilidad energética.

Apenas se está comenzando a recorrer el camino hacia la eficiencia energética, pero desde ya existen líneas de actuación claras para que las ciudades logren hacer esta transición hasta alcanzar cero emisiones.

Es necesario tomar medidas desde ahora para evitar que se conviertan en realidad lo que concluyen las investigaciones del equipo del IPCC, que el calentamiento global supere 1,5º centígrados antes del año 2100, lo que significará también el incumplimiento del objetivo principal decretado en el Acuerdo de París. Según el informe del IPCC, para frenar esta dinámica las emisiones de gases tendrían que disminuir un 45% hacia el 2030 y llegar a desaparecer completamente en el 2050.

Los científicos que han realizado el estudio aseguran que para no superar la cifra de 1,5°C será necesario realizar cambios de gran alcance y urgentes en diversos sectores energía, agricultura, industria, transporte, construcción y, por supuesto, trabajar para que las ciudades sean más limpias y sostenibles.

En definitiva, la posibilidad de frenar el calentamiento global depende de la transformación socioeconómica a nivel mundial y de la voluntad política global, pero también en lo particular. En cada una de las miles de ciudades del mundo deben hacerse cambios desde ahora para iniciar la transición energética hasta convertirse en las ciudades limpias y sostenibles que necesitamos, en el menor tiempo posible.

 

Con información de Cinconoticias, IPCC, Ecointeligencia, ONU y Huellas


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