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La mapanare es la serpiente más peligrosa de Venezuela

por Haiman El Troudi
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Originaria de los Llanos, la mapanare es conocida como la serpiente más peligrosa y venenosa de Venezuela, y su mordedura se considera mortal. Esto la hace, además, una de las serpientes más temidas de la América del Sur tropical.

Es muy agresiva y se le puede encontrar no solo en los bosques, sino incluso en centros urbanos.

Por otra parte, el término mapanare es uno de los vocablos que nos remiten a la herencia de la huella indígena que se usan de manera común en nuestro país. La palabra ha adquirido tal significación en el imaginario colectivo venezolano que se usa como referencia para nombrar a una mujer, esposa o novia de mal carácter o con malas intenciones.

El reptil americano más peligroso

También llamada viejita, mapanare terciopelo, tigra mariposa, Venezuelan forest pit viper, esta serpiente de la familia Viperidae pertenece a la subfamilia Crotalinae, y es considerada el reptil americano que más muertes causa.

Fue originalmente descrita dentro del género Lachesis; después fue asignada al género Bothrops, donde permaneció hasta que fue reubicada dentro de Bothriosis. En la actualidad vuelve a estar dentro del género Bothrops.

En nuestro país, el mayor número de accidentes es causado justamente por serpientes del género Bothrops, Bothriechis, Bothriopsis y Porthidium, con un porcentaje alrededor del 80%.

Biodiversidad y serpientes

Venezuela cuenta con una diversidad de ofidios, entre los que destacan las serpientes venenosas, temidas por muchas personas y animales, respetadas por los herpetólogos que las manipulan con la mayor precaución para evitar mordeduras accidentales.

A pesar de su importante riqueza en cuanto a serpientes (4,7% a escala global), se han dedicado muy pocos estudios a la biología y/o ecología de una población o una comunidad de serpientes de una región determinada. Debido a esto no puede determinarse con exactitud su situación.

Hábitos de vida

A la mapanare se le encuentra en los alrededores de pequeños cuerpos de agua en donde suele alimentarse de anfibios de pequeño tamaño como Mannophryne herminae, ubicados en elevaciones entre 1.300 y 2.200 metros sobre el nivel del mar.

Vive en los pisos térmicos más fríos de su área de distribución, desde bosques ombrófilos subsiempreverdes hasta bosques ombrófilos siempreverdes.

La dieta de esta culebra incluye pequeños mamíferos, pájaros, lagartijas y otras serpientes. Detecta a los animales de sangre caliente al percibir su calor corporal por medio de fosetas loreales, un órgano ubicado entre los ojos y el hocico.

Se camufla cerca de caminos para esperar a sus presas. Es vivípara y poco o nada se conoce sobre otros aspectos de su reproducción o detalles sobre su ecología. Puede vivir en grupos.

Características de una mapanare

Debido a su color, la mapanare se confunde fácilmente con hojarascas, líquenes, rocas y musgos de los bosques subtropicales donde vive. En esta especie de víbora el patrón de coloración puede variar: el fondo puede ser oliva, marrón, beige, gris, amarillo o muy rara vez, un pardo herrumbroso.

Presenta un patrón dorsal formado por ocelos alternados con machas irregulares, manchas laterales de colores sólidos, vientre de un tono amarillento moteado de modo irregular y una piel de aspecto áspero. Las marcas del cuerpo y el contraste también podrían variar y en algunos especímenes el patrón queda bien definido, mientras que en otros son prácticamente inexistente.

Su longitud es diversa e incluso se han visto ejemplares de hasta 1 o 1.20 metros, mientras que su cuerpo no es tan pesado. Por otra parte, la cola tiene pequeñas manchas blanquecinas y es de color rojizo o anaranjado. El vientre está densamente pigmentado de negro, pardo grisáceo o rojizo y blanco.

Tiene una cabeza lanceolada, hocico poco pronunciado, pupila vertical con banda postocular que se extiende hasta la parte posterior de la mandíbula superior. El iris es de tono dorado o de bronce, con diferentes grados de reticulación de negro. La lengua es de color negro.

Serpiente nuestramericana

La mapanare se distribuye por la mayor parte del norte y centro de Sur América, al igual que en el sur de Centroamérica, siendo una de las serpientes venenosas que más muertes causa en esa región. El hábitat natural de esta especie son las selvas tropicales de América del Sur.

El área de distribución de incluye las tierras bajas tropicales de Sudamérica al este de los Andes, incluyendo el sudeste y noreste de Colombia en los llanos orientales, el sur y el este de Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, el este de Ecuador, el este de Perú, el norte de Bolivia y la mitad norte de Brasil. En Colombia, Ecuador y Venezuela es frecuentemente confundida con Bothrops asper, una de las serpientes más venenosas de Centroamérica y del norte de Sudamérica.

Se le puede encontrar no solo en los bosques, sino también en las cercanías de zonas habitadas. Bothrops medusa es endémica de la porción central en la Cordillera de la Costa, en Venezuela, con pocos registros que abarcan Aragua (Colonia Tovar), Carabobo (Borburata) y Miranda (Agua Fría, Caracas, El Junquito). Reportes adicionales incluyen Altos de Pipe y El Jarillo.

Algunas poblaciones viven en áreas protegidas (como los parques nacionales Waraira Repano, Henri Pittier y San Esteban). Es posible que habite también en el parque Macarao, pero no se conocen reportes dentro de esta zona.

Amenazas a la amenaza

Aunque la mapanare no ha sido evaluada a nivel nacional o internacional, tiene una distribución severamente fragmentada, y una disminución continúa observada en la extensión de la presencia y el espacio que ocupa por destrucción y alteración del hábitat. Esto, aunado a la matanza de especímenes por temor al emponzoñamiento, puede estar mermando sus poblaciones, sin embargo, se mantienen relativamente estables en áreas protegidas.

Se considera afectada por la continua pérdida del hábitat producto de la intensa actividad agrícola y la disminución del bosque nublado en donde habita, debido al crecimiento demográfico. Tal es el caso de la Colonia Tovar y El Jarillo. También se considera en riesgo en los bosques nublados de Aragua, Carabobo y Miranda. Es probable que también esté siendo afectada por la disminución de los cuerpos de agua que han provocado el desplazamiento de ciertas poblaciones de anfibios que son su fuente de alimento.

Otra amenaza son los incendios provocados o espontáneos. Al asociarse con bosques de temperaturas relativamente bajas, un aumento de la temperatura ambiental podría incidir en una disminución de la humedad relativa también, y así condicionar un desplazamiento altitudinal hacia pisos térmicos más bajos en las zonas más altas. Adicionalmente, es sustraída de forma ilegal, aunque se desconoce si esta actividad extractiva sobrepasa el ámbito nacional para ingresar en el tráfico ilegal de fauna internacional.

Al ser una especie potencialmente peligrosa, los esfuerzos de conservación deberán ser más intensos y dirigidos a proteger los territorios que ocupa. Además, es preciso crear planes de conservación que incluyan concientización y divulgación sobre la importancia ecológica de esta serpiente.

 

Con información de Sistema Venezolano de Diversidad Biológica, Especies Amenazadas, Serpientes de Venezuela e Instituto de Medicina Tropical de la UCV (Sección de Inmunoquímica)


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