En el año 2014 la Unesco incluyó en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la tradición oral Mapoyo, postulación introducida por el gobierno venezolano como acción ante el riesgo de desaparición de esta lengua, hablada por un pueblo indígena que tuvo una importante participación en la guerra de independencia, reducido hoy en día a un grupo de menos de 400 integrantes.
La tradición oral de este pueblo indígena venezolano, que habita a orillas del río Orinoco, es la primera lengua indígena en ingresar a la lista de salvaguardia urgente del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y se trata de la única que se habla dentro de Venezuela que está en riesgo
Los Mapoyo son reconocidos por poseer una importante memoria colectiva, con narraciones únicas sobre el origen de la vida, el hombre y su relación con las fuerzas divinas y la naturaleza, especialmente con el río Orinoco y la selva, de los que dependen para su subsistencia.
Su tradición oral se refiere a la estructura social, los conocimientos, la cosmogonía y los episodios que han hecho de los mapoyos, participantes legítimos en el nacimiento de la República de Venezuela. Actualmente, los principales depositarios de las tradiciones orales y de su simbolismo son los miembros más ancianos de la comunidad.
Pero existen varios factores que ponen en peligro la transmisión a las nuevas generaciones, entre ellos la emigración de los jóvenes que esperan conseguir mejores oportunidades en el plano educativo y económico; la expansión de las industrias mineras; y la influencia del sistema público de educación formal en los jóvenes escolarizados que no fomenta el uso de su lengua materna.
Medidas urgentes para la salvaguarda
De poco más de cuarenta lenguas vivas que tiene actualmente Venezuela, más de 30 son indígenas y de éstas, la Mapoyo se encuentra en riesgo de desaparición, de allí la importancia de tomar medidas urgentes para su salvaguarda.
La Unesco y el gobierno venezolano crearon programas para elaborar material didáctico y un sistema de escritura en Mapoyo para su uso en los pensum educativos de la escuela local.
Pero aún más importancia reviste el hecho de que la comunidad Mapoyo está comprometida a rescatar y transmitir su cultura, medicina tradicional, simbología y cosmogonía.
Además, tienen un fuerte celo sobre su gastronomía y sus técnicas de pesca y caza y se enorgullecen de su artesanía, que comparte mucho de la herencia de los pueblos Caribe del oriente y sur de Venezuela.
Memoria colectiva
El expediente introducido en la Unesco para su evaluación como patrimonio de la humanidad resalta no sólo el lenguaje, sino a la tradición oral como un todo y sus referentes simbólicos que enmarcan a un colectivo con miles de años de historia en un territorio ancestral.
Se trata de un patrimonio inmaterial vivo que se estructura a partir de una serie de representaciones, cimentadas en la historia local y recreadas permanentemente en la memoria colectiva y el territorio ancestral.
De allí la importancia de las narrativas orales en este pueblo indígena, pues constituyen el principal vehículo de los símbolos que confieren significado al espacio y a las formas propias de relacionarse con la naturaleza.
Pese a los pocos integrantes que difunden la expresión oral, esa tradición se sigue transmitiendo de generación en generación.
Naha mopue: somos mapoyos
Los Mapoyo son un grupo étnico descendiente de la familia Caribe, que vive a orillas del río Orinoco, en una zona ubicada en los límites de los estados Bolívar y Amazonas, en el sur de Venezuela.
Aunque en el siglo XIX eran un grupo muy extendido en la amplia zona limítrofe de los estados Amazonas y Bolívar, en el sur de Venezuela, hoy se encuentran reducidos a la comunidad de El Palomo, en el municipio Cedeño del estado Bolívar.
La mayor parte de sus integrantes son personas de avanzada edad y de ellos solo tres hablan con fluidez su lengua nativa, menos del uno por ciento. Esto pone en riesgo la continuidad de esta herencia cultural.
Simón Bastidas líder de esta comunidad, refiere como ejemplo su caso, pues sólo su madre le enseño su lengua nativa, mientras su padre hablaba español.
Bastidas quien reconoce que a sus más de 70 años no puede hablar la lengua fluidamente, señala que circunstancias como la penetración de la cultura criolla y europea, y la estigmatización social contra los pueblos originarios que durante décadas hubo en Venezuela, tuvo mucho que ver con la actual situación de la lengua y herencia cultural Mapoyo.
“Ahora los más viejos son los maestros, y están trabajando con mucho esfuerzo para enseñarles el idioma a los niños, quienes ya cantan el Himno Nacional en nuestra lengua y están avanzando”, apunta Bastidas.
Orgullosos de su historia
Los Mapoyo recuerdan con orgullo su participación activa en la guerra de independencia, en la “La batalla en el Cerro Castillito”, en la que mostraron tal grado de valentía que el Libertador Simón Bolívar les donó una gran extensión de tierras entre los ríos Parguaza y Suapure, afluentes del río Orinoco.
Refieren que fue en el pueblito de Villacoa donde el Libertador le entregó su espada y la lanza de José Antonio Páez al Cacique Paulino Sandoval. Según la tradición oral, Bolívar ofreció tres tipos de recompensas: dinero, convertirlos en mercaderes u otorgarles títulos oficiales de sus tierras. “Nuestros ancestros”, narran los Mapoyo, “escogieron la tierra”.
Sin embargo, el título firmado por Bolívar se perdió en un incendio, lo que dejó a este pueblo en un marco de indefensión jurídica frente a la acción de terratenientes criollos e incluso, de empresas públicas y privadas, durante las décadas previas a la Revolución Bolivariana.
En marzo de 2013 y gracias a las leyes promulgadas por el Presidente Hugo Chávez para proteger a los pueblos originarios, la Comisión Nacional de Hábitat y Tierra de los Pueblos y Comunidades Indígenas, les entregó la titularidad sobre más de 250.000 hectáreas de tierras correspondientes al territorio recibido originalmente de manos del Libertador Simón Bolívar.
Conexión ancestral
Desde siempre este pueblo ha mantenido una conexión estrecha con su territorio, parajes ancestrales impregnados de un alto valor simbólico, por sus complejos significados e instructivas metáforas que aluden a personajes míticos y eventos históricos locales a través de cuentos, prácticas y memorias conecta a los individuos con su pasado y proyecta a las nuevas generaciones hacia el futuro.
Este legado se transmite de generación en generación con historias como la del Cerro Las Piñas, los cerros Caripito y Perro Enrollado, la Cueva del Cerro Las Piñas, El Corozo, Cueva de Los Muertos, Cueva del Caño Ore y Cueva Piedra Mapoyo.
La conexión se mantiene en todos los ámbitos de la vida cotidiana, una vida basada en el autorreconocimiento de su identidad y el respeto a la naturaleza, que les ha permitido mantener una relación armónica con un ecosistema caracterizado por su alta fragilidad.
A través de esta simbiosis, los Mapoyo han logrado perpetuarse a lo largo de los siglos, preservando su libertad, autonomía y vida.
La declaratoria de la tradición oral Mapoyo como patrimonio intangible de la humanidad contribuye a la reivindicación de los valores venezolanos y de su diversidad cultural, así como a la revitalización y preservación de la rica tradición oral indígena de la Nación.
Con información de Centro de la Diversidad Cultural, Unesco y Telesur
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