En el mar Mediterráneo, una planta que actúa como filtro y trampa de los plásticos vertidos en sus aguas, atrapa fibras de plástico en grandes cantidades y las expulsa a la costa por medio de unas estructuras llamadas Bolas de Neptuno. Se trata de la Posidonia Oceánica, especie endémica de una notable importancia ecológica para la vida en este mar continental.
El rol protagónico de la Posidonia Oceánica como mecanismo natural para capturar y eliminar desechos plásticos del medio oceánico, fue explicado en un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona, publicado en la revista Scientific Reportsse.
Durante dos años, los científicos contaron el número de partículas de plástico encontradas en las bolas de mar que habían sido arrastradas en cuatro playas de Mallorca, España, isla que tiene grandes praderas de pastos marinos en la costa. El conteo encontró restos de plástico en la mitad de las muestras de hojas sueltas de ese pasto marino, en una proporción de 600 pedacitos por kilogramo de hojas.
El plástico estaba contenido, específicamente, en la fibra marina más apretada, que es conocida como Bolas de Neptuno, y constituye el 17% del pasto marino. De acuerdo al estudio, la proporción es de casi 1.500 pedacitos por kilogramo de bola marina, mucho más de lo captado por hojas o arena. En tal sentido, las primeras estimaciones revelan que las bolas de posidonia podrían atrapar hasta 867 millones de plásticos al año.
Praderas dentro del mar Mediterráneo
La planta marina Posidonia Oceánica forma praderas en el fondo del mar Mediterráneo. Posee características similares a las plantas terrestres por lo que pertenece al grupo de las fanerógamas; vale decir, a la división del reino botánico que posee flores, semillas, así como raíz, tallo, hojas y flores verdaderas, en su aparato vegetativo.
Cuando sus hojas se caen, se agregan a los tallos subterráneos que poseen (llamados rizomas), los cuales por un lado echan ramas aéreas verticales y raíces, por el otro, lo que les da una apariencia de pluma.
Como resultado de la erosión mecánica en el medio marino, la planta va liberando progresivamente fibras lignocelulósicas (materia seca vegetal) que se van añadiendo y entrelazando lentamente hasta formar aglomerados en forma esférica.
Estos aglomerados son las ya referidas Bolas de Neptuno o egagrópila, que son expulsadas de las praderas durante períodos de fuerte oleaje, por lo que una parte acaba en las playas. Es así como la Posidonia Oceánica actúa como un filtro y una trampa de los plásticos vertidos en los océanos.
El servicio ecosistémico de la Posidonia Oceánica
La continua limpieza de los desechos plásticos en el mar, recién descubierta, es una labor adicional de la Posidonia Oceánica, cuyo servicio ecosistémico es invaluable. Esta planta, además de la absorción de CO2 y exudación de oxígeno, es un vivero natural, refugio para cientos de especies de peces y base de las redes alimentarias costeras.
Al estar ancladas en aguas poco profundas, las praderas ayudan a prevenir la erosión de la playa y amortiguan el impacto de las destructivas mareas de tormenta. Asimismo, es considerada como un buen bioindicador de la calidad de las aguas marinas costeras.
La Posidonia Oceánica forma parte de las 70 especies de pastos marinos, agrupadas en varias familias, que recolonizaron el océano hace 80 a 100 millones de años y crecieron desde el Ártico hasta los trópicos. La mayoría de las especies tienen largas hojas parecidas a la hierba que pueden formar vastas praderas submarinas.
Amenazas humanas a las praderas marinas
Expertos han advertido sobre las amenazas de ciertas actividades humanas en el mar Mediterráneo, por las que las praderas de Posidonia Oceánica están en regresión. Entre éstas destacan la contaminación, la pesca de arrastre, práctica de deportes náuticos, derrames y construcciones costeras.
Sobre la Posidonia Oceánica, también es importante destacar que en el año 2006 fue descubierto en las islas Baleares un ejemplar de esta planta de unos 8 kilómetros de largo, con una edad calculada en 100.000 años, lo que la ubica como uno de los organismos vivos más grandes y longevos del mundo.
Por otra parte, las praderas de posidonia entre las islas de Ibiza y Formentera fueron declaradas, en 1999, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dentro de la denominación “Ibiza, biodiversidad y cultura”.
A la luz del hallazgo de la nueva contribución de esta planta al océano, vale profundizar la reflexión sobre la necesidad de compaginar la actividad humana con la naturaleza para proteger los frágiles ecosistemas marinos. Y, por otra parte, repotenciar la creación de una conciencia colectiva que permita concretar un futuro sin plástico.
Con información de La Vanguardia, Unplastify, Newtral, Climaterra y Notiulti
Fotografías cortesía de La Vanguardia, Wikipedia, Nuevo Periódico y Grida
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1 comentario
Muy Buenas Noticias, la naturaleza realizando su auto limpieza