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Uso de patos en cultivos de arroz fortalece la agricultura ecológica

por Haiman El Troudi
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La introducción de patos en los arrozales para proteger las plantas de plagas y malas hierbas, así como ayudar con su fertilización y robustecimiento, es una técnica ancestral japonesa rescatada y optimizada en las últimas décadas, en el marco del fortalecimiento de la agricultura ecológica.

Este sistema ahorra en fertilizantes, disminuye la aplicación de pesticidas, contribuye a la obtención de altos rendimientos agrícolas, reduce el daño ambiental, baja la carga de trabajo y aumenta la seguridad alimentaria, tanto local como regional, en los países donde se aplica.

Creado por el granjero japonés y doctor de la Universidad Kyushu en la Prefectura de Fukuoka de su país, Takao Furuno, este método de cultivo de arroz con patos Aigamo ha sido adoptado, además de Japón, en los arrozales de Erdaogang en Panshi, provincia de Jilin en China; y tiene una amplia aceptación en Vietnam, Corea, Camboya, Laos, Malasia, Bangladés, Filipinas, Irán, Cuba y hasta Ecuador.

Entre 15 y 20 patos por 1.000 m2 de cultivo

Gracias a sus investigaciones, Takao Furuno logró determinar que siete días de nacidos es la edad óptima para liberar a los patitos en el arrozal,  a una o dos semanas de iniciada la siembra. Debe ser en el período menos lluvioso para evitar muertes por los fuertes aguaceros. Son necesarios de 15 a 20 aves por cada 1.000 m2 de cultivo, donde deben permanecer removiendo el fango y moviéndose en grupos.

A partir de su introducción, los patos se alimentarán de todo tipo de plaga que se encuentre en el arrozal: larvas de insectos, caracoles y malezas espontáneas. Cuando se acerca el momento de la formación del grano, los patos deben salir del arrozal, porque si bien no consumen la planta mientras se desarrolla, el grano sí les apetece.

Los patos deben ingresar al arrozal para que coman a las madres de los insectos herbívoros (las plagas del arroz) cuando éstas tratan de colocar sus huevos. Esto reduce considerablemente la cantidad de insectos, facilitando el control de plagas. De igual manera, se alimentan de las malezas que alcanzan a crecer, sin afectar al arroz.

Contribuyen a mejor reproducción de la planta

Las plantas de arroz tratadas con el método de cultivo con patos tienden a tener mayor cantidad de hijos. Además, los tallos son más vigorosos, pesados y resistentes. El aporte de nutrientes que se obtiene es considerable, por ejemplo, la carga de 20 patos/ha, en dos meses, aporta 9.4 kg de nitrógeno, 14.0 kg de fósforo y 6.0 kg de potasio.

Los patos del arrozal puede generar el uso de algún tipo de fertilización externa en etapas cruciales de engrosamiento del grano. Otra alternativa es sembrar una variedad de arroz de crecimiento más alto, para evitar la extracción de los patos e incurrir en gastos de fertilizantes. Es oportuno crear un refugio para proteger los patos de la lluvia y una cerca para ampararlos de los depredadores.

La relación natural que se crea en un sistema integrado, le permitió a Furuno descubrir que introduciendo en el arrozal unos pescados (conocidos como lochas) y una hierba capaz de fijar el nitrógeno (Azolla), se puede impulsar un crecimiento aún más significativo del arroz y de los patos.

El pato Aigamo es el más recomendado

La especie más adecuada de patos en los países asiáticos y en algunos países latinoamericanos, como cuba, sugieren el uso del pato Aigamo, un cruce entre el kamo (pato salvaje) y el ahiru (pato doméstico). Estos no migran y se encuentran fácilmente en toda Asia.

Los patos vuelven el suelo más nutritivo para las plantas, pues al moverse en el arrozal desencadenan el aumento de oxígeno. También son fuertes comedores de serpientes doradas, habitantes de las aguas de los arrozales devoradoras de brotes de arroz. Destaca que la ingesta de estas serpientes potencia el buen sabor de la carne del pato, en caso de decidirse su consumo al final de su ciclo de vida.

Sus excrementos son una importante fuente de abono natural. Por otra parte, estudios han revelado que las aves pueden controlar el metano liberado por los campos de arroz, por lo que ayudan en la lucha contra el calentamiento global, ya que el metano es un potente gas de efecto invernadero, cuyo poder de calentamiento es más de 80 veces mayor que el CO2.

La variedad de arroz también influye en el rendimiento

Ecuador . Fotografía  WFP/Giulio d’Adamo.

Una selección adecuada de los patos y las variedades de arroz, permitió a los productores japoneses alcanzar rendimientos alrededor de 4.3 toneladas por hectárea (t/ha), superando al método convencional, donde se aplican hasta 56 agroquímicos y sin uso de herbicidas.

En regiones productoras de arroz del Ecuador se logró una productividad de 80 quintales por hectárea, en comparación a la parcela convencional de 72 quintales por hectárea. Allí se demostró que el uso variedades de arroz ancestrales como la semilla de arroz Lira es la más adecuada, porque es más alta. Esta experiencia puede adaptarse, de acuerdo a cada región.

La sostenibilidad se logra propiciando que patos y arroz se desarrollen en un ambiente natural donde, entre otros beneficios, la planta sirva de reservorio para los insectos que constituyen el alimento fundamental del pato, el cual, mediante sus excretas, nutre a la planta para su adecuado crecimiento.

Sistema diversificado, integrado y sostenible

La diversificación, gracias al método de cultivo de arroz con patos, ha permitido a los agricultores aumentar los ingresos al hacerse más rentable su producción. También con una mayor calidad nutricional familiar con el consumo de proteínas de la carne de las aves, parte de las cuales se quedan en los arrozales para reproducirse, dando vida a un nuevo ciclo de la naturaleza.

El arroz orgánico se puede vender a un precio mayor, siendo una gran ventaja para los productores pequeños que difícilmente logran reducir los costos de producción.

En ecuador hay experiencias de asociaciones que en su recorrido hacia el cultivo agroecológico del arroz con patos, lograron en un año, un ingreso total de 5.650$ por hectárea, que al financiar la inversión inicial generó una ganancia de 1010$ por hectárea, con el primer cultivo.

Las experiencias arroceras de Cuba con patos, solo se refieren al pastoreo de campos cosechados. Allí han sido empleados como base alimentaria para su crianza: el rebrote de arroz, los residuos de cosecha, otras gramíneas y los insectos presentes, con lo que se obtienen ganancias de peso vivo entre 40 a 60 g/pato/día y 60 % de posturas de forma estable.

 

Con información de FAO, Centro de Estudios Asia – Pacífico, Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Docplayer y Allpa ORG

Fotos cortesía de Fundación Clec, Viajero Peligro y Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas


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