Las sabanas que fueron testigos de importantes sucesos de la gesta emancipadora venezolana, cuentan las historias del Campo de Carabobo y otras leyendas. Cada lugar tiene sus cuentos y tradiciones que se mantienen vivos en la voz del pueblo, y no podía ser menos del espacio donde la voluntad libertadora gestó nuestra Independencia.
De las creencias populares nacen historias, mitos y leyendas que enriquecen la tradición oral y, con el pasar de los años, trascienden en el tiempo como referencias culturales.
Aseguran, por ejemplo, que cuando la luna ilumina las sabanas de Carabobo en algunas noches claras, se divisa a un ejército luchando por Venezuela, tal como lo hicieron 200 años atrás.
Voces populares cuentan que en el sitio donde se levanta el Monumento en honor a la Batalla de Carabobo, aparece una mujer que llora. También afirman los lugareños, que en la vía de servicio de esta zona monumental aparece un hombre con sombrero y el espectro de una mujer, ronda la laguna artificial durante la noche.
Variedad de relatos que son parte de la tradición oral de este estado central del país, que exhibe un rico patrimonio cultural resguardado por sus pobladores, generación tras generación, preservando así las historias y leyendas del Campo de Carabobo.
¿Fantasmas en el Campo de Carabobo?
Entre las historias del Campo de Carabobo sobresale, desde hace muchos años, la que describe un ejército fantasma de recorriendo sus sabanas.
Cuenta la leyenda que en las noches claras cuando la luna ilumina las sabanas, pueden ser vistas las huestes patriotas bajo el mando de Simón Bolívar, en el mismo espacio donde 200 años atrás, el 24 de junio de 1821, enfrentaron a las tropas imperialistas españolas.
La tradición oral asegura que, en ese amplio y exuberante paraje, se escuchan los lejanos ecos de la feroz batalla de Carabobo, pues cobra vida de nuevo el corto y violento combate entre patriotas y realistas.
Retumban los cañones, suenan las dianas y el fogonazo de los fusiles estalla en la oscuridad. Afirman también que se puede escuchar el choque de sables y las embestidas de las lanzas patriotas; así como las voces de mando de los oficiales y los cascos de los aguerridos caballos llaneros.
El baile del Libertador sobre una mesa
Una de las más populares historias del Campo de Carabobo, refiere al regocijo que sintió el Libertador al enterarse que el gobierno español no enviaría los refuerzos solicitados por general Pablo Morillo. Alegría que manifestó bailando encima de una mesa.
No es extraño ni fuera de lugar la forma en el Libertador que manifestó la emoción ante tal noticia, pues eso garantizaría el éxito de la estrategia que se había trazado y daría la victoria a los patriotas en la decisiva batalla.
Aseguran las voces populares, no era la primera vez que Bolívar bailaba arriba de una mesa al recibir buenas noticias. Incluso aseveran que hizo lo mismo al enterarse del triunfo del Mariscal Sucre en Ayacucho.
La conversación premonitoria de Cedeño y Plaza
Otro relato sonado es el que refiere una conversación que, aseguran, tuvo lugar la mañana previa a la batalla del 24 de junio 1821. Mientras Bolívar almorzaba con los altos oficiales, el edecán O’Leary preguntó al distraído Manuel Cedeño, jefe de una de las divisiones:
– ¿En qué piensa General Cedeño?
– Estaba pensando qué bonito muerto haría Plaza – respondió Cedeño.
– Y yo – replicó molesto Ambrosio Plaza, jefe de otra División- estaba reflexionando en cuál será la bárbara temeridad que le llevará a usted a su fin.
Quiso el destino que ambos patriotas entregaran su vida justamente al día siguiente, en las sabanas de Carabobo.
Páez, el ataque de epilepsia y el Nazareno de Achaguas
José Antonio Páez también tiene su historia, nacida de este trascendental hito de la gesta independentista de Venezuela. Cuentan que el Centauro de los Llanos sufrió, en plena batalla, un ataque de epilepsia que lo dejó tendido en el campo. Aseguran que fue rescatado por un español realista, quien lo montó en su caballo, salvándole la vida.
Son historias del Campo del Carabobo que, a pesar de no tener referencias históricas formales, se han mantenido vivas gracias a la tradición oral, reforzando la imagen de los patriotas ante el pueblo.
Pese a que este relato es propio del estado Apure, es compartido en todo el país por ser expresión de la fe del pueblo venezolano. Antes de iniciar su viaje a la Batalla de Carabobo, el general José Antonio Páez se encomendó al Nazareno de Achaguas, el 10 de mayo de 1821, y ofreció a los devotos y devotas del pueblo una imagen del hijo de Dios rumbo a su crucifixión, como ofrenda.
El Ejército Libertador ganó la batalla decisiva por la independencia de Venezuela poco más de un mes después, con el catire Páez y sus aguerridos llaneros como figuras estelares. El general, convertido en Presidente de la República, honró su promesa a los pobladores de Achaguas en el año 1835.
La Llorona en la tumba del soldado
Pero más allá de la crucial batalla y sus protagonistas, hay relatos de la visita de espantos conocidos en otras zonas del país, a las obras conmemorativas del triunfo independentista. Es así como se cuenta que, en los alrededores del Monumento Campo de Carabobo, se pasea una mujer cuyo llanto desgarrador le ha hecho ganarse el nombre de La Llorona.
Aseguran haberla visto rondar por la tumba del soldado desconocido, haciendo sonar las cadenas protectoras y llorando. Pero nadie ha logrado verla de cerca, pues cuando van en su búsqueda, desaparece.
Otra leyenda famosa es la de un hombre de avanzada edad, gran estatura y sombrero que suele aparecer en lo que se conoce como vía de servicio en el Monumento Campo de Carabobo. A este personaje sólo se lo puede ver de lejos porque cuando las personas intentan acercarse, también desaparece sin dejar rastro.
Un relato que muestra la riqueza de la tradición oral carabobeña, hace referencia al espectro de una mujer que camina, durante la noche, alrededor de la laguna artificial que está frente al Arco del Triunfo.
Son cuentos y leyendas que cobran vida en las voces de las personas que habitan en estas sabanas, y forman parte de su patrimonio cultural.
Leyendas más allá de campo de batalla
No solo las historias del Campo de Carabobo son famosas en este estado del centro de Venezuela, donde la memoria colectiva guarda múltiples relatos relacionados con apariciones y leyendas. Algunas tienen su origen en hechos reales y con el tiempo, se han integrado a sus tradiciones y creencias.
Tal es el caso del Santo Cristo de la Salud de Borburata. Se dice que en una embarcación debían llegar dos imágenes para los templos de Ocumare y Borburata. Una de ellas era el Cristo de la Salud, destinado a Ocumare y otra, una representación de la Virgen de La Concepción, que sería llevada a Borburata.
Cuando la imagen del Cristo de la Salud apareció en la caja sellada donde debía estar la Virgen de La Concepción, los habitantes de Borburata lo tomaron como una señal y dejaron al Cristo, convirtiéndose esta historia, en una de las creencias más arraigadas en la identidad a esta población carabobeña.
Otro antiguo cuento de la región tiene como centro un muro de concreto o pilastra, ubicado en la carretera vía Ereigüe. Según la leyenda del Muerto de la Pilastra, a todo el que iba hacia el río Ereigüe para bañarse, le entraba cierto pánico en el recorrido.
Dicen que allí penan varias personas que murieron durante la Guerra Federal. Hoy aún puede verse el muro de concreto y piedra. Esta leyenda, que forma parte de la tradición oral del municipio San Joaquín, fue ampliamente difundida en la década de 1930.
Lugares mágicos y ánimas de Carabobo
El estado Carabobo también es rico en cuentos sobre lugares mágicos y ánimas en pena que hasta favores han concedido En Mariara, por ejemplo, aseguran que en las montañas del Parque Nacional Henri Pittier habitan duendes y espíritus.
Cuentan que un cazador de aves se topó una vez con un kin-kin gigante, cuyas alas medían unos cuatro metros. Este le preguntó ¿por qué nos atrapas y nos encierras en jaulas, te gustaría a ti entrar en una? El cazador decidió liberar a los pájaros que tenía enjaulados. Desde entonces se habla de esta ave como el rey de los kin-kines, así como de un azulejo gigante, visto por otros cazadores.
Visitantes y vecinos de San Esteban afirman que en el sector La Montaña habitan los duendes Colimbas. Su existencia se evidencia por un fuerte olor de café que se percibe desde la maleza.
La Piedra de la Cebolleta, ubicada en el cerro El Peñón, es la protagonista de otra historia de la tradición oral. Cuenta que allí se reunían los indígenas para conversar y contemplar la naturaleza. Manifestaban su admiración a los dioses, celebraban ritos y tallaban sus mensajes en las rocas.
Los relatos sobre aparecidos no podían faltar en Carabobo. El ánima de Juan Salazar, quien murió al este de San Joaquín, es uno de ellos. Dicen que cuando alguien pasa por ese lugar, siente la presencia del difunto a las espaldas. Años atrás, los visitantes se paraban frente a la cruz que indicaba donde murió y le encendían velas en pago de alguna promesa o para solicitar ayuda.
Algo similar pasa con el ánima de Juan Bautista Morillo, un carretero que transportaba agua al poblado de Santa Lucía. Esta figura tiene la devoción de los conductores, quienes dejan ofrendas y placas de agradecimiento por su protección en una capilla que está a la entrada de Puerto Cabello.
Historias compartidas
Hay leyendas que son comunes en varias zonas del país, e incluso en toda Venezuela. Como la referida a la bola de fuego, conocida como la leyenda del Tirano Aguirre. Se refiere a una bola de color rojo, como el fuego, que aparece a altas horas de la noche en las carreteras y persigue a los vehículos.
Su origen está asociado con Lope de Aguirre, conquistador y rebelde vasco, que emprendió un viaje hacia el Nuevo Mundo, en 1537, para conquistar territorios. Recorrió desde Perú hasta tierras venezolanas, dejando a su paso saqueos, destrozos y asesinatos.
Cuenta la leyenda que sus marañones, como era llamada su tripulación, lo traicionaron al verse cercados en Barquisimeto. Lo mataron, descuartizaron y exhibieron sus pedazos, colgados en garfios, por distintos poblados del país, con el fin de hacer justicia y demostrar escarmiento.
Finalizamos el recorrido por las historias del Campo de Carabobo y otras leyendas que conforman la tradición oral de este estado central y de lo afirmativo venezolano.
Con información de Letras Llanera, Guía Viajes Virtual, Petróleo sin Reservas y Taringa
No te pierdas
> El árbol de la vida y otras leyendas indígenas
> Kueka, historia de amor y encuentros