Como muchos pueblos, en Venezuela tenemos una forma particular de hablar que nos identifica y nos diferencia. Esa peculiaridad ha sido alimentada desde tiempos ancestrales hasta la historia reciente, por voces importadas que enriquecen el verbo venezolano.
Nuestro hablar es producto del sincretismo cultural de cientos de años que comenzó con las voces indígenas originarias, y se fue configurando con el español castizo y otras lenguas que, en distintos momentos, han llegado hasta nosotros.
Desde la cultura y lenguas de la población de esclavos traídos de África hasta influencias más contemporáneas, con la llegada de europeos y norteamericanos. Todas han dejado huellas en forma de palabras, expresiones, frases y refranes, presentes en el lenguaje cotidiano, algunas de las cuales han sido aceptadas internacionalmente como venezolanismos o americanismos.
En busca de las raíces
Si bien la raíz del hablar del venezolano, resulta común para buena parte de los pueblos nuestro-americanos, reviste particularidad como resultado del enlace de las diversas culturas establecidas en el país. Hoy tenemos una serie de palabras y modismos que forman parte de lo afirmativo venezolano.
Resulta interesante ahondar en las raíces de las expresiones que provienen de otros idiomas que fueron “venezolanizados” en la jerga popular. Y es que desde regiones tan distintas como África y Europa, hasta nuestro propio continente, los migrantes de otras tierras han venido con su cultura y con ella, su forma de expresarse, sumándose a las voces importadas que enriquecen el verbo venezolano.
En cuanto al español que se habla en Venezuela, investigadores aseguran que tiene sus raíces en la llegada de los migrantes en tiempos de la Colonia, especialmente de la zona de Andalucía y Extremadura de España. Sin embargo, no llegó directamente del país ibérico sino a través de Santo Domingo, donde se formó un castellano común que sirvió de base para el castellano americano en general.
África mía
Los hombres traídos del continente africano como esclavos, trajeron también su herencia cultural y su forma de hablar, que dejaron huella en el lenguaje hasta nuestros días. Sin ellos no hablaríamos igual. Palabras tan propias de nuestro cotidiano hablar como chévere y cambur, son parte de esta herencia.
Y no muchos imaginan que un término tan característico del léxico criollo como chévere, que incluso ha sido aceptado por la Real Academia Española, tiene origen africano. Proviene de sébere, que en idioma efik, introducido en Venezuela a comienzos del siglo XIX, por inmigrantes provenientes de Nigeria, significa adornarse, vestir bien. En el país lo usamos para calificar algo bueno, excelente, de calidad.
Solo en Venezuela le decimos cambur al banano, herencia de las lenguas africanas guanches, que nombraban como camburi o cambure, a ese fruto tropical.
Otra muestra del aporte de las lenguas africanas que enriquecieron el verbo venezolano y forman parte de esas voces importadas, es el término bemba que refiere a una boca grande con labios gruesos o carnosos, rasgo representativo de las etnias africanas.
Mientras que caraota, esa forma particular en la que llamamos al frijol negro, también proviene de las culturas de este continente hermano.
Algunos señalan que la manera de nombrar algo tan criollo como el guayoyo también tiene origen africano, pues los esclavos usaban la palabra «yoyo» para referirse al agua de las caraotas negras, mientras «gua» en lenguaje aborigen significa agua.
Desde Italia con amor
Otra influencia importante de voces importadas que enriquecen el verbo venezolano, estuvo marcada por las oleadas de inmigración europea durante la Segunda Guerra Mundial. Una de ellas, la italiana, dejó evidentes huellas en el cotidiano hablar.
Por ejemplo, una palabra que forma parte del habla coloquial como gafo, proviene de cafone, que en italiano puede traducirse como ignorante. Existen de igual forma, expresiones derivadas directamente de ese idioma como piano piano, usada para expresar lentamente o poco a poco y “école cuá” para decir exacto.
Otra palabra es Chao, derivado de Ciao, pero curiosamente, mientras en italiano se usa para saludar a una persona o como despedida, en nuestro país solo se utiliza para decir adiós.
Otras voces importadas del italiano incluyen: birra que significa cerveza; testa para nombrar la cabeza; capo, denominación que se puede aplicar a jefe o a mafioso; malandro, originada en malandrino, que quiere decir delincuente; mortadela que viene de la palabra mortadella, y que en Venezuela nombra al embutido pero también, en el argot popular, se usa para referirse a un fallecido o un asunto expirado.
Nono o nona nombra al abuelo y abuela; pasticho, derivado del pasticcio, identifica un plato de pasta que se ha vuelto tradicional en la mesa venezolana. Otras típicas expresiones son qué pecao/pecado, de «Che peccato«, que desestima de forma sarcástica las circunstancias que una persona pueda considerar negativas, y echarle pichón, que viene del piccione (paloma), cuya historia se remonta a los trabajadores que distribuían agua mediante bombas que tenían esa palabra impresa.
La refinada influencia francesa
El francés es otra de las voces importadas que enriquecen el verbo venezolano. Su influencia se marca especialmente en la gastronomía y temas relacionados con la estética y la moda.
Por ejemplo, una expresión común para todos los venezolanos, ¡Aló!, usada para responder llamadas telefónicas, proviene del saludo francés halló. Otras han sido trasladas de manera exacta como: argot, fondue, mousse, boutique, bulevar o boulevard, papel toilet, o tour, que indica el recorrido por algún sitio.
En el aspecto gastronómico también heredamos la palabra gourmet, que se usa para referirse a una persona aficionada a las comidas exquisitas o a un tipo de comida específico, y cruasán que viene del francés croissant.
Musiú, término proveniente de monsieur que significa señor, se usa para referirse a las personas extranjeras, o en la frase “no te hagas el musiú” para expresar no te hagas el tonto. Se recuerda, especialmente, como apodo del famoso presentador de televisión venezolano Marco Antonio Lacavalerie.
Hay otras palabras derivadas del francés como “petipuá”, proveniente de “petit- pois” que es el nombre que se le da a los guisantes, y “corotos” usada por el presidente Antonio Guzmán Blanco cuando se cambiaba de casa: “cuidado con mis corotos”, refiriéndose a las pinturas del autor Jean Baptiste Corot. En Venezuela se usa para referirse a objetos en general.
Voces importadas del inglés
Desde inicios de la década de 1920, con la llegada de personas de habla inglesa debido a la explotación petrolera, este idioma se sumó a las voces importadas que enriquecen el verbo venezolano. Varias de ellas se mantienen en uso hasta la actualidad.
El tan característico chamo se origina de la palabra en inglés chum, que en inglés significa camarada, compañero, o condiscípulo. De igual forma, pana viene de partner, que significa compañero.
Es muy común en Venezuela el uso del término “guachimán” para referirse a un vigilante, derivada de watch man. También se usan palabras como “macundales” para referirse a un conjunto de cosas, proveniente de la marca de herramientas estadounidense Mack and Dale; “guaya” proveniente de “wire” o cable metálico, “chivo” proveniente de “chief” para referirse a un jefe, y “fino” para referirse a algo bueno o de buena calidad, proveniente de “fine”.
Otras palabras muy usadas en nuestro vocabulario provenientes del inglés son teipe (tape) para referirse a la cinta aislante, buseta (bus) o medio de transporte público, chor (short) que significa pantalón corto, ferry o ferri de ferryboat, franela de flannel, panqueca de pancake, sánduiche de sándwich y pipa (pipe) que significa tubo.
Se suman blue jean, cotufa (de corn to fry o maíz para freír), gasoil de gas oil, al referirse al gasóleo; güircho/a de wild child, usado en los campos petroleros partir de los inicios de siglo XX.
Además, en Venezuela se usan algunas palabras en inglés equivalentes en nuestro español como full, para indicar completo, saturado o repleto, ticket que significa boleto, okey u ok, y muy popular en los últimos años, selfie, o foto de uno mismo.
Crisol de voces
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo noveno especifica que el idioma oficial es el castellano. Pero es indudable que el enlace con diversas culturas, que en distintos momentos y por diversas circunstancias se han establecido en el país, han sumado a la identidad del venezolano y se evidencia en su particular léxico.
Son muchas las voces importadas que enriquecen el verbo venezolano, algo que nos recuerda el carácter multicultural que nos identifica. Es un proceso natural mediante el cual las frases autóctonas van surgiendo de acuerdo al uso que la gente le da. Ganan popularidad y se difunden rápidamente, convirtiéndose en parte de lo afirmativo venezolano con el tiempo.
Con información de Lifeder, Proyecto Babel, Así Hablamos y Matador Network
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4 comentarios
Hermoso trabajo!!! Es refrescante u maravilloso hacer este recorrido histórico literario. Hace días conversaba sobre las influencias culturales según las regiones y el estado Zulia tiene un arraigo parecido a la cultura italiana. Desde la conformación familiar hasta la gastronómia, reuniones familiares entre otros. Y eso ha nutrido nuestro mestizaje, que a mí criterio es perfecto!!
Muchas gracias.
Interesante y refresacante contenido. Todo lo que tiene que ver con las palabras es fascinante y pienso que se debían realizar mas actividades sobre el origen, uso, formas, etc.
Tengo una observación respecto a «Coroto», lo que usted relata sobre ella, es lo que hemos oido y leído. Creo que también aparece en Buenas y Malas Palabras de Angel Rosenblat.
Recientemente estaba revisando el libro de María Josefina Tejera, «Un minuto con nuestro idioma» de Monte Avila Editores, 1era Edición, Caracas 1993 y me sorprendió gratamente lo que encontré en la página 126, otra versión sobre la palabra «Coroto».
Me voy a tomar la libertad de transcribir el texto señalado, con la intención de compartir otra explicación sobre el origen y uso de esta:
«Se ha difundido mucho que -coroto- viene del nombre de un pintor francés llamado Corot. Se dice que Guzmán Blanco en una mudanza, había exclamado que tuvieran cuidado con sus corotos refiriéndose a unos cuadros de ese pintor. La anécdota es divertida, pero tiene que ser falsa porque existe un testimonio escrito de 1851, muy anterior a la actuación de Guzmán, que dice textualmente: lo cual prueba que ya , en aquella época, coroto era ‘trasto, objeto cualquiera’. En otro texto, escrito por el Padre Bueno en 1800, se lee: . En ese año, Guzmán Blanco no había nacido y la palabra -coroto- se aplicaba a un abultamiento redondo, como una taparita.
En verdad, -coroto- parece que fue palabra indígena para designar la tapara o las dos partes de la tapara, lo que llamamos ‘totuma’. Como eran objetos que se usaban para cocinar, la palabra -coroto- designó a los objetos de la cocina y, mas tarde, a cualquier cosa.»
Gracias por permitir el comentario.
Saludos cordiales.
Muchísimas gracias por su aporte, lo incorporaremos en el texto. Saludos cordiales.