Volver a la tierra y crear un hábitat más humano y sostenible, que respete el equilibrio ente el hombre y la naturaleza, es una necesidad imperiosa frente a la crisis climática.
La arquitectura de tierra o la construcción con tierra es un método ancestral, olvidado durante mucho tiempo, que vuelve a ser objeto de atención debido al calentamiento global y sus efectos perniciosos en el clima.
Las temperaturas extremas son un riesgo que, en los próximos años, deberán afrontar las ciudades donde hoy habita el 50% de la población mundial. Cifra que se estima aumente a 70% para el año 2050.
La tierra versus el concreto
En las actualidad las edificaciones urbanas dependen del aire acondicionado en buena medida, están hechas de concreto u hormigón y grandes cantidades de cristales de vidrio, materiales que no son actos para las altas temperaturas.
La fabricación del concreto u hormigón consume grandes cantidades de energía y genera una significativa cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global.
Mientras que el vidrio crea bolsas de calor cuando refleja los rayos solares al espacio que rodea los edificios, afectando la temperatura interior de estas estructuras y el sistema de aire acondicionado. A esto se suma, las emisiones de los vehículos particulares y el flujo de calor generado por el asfalto de las calles y avenidas, que absorbe la radiación del sol.
La tierra, sin embargo, utilizada como material de construcción desde los inicios de los tiempos de todas de las civilizaciones, tiene una enorme potencialidad para responder a las necesidades de la modernidad y numerosas ventajas para la salud humana y ambiental.
Ventajas de la tierra y la construcción natural
Son muchas las virtudes que ofrece la tierra para la construcción. El paso básico es conocer bien el tipo de tierra que se utilizará, cómo hacerlo y las características del entorno. Es un material que admite la adaptación de las técnicas constructivas (ancestrales, tradicionales y modernas).
Estas son algunas de las ventajas:
- La tierra es un material natural, inocuo, reciclable y reutilización indefinida.
- Es de fácil acceso y su obtención es respetuosa del medio ambiente.
- En esencia cualquier tipo de tierra puede utilizarse como materia prima para la construcción y puede mezclarse con otros materiales naturales que se encuentren el terreno o zonas aledañas como la paja, por ejemplo.
- Tiene la propiedad de absorber el exceso de humedad del aire. Como es un material transpirable, las paredes hechas con tierra regulan la humedad del interior de la casa.
- Atenúa los cambios de temperatura externos, gracias a su masa térmica, por lo que durante la época de calor enfría los espacios interiores y los calienta cuando hace frío.
- Es una excelente barrera acústica.
- No es un material costoso.
- Se le puede dar numerosas formas por su cualidad plástica.
Casas respirables, un ejemplo de muchos
Para la arquitecta Dragana Kojičić “la tierra es contagiosa”. La descubrió como material de construcción mientras cursaba la carrera, durante intercambios estudiantiles en Ruanda, Siria y Colombia.
Luego de ampliar sus conocimientos con un postgrado en el Craterre Center (Centro Internacional de Arquitectura de Tierra de la UNESCO) en Francia, regresó a Serbia, su país natal.
Allí es pionera de la arquitectura de tierra con más de 10 años de trabajo en Mošorin, localidad de la Provincia Vojvodina, donde funciona el Centro de Arquitectura de Tierra en una casa hecha de barro, escenario de talleres teóricos-prácticos para crear conciencia sobre los valores y potencialidades de este material para la construcción.
Combinar la sabiduría ancestral con lo nuevo
La casa de Mošorin evidencia el resultado de combinar tradición e innovación. “Como cualquier material, la tierra tiene sus ventajas e inconvenientes. Si sabemos cómo usarlo de la manera correcta, entonces es excelente, y el ejemplo muestra un aliado centenario”, afirma Dragana Kojičić.
Al referirse a los inconvenientes, la arquitecta destaca que no es resistente al agua y ni a terremotos, sin embargo aclara que en las técnicas constructivas, se pueden encontrar soluciones para estas deficiencias.
“Todas estas ventajas y desventajas eran bien conocidas por nuestros antepasados. Desarrollaron y mejoraron estas técnicas de construcción, utilizando todo lo que tenían a su alcance (cascarilla de huevos, crin de caballo, etc.)”.
12 técnicas y 100 variantes
Explica que de acuerdo al registro del Centro Craterre existen 12 técnicas básicas de construcción de suelo tradicional y 100 variaciones, adaptadas al lugar y al clima.
Destaca que es muy importante estudiar todas las variables y para ello hay que observar el entorno: el paisaje, los vientos, el sol, las plantas y los animales. Analizar la tierra para conocer bien el material, es fundamental.
La tierra, desplazada por otros materiales más modernos, tecnológicamente avanzados y de uso indiscriminado, está recuperando su valor como materia prima en la construcción.
Mientras el cambio climático se acelera y el planeta se calienta, la naturaleza nos ofrece soluciones para construir un hábitat más humano.
Con información de Unesco, Milica Magazine, Ovacen y Plezir Magazine
Fotos cortesía de Milica Magazine y Plezir Magazine
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