Espiritualidad, cultura, comunidad y tradiciones están presentes el Día de Santa Bárbara en una fiesta llena de significado, que entrelaza diversas creencias y da paso a una experiencia única. Así, cada 4 de diciembre con ofrendas de frutas, flores, velas y danzas, los venezolanos muestran su devoción y agradecimiento a esta figura que ha trascendido el ámbito religioso para convertirse en un símbolo de la diversidad cultural.
Esta fecha conecta con las raíces históricas y espirituales del venezolano, a través de esta festividad que reafirma su identidad y fortalece los lazos de comunidad. Arraigada en la cultura popular, la celebración fusiona elementos religiosos, ancestrales y sincréticos. En nuestro país el culto de esta virgen y mártir cristiana del siglo III, venerada por su fe y valentía, se ha mezclado con creencias africanas, especialmente con la de Changó, orisha asociado con el fuego, el rayo y la música. Un sincretismo que la ha convertido en una deidad protectora y festiva.
La tradición cristiana la presenta como una joven que se negó a renunciar a su fe y fue martirizada por su padre. Su figura se asocia con la protección contra tormentas, rayos y fuego, lo que la convierte en una santa muy venerada por marineros, mineros y personas que trabajan con explosivos. Además, es parte de los 14 santos auxiliadores de la Iglesia Católica, llamados así porque sus fieles los consideran prestos a escuchar sus oraciones e interceder con prontitud.
La fiesta
Santa Bárbara es un símbolo de protección y fortaleza en la cultura venezolana. Las celebraciones en su honor son diversas y coloridas. En muchas comunidades, se levantan altares adornados con diferentes ofrendas para expresar su fe: frutas, velas y ramos de flores, usualmente de color rojo o blanco. Las casas se engalanan y se preparan diferentes comidas. La música y la danza son elementos fundamentales de la fiesta, con grupos de tambores y comparsas que crean un ambiente de alegría y fervor religioso.
Las procesiones en las que se lleva en hombros una imagen de la santa, acompañada por rezos y cantos de los fieles quienes piden favores, son las tradiciones más destacadas. Al finalizar se suele realizar una misa. Por otra parte, quienes profesan la religión yoruba comienzan las fiestas con cohetes y tambores al iniciar la medianoche del 4 de diciembre.
En la parroquia Caricuao del municipio Libertador, por ejemplo, se adorna un altar con plátanos verdes, frutas, velones y vino. En la noche le tocan tambor, le fuman tabacos y bailan en su honor. Mientras que en la parroquia 23 de Enero, los seguidores visten su imagen y decoran el altar. A las siete de la noche comienza a tocar un grupo de tambores que va sobre un camión por toda la comunidad. A medida que van encontrando altares en el camino, se detienen y la gente muestra sus imágenes de Santa Bárbara, tras lo cual se suman a la procesión que recorre toda la zona.
Otra celebración que destaca es la de El Junquito, específicamente en Los Nísperos, donde rezan y luego hacen una ceremonia con un novenario. A estos actos asisten invitados de otras localidades, tanto creyentes y practicantes de la santería como personas que no son devotas.
Simbolismo de las ofrendas
Cada elemento del altar erigido en honor a Santa Bárbara tiene un significado, como la plegaria que elevan ante ella. Para los creyentes, cada ofrenda, desde la más sencilla hasta la más elaborada, es un gesto de entrega y un vínculo entre el mundo terrenal y el divino.
Las flores, especialmente las rosas rojas, simbolizan la pasión y devoción de los fieles. Las velas representan la fe y la esperanza; se colocan rojas o blancas. Su luz ilumina el camino espiritual y disipa las sombras de la duda. Las frutas, especialmente las manzanas, asociadas a la salud y la fertilidad, son un ofrecimiento a la abundancia. Al ofrecer una manzana a Santa Bárbara, los devotos agradecen por los favores recibidos, creando un vínculo espiritual que trasciende lo material.
En tanto, el vino simboliza la alegría y la celebración de la vida. La comida, preparada con esmero y cariño, es un testimonio del agradecimiento y la devoción de quienes la ofrecen.
El ritmo de los tambores y el colorido de los trajes se entrelazan en la danza, acompañada con melodías contagiosas y letras cargadas de fervor religioso. Así el baile, trasciende las barreras culturales uniendo a las personas.
La historia de Santa Bárbara
Santa Bárbara nació a principios del siglo III D.C. en Nicomedia, ciudad ubicada cerca del mar Mármara. El tirano rey Dióscoro, padre de la santa fue quien la llevó al suplicio y a la muerte, rechazando que su hija fuera devota cristiana.
Al enterarse de la fe de su hija, Dióscoro la encerró en un castillo. Sin embargo, su espíritu indómito logró abrir tres ventanas en la torre, simbolizando la Santísima Trinidad, lo que enfadó aún más al padre. También se cuenta que durante una tormenta, un rayo cayó cerca de la torre, pero Santa Bárbara salió ilesa, convirtiéndola en la patrona de los mineros y de las personas que trabajan con explosivos. Luego quiso obligarla a casarse, pero ella se opuso al matrimonio y le dijo a su progenitor que elegía a Cristo como su esposo.
El hombre intentó matarla, pero Bárbara huyó del lugar y se refugió en una peña milagrosamente abierta para ella. Atrapada pese al milagro, se enfrenta a su destino, el martirio a mano de su propio padre, quien tras la sentencia del juez fue el encargado de decapitarla en la cima de una montaña el 4 de diciembre de hace más de mil años.
Imagen de Santa Barbara
La figura de Santa Bárbara está envuelta en un halo de misterio y leyenda, transmitido de generación en generación. En las imágenes cristianas se representa como una joven y bella mujer, usualmente con una túnica o manto de color rojo intenso, una torre con tres ventanas, que significa el refugio de la fe en la Santísima Trinidad, la espada con la cual fue decapitada, símbolo de fuerza y de fe inquebrantable.
Además, lleva en su mano un cáliz con el Santísimo Sacramento, que significa su conversión al catolicismo. La imagen de esta santa suele mostrar el rayo que afirman cayó en su martirio, así como bloques de piedra que representan la peña en la montaña a donde huyó y fue atrapada.
A lo largo de los siglos, su leyenda se ha enriquecido con innumerables historias de milagros y apariciones, consolidando su estatus como una de las santas más veneradas en Venezuela.
Sincretismo religioso
Si bien los católicos prefieren que no se vincule a Santa Bárbara con la santería, desde el siglo XVI los esclavos africanos que llegaron a tierras cubanas para trabajar en las plantaciones de caña, no podían manifestar sus creencias de forma pública por lo que presentaban a sus orichas por santos católicos.
Changó, que en muchos altares está al lado de Santa Bárbara, es considerado por los creyentes en la religión Yoruba como el dios del trueno, del rayo, del fuego, la guerra, la danza, de toda la música y de la belleza masculina; patrón de las tempestades.
Sin embargo, en las imágenes que veneran los católicos, Santa Bárbara aparece con la espada con la cual fue decapitada, razón por la que se relaciona con la guerra, reflejo de fe inquebrantable. A la santa católica se le asocia con el color rojo, que representa la sangre de cristo. Mientras que el rayo que presuntamente cayó durante su martirio se le vincula con los explosivos y la patrona del arma de artillería.
Adicionalmente, ha sido tomada como protectora ante los peligros de las tormentas eléctricas y los incendios naturales, y posteriormente, por analogía o similitud, se le empezó a asociar con los artilleros y los mineros, de quienes también es patrona. Tradicionalmente se pide la intercesión de Santa Bárbara para no morir sin acceder al sacramento de la confesión y tener la gracia de recibir la eucaristía en la hora de la muerte.
Changó
Durante la colonia, los esclavos africanos trajeron consigo sus creencias y prácticas religiosas al nuevo mundo. Para preservarlas frente a la imposición del cristianismo, identificaron a sus orishás con santos católicos. En este caso, Changó se sincretizó con Santa Bárbara debido a sus características comunes de control sobre los rayos y la protección contra el mal.
Changó (o Shango, en yoruba Ṣàngó) es uno de los orishás más venerados dentro del panteón yoruba y de las religiones afrocaribeñas como la santería y el candomblé. Es conocido como el orishá de la justicia, los rayos, el trueno y el fuego, y es una deidad asociada con la virilidad, la danza, la música y la guerra. Su figura es central en muchas prácticas religiosas y rituales, y su culto se ha extendido por todo el mundo, especialmente en regiones con una significativa influencia africana, como el Caribe y América Latina.
Fue un rey histórico en la ciudad de Oyo, una antigua ciudad-estado en lo que hoy es Nigeria. Según la tradición yoruba, fue un poderoso y valiente líder que gobernó con justicia y habilidad militar. Su reinado es recordado por su carácter fuerte y su habilidad para gobernar, así como por su carisma y su amor por la música y la danza. Se dice que fue durante su reinado cuando se institucionalizaron muchos de los ritos y prácticas que aún se observan en su culto.
En la religión yoruba es representado como un guerrero poderoso que lleva un hacha doble, símbolo de su autoridad y poder. Además, se le asocia con el tambor batá y la danza, reflejando su conexión profunda con la música y las artes. Las danzas dedicadas a Changó son energéticas y vibrantes, reflejando su naturaleza guerrera.
Con información de Curioso Teatro, Día Internacional, Noticias Barquisimeto, Afroamiga, ACI Prensa
Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004 – 2007 Municipio Libertador. Tomo 5/5 Instituto del Patrimonio Cultural, Caracas, 2007.
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