Han pasado 75 años de La Fiesta de la Tradición, evento que hizo vibrar el Nuevo Circo de Caracas en una celebración del arte y la cultura donde se mostró a los espectadores la diversidad de las manifestaciones venezolanas.
Se trató del primer acto con carácter oficial realizado en el país con miras a promover la vitalidad y riqueza de las tradiciones criollas en un ambiente festivo, sin desconocer su origen étnico y su carácter local, pasando a convertirse en manifestaciones de la cultura nacional venezolana del siglo XX.
El evento, organizado por el escritor y poeta Juan Liscano en honor a Rómulo Gallegos, primer intelectual de la República investido del cargo de Presidente Constitucional. Reunió a cultoras y cultores de diversas regiones del país mostrando, primera por vez, la cultura popular y dando protagonismo al pueblo y a sus manifestaciones, por mucho tiempo consideradas aficiones de la plebe.
Nombres como Juan Pablo Sojo, Pancho Pepe Cróquer y Francisco Carreño estuvieron directamente relacionados con el acontecimiento que tuvo un gran impacto en la recreación de la cultura venezolana del siglo XX. Un acto de tal trascendencia que sentó las bases del reconocimiento del patrimonio cultural intangible en el país.
Génesis de la Fiesta de la Tradición
Juan Liscano, siguiendo su interés por los estudios culturales, recorrió el país durante varios años descubriendo en su paisaje y en sus pobladores la raíz genuina del gentilicio. Iba con un grabador forjando, sin saberlo, el primer archivo sonoro de la música tradicional venezolana.
En 1948 fue llamado por Luis Beltrán Prieto Figueroa, ministro de Educación de aquel entonces, para que asumiera la Creación del Servicio Nacional del Floklore. Se le pidió entonces concebir una gran fiesta cultural en la que tuvieran cabida todas las expresiones populares tradicionales. De esta manera, el poeta tuvo la oportunidad de representar en un espectáculo de dos horas el fruto de diez años de investigación.
Surge La Fiesta de la Tradición en medio de un momento político crucial en el que también emergen nuevas corrientes científicas estudiosas de la cultura popular y del folklore, potenciadas con el triunfo electoral de una organización política orientada a las reivindicaciones democráticas.
La visión de Liscano al concebir el evento fue de estudioso, pero también de espectador, por lo que mostró las manifestaciones con visión de poeta, pero con modernos elementos escénicos.
Gran evento de lo popular
La Fiesta de la Tradición fue un gran evento cultural presentado en Caracas entre el 17 y 18 de febrero de 1948, como parte de los actos de toma de posesión del presidente Rómulo Gallegos, electo en las primeras elecciones democráticas, universales y secretas realizadas en Venezuela.
Este evento, que reunió por primera vez las más diversas manifestaciones culturales del país, mostró la relación entre tradición y modernidad, historia, contexto social e imaginarios políticos. Antes de la Fiesta de la Tradición, la cultura nacional se resumía a expresiones muy disímiles provenientes de la región central y llanera del país.
“El Festival Folklórico Cantos y Danzas de Venezuela, esa Fiesta de la Tradición, cumplida con motivo de encargarse de la Presidencia de la República, nuestro primer escritor, Don Rómulo Gallegos, no puede ser comprendido además de homenaje al Presidente electo que implicaba, sino como un gran acto de vitalización de nuestro Folklore. El primer acto de carácter oficial, con proyección nacional, efectuado por un gobierno venezolano, tendiente a procurar por la vida de nuestro Folklore”, expresó Liscano en 1950.
La actividad contó con un grupo organizador no mayor de diez personas a quien Liscano les hizo recorrer el país en las semanas previas, contactando cofradías y líderes locales, así como organizando la logística de transporte para más de quinientos músicos, cantantes y bailarines de todo el país.
Trascendencia
«Hasta entonces yo tenía el mapa de Venezuela en la cabeza, pero de repente logré convertir ese mapa en figuras danzantes».
Juan Liscano, 1998
Llegó el día y la audiencia, urbana fundamentalmente, descubrió la Yonna, danza goajira; la celebración de San Antonio con el Tamunangue, el canto negro a San Juan y su sincretismo religioso evidente y mucha otras manifestaciones. Eran las figuras y voces desconocidas de un país hasta ese momento ignorado. Todos los periódicos del país informaron acerca de la toma de posesión del presidente Rómulo Gallegos en medio de la algarabía de la Fiesta de la Tradición.
Esa actividad trascendió por la concepción de ver el hecho cultural como un importante factor de rearticulación social y empresa colectiva, por lo que todavía hoy se mantiene como una referencia cultural importante.
“El Festival fue una gran realización personal, así como lo fue la receptividad que tuvo”, dijo Liscano en una entrevista realizada en 1998. “Se produjo un brote nacional de optimismo, de sentir que tenemos una cultura y de ello incluso entre los mismos participantes venidos de todo el país, que no sabían de la existencia de otros, semejantes a ellos. Se creó un sentimiento nacional pero momentáneo, pues desgraciadamente no fue suficientemente aprovechado por el Gobierno”, lamentó el poeta.
De este importante acontecimiento, el Centro de la Diversidad Cultural conserva invaluables documentos fotográficos, de audio y objetos etnográficos como, por ejemplo, el traje de Chiriguare que formó parte de la danza homónima ejecutada en el Nuevo Circo de Caracas.
Contexto de la Fiesta
El siglo XX en Venezuela prácticamente comienza en 1936, tras la muerte de Juan Vicente Gómez. A partir de ese momento los gobiernos tratan de borrar los signos represivos de la dictadura para intentar abrirse paso hacia la democracia y la participación ciudadana. Sin embargo, el golpe de Estado contra Isaías Medina Angarita en 1945 deja de lado las reivindicaciones de los sectores civiles.
La Junta cívico-militar llama a una Asamblea Constituyente que sienta las bases para la redacción de una nueva Constitución y convoca a elecciones a fines de ese año. Con el triunfo del escritor Rómulo Gallegos el 14 de diciembre de 1947, se activa una ola modernizadora.
En ese contexto, La Fiesta de la Tradición evidencia el descubrimiento de la cultura popular, por ello, el concepto y la visión de pueblo que aparece en el discurso político que acompaña y orienta dicho planteamiento.
A pesar de no militar en el partido de gobierno, Juan Liscano representa esta nueva visión de lo popular que emerge en los estudios científico-sociales del momento, autores y obras.
El evento
Para la selección de las manifestaciones se dividió al país en tres zonas: estados orientales; estados occidentales y Capital de la república y alrededores. Para Oriente se asignó a Francisco Carreño junto a Nicanor Fariñas, originario de la región. En Cumaná, se contactaron los conjuntos o agrupaciones que interpretaban El Pájaro Guarandol y El Sebucán, y en San Antonio del Golfo, El Chiriguare. La otra zona oriental escogida fue la Isla de Margarita con el baile de El Carite.
Hugo Rivas Franco, director de la Biblioteca de la Universidad de los Andes, en Mérida se encargó del Occidente, se contactó en Mérida a, para que seleccionara en la población de Timotes el grupo que iba representar los Jiros de la Procesión de San Benito. En el estado Lara, Eligio Anzola Anzola, presidente de la entidad, junto a José y Raúl Colmenares, ambos de El Tocuyo, contactaron al grupo musical que iba a representar el baile de El Tamunangue, encabezado por Baudilio Ortiz, el más hábil esgrimista de La Batalla. En esta misma región occidental se seleccionaron Los Chimbangueles e Indios Goajiros y La Chichamaya Goajira, ambas localizadas en el estado Zulia y cuyos conjuntos fueron contactados por Juan Pablo Sojo.
En el centro del país Sojo, quien visitó la región de Barlovento, seleccionó tres conjuntos de tambores redondos y tres de tambores grandes o minas, con sus correspondientes parejas de baile, ejecutantes y cantadores, procedentes de las poblaciones de Caucagua, Tacarigua de Mamporal, Sotillo, Tacarigua, Tacarigüita, Higuerote, Río Chico, San José de Río Chico y Barlovento. Los seis conjuntos organizados se constituyeron en 81 personas.
Tremendo cartel
La dirección general de La Fiesta de la Tradición estuvo a cargo de Juan Liscano, la dirección técnica la asumió Abel Vallmitjana y la dirección musical quedó en manos de Francisco Carreño, mientras el maestro Juan Pablo Sojo se encargó de la organización de los conjuntos.
Se dejó la locución en la voz de Francisco José Croquer, una de las figuras más emblemáticas de la radiodifusión venezolana de la época, popularmente conocido como Pancho Pepe Cróquer. Nombres que resuenan por sí solos en la historia cultural del país.
El programa se inició con las palabras de Juan Liscano, quien aprovechó el momento al afirmar que para gobernar en forma democrática se requiere el apoyo popular; y para desarrollar un sentido de la propia nacionalidad se necesita comprender la propia tradición y que ésta en última instancia, es el folklore.
Además, ratificó que en el festival se ponían en escena diversas expresiones de la cultura popular tradicional venezolana, “presentadas con todo el respeto y toda la atención que siempre hubieran debido merecer y dentro de un modesto adorno que cuadre con la belleza elemental y verdadera que ellas ostentan en sus ambientes regionales”, expresó Liscano.
Todas las manifestaciones en una sola fiesta
Durante los dos días de La Fiesta de la Tradición se presentaron los Bailadores de los jiros de la procesión de San Benito, de Timotes, estado Mérida; El Carite, procedente de la Isla de Margarita; El Chiriguare, de San Antonio del Golfo; El Pájaro Guarandol y El Sebucán de Cumaná.
Además, los espectadores pudieron disfrutar de Los Chimbangueles de la Fiesta de San Benito de los distritos Bolívar, Maracaibo, Miranda y Sucre del estado Zulia.También estuvieron presentes los Diablos Danzantes de Yare, estado Miranda; Bailadores y tocadores de Tambor de la Fiesta de San Juan, de Acevedo, Brión y Páez del estado Miranda y de Caraballeda; El Chimbanguele, baile y tambor del distrito Bolívar del estado Zulia.
La escena también fue tomada por la Comparsa o parranda de San Pedro, Guatire, estado Miranda, el Tamunangue, baile de tambores, canto y danza en homenaje a San Antonio, del Tocuyo, estado Lara; La Chichamaya, baile indígena de la península de la Goajira, Zulia. El joropo, con parejas y arpistas de El Sombrero, estado Guárico y el cierre de cuadrilla de jinetes a caballo trajeados a la usanza de la primera mitad del siglo XIX.
Cada una de estas expresiones culturales exigió la realización previa de una investigación de campo, cuyos resultados fueron recogidos en documentos escritos y grabaciones que pasaron a formar parte del Archivo del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales que Juan Liscano dirigió.
Con información de Centro de la Diversidad Cultural, Docplayer y Persee
No te pierdas
> El joropo, mucho más que música, canto y baile
> Seis manifestaciones culturales venezolanas son patrimonio de la humanidad
> !Nuestra Fiesta de San Juan Bautista es patrimonio de la humanidad
> En Venezuela San Juan celebra con tambores
> Tamunangue, sones de negros en honor a San Antonio
> Diversiones Orientales, expresión rica y genuina de nuestra identidad