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Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

por Haiman El Troudi
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Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

No hay recoveco en la superficie de la tierra que esté libre de microplásticos y no es de extrañar ya que en la actualidad se producen, en todo el mundo, algo más de 400 millones de toneladas anuales de plástico. A esto se suma la enorme cantidad de residuos de este material, estimada en 52,1 millones de toneladas por año, que terminan en el medio ambiente ocasionado una contaminación omnipresente y persistente.

Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

Durante el último medio siglo los microplásticos, pequeños fragmentos de polímeros degradados de menos de 5 milímetros de tamaño, omnipresentes en el aire, el agua y el suelo, se han alojado en todo el cuerpo humano, incluyendo el hígado, los riñones, la placenta y los testículos.

Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Medicine y realizado por investigadores de Ciencias de la Salud de la Universidad de Nuevo México (UNM), ha encontrado concentraciones mucho más altas de microplásticos en el cerebro humano que en otros órganos. Pero, además, descubrieron que ésta ha aumentado un 50% en los últimos ocho años.

Reflejo de la cantidad de microplásticos en el medio ambiente

La contaminación por plástico podría triplicarse para 2040

El estudio titulado “Bioacumulación de microplásticos en cerebros humanos” revela que las concentraciones de plástico en el cerebro humano son más altas que en el hígado o el riñón e incluso, más altas para placentas y testículos según informes previos.

Durante el estudio los investigadores examinaron 52 muestras de la corteza frontal, la región cerebral situada por encima y detrás de los ojos, tomadas de autopsias realizadas en 2016 y 2024. Éstas fueron comparadas con muestras de tejido de hígado y riñón provenientes de los mismos cuerpos mediante imágenes microscópicas y análisis moleculares para identificar la composición química.

¿Respiramos microplásticos?

La tasa de acumulación refleja la creciente cantidad de residuos plásticos en el planeta expresó el toxicólogo Matthew Campen, jefe del equipo investigador y profesor de la Facultad de Farmacia de la UNM. Observaron también que gran parte del plástico parece ser mucho más pequeño de lo que se creía, en escala nanométrica, aproximadamente dos o tres veces el tamaño de los virus.

“Nunca me imaginé que fuera tan alto. Desde luego, no me siento cómodo con tanto plástico en el cerebro, y no necesito esperar unos 30 años más para saber qué pasa si las concentraciones se cuadruplican”, afirmó Campen, quien señaló además que los hallazgos deberían hacer sonar la alarma sobre el posible impacto en la salud humana.

Hallazgos clave del estudio

¿Respiramos microplásticos?

Los autores encontraron que las muestras de cerebro de 2024 presentaron concentraciones de microplásticos sustancialmente más altas que las de 2016. Esto representa un aumento de 50% durante ese período.

Otro de los hallazgos evidenció que el tejido cerebral de las personas diagnosticadas con demencia tenía hasta diez veces más plástico en el cerebro que que aquellas sin esta condición. Aunque el estudio no establece una relación causal entre los microplásticos y la demencia, los investigadores sugieren que los procesos degenerativos asociados con esta enfermedad podrían facilitar la acumulación de estas partículas en el cerebro.

Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

Toxicólogo Matthew Campen, jefe del equipo investigador y profesor de la Facultad de Farmacia de la UNM.

El equipo científico descubrió que los microplásticos más pequeños, conocidos como nanoplásticos y que pueden medir tan solo 200 nanómetros, tienen un tamaño comparable al de algunos virus que les permite atravesar la barrera hematoencefálica, una estructura que normalmente protege al cerebro de sustancias dañinas.

Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

También detectaron 12 polímeros diferentes pero el más común encontrado en las muestras cerebrales fue el polietileno, ampliamente utilizado en envases y contenedores, incluidas botellas y vasos.

¿Cómo llegan los microplásticos al cuerpo humano?

 

La investigación señala que la principal vía de ingreso de los microplásticos al cuerpo humano es a través de los alimentos, especialmente productos de origen animal como la carne. Los científicos explican que la irrigación de cultivos con agua contaminada y el uso de fertilizantes derivados de estiércol de animales podrían estar contribuyendo a esta problemática. También se encontraron altas concentraciones de microplásticos en carne comprada en tiendas de comestibles.

Otra fuente importante de exposición es el aire contaminado, ya que las partículas plásticas presentes en el ambiente pueden ser inhaladas y llegar al torrente sanguíneo.

Implicaciones para la salud humana

Alarma concentración de microplásticos en el cerebro humano

Aunque aún no se comprenden completamente los efectos de los microplásticos en el cerebro, los hallazgos de este estudio son motivo de alarma.

Estas partículas pueden actuar como vehículos para otros contaminantes, como metales pesados y compuestos químicos tóxicos, que podrían exacerbar sus efectos nocivos.

¿Respiramos microplásticos?

Fotografía de Chest X-ray en Ecoosfera.

Además, su presencia en el tejido cerebral podría desencadenar respuestas inflamatorias y contribuir al estrés oxidativo, procesos relacionados con enfermedades neurodegenerativas.

“Empezamos a pensar que quizás estos plásticos obstruyen el flujo sanguíneo en los capilares. Existe la posibilidad de que estos nanomateriales interfieran con las conexiones entre los axones del cerebro. También podrían ser un foco de agregación de proteínas implicadas en la demencia. Simplemente no lo sabemos”, dijo Matthew Campen.

¿Qué podemos hacer?

El plástico está en todas partes y la gente, en su mayoría, no se imagina un mundo sin plástico. La mitad del plástico que utilizamos son artículos de un solo uso que tienen una vida útil promedio de 12 a 15 minutos, pero pueden tardar en desintegrarse entre 400 y mil años.

La amenaza creciente que representa la contaminación por microplásticos y nanoplásticos es un desafío global que requiere acciones inmediatas. Algunas medidas que pueden ayudar a mitigar este problema incluyen:

  • Reducir el uso de plásticos al optar por alternativas sostenibles y evitar productos de un solo uso.
  • Mejorar el reciclaje con sistemas más eficientes y educación sobre prácticas responsables.
  • Exigir regulaciones más estrictas a los gobiernos mediante el establecimiento de políticas para limitar la producción y el uso de plásticos.
Te invito a navegar por la sección Buenas Prácticas donde encontrarás ideas y sugerencias para reducir el uso del plástico en la cotidianidad.

 

Con información de Universidad de Nuevo México, Euronews y National Geographic


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