Los nanoplásticos llegaron para quedarse a contaminar nuestro medio ambiente y ya invaden a la Tierra de polo a polo. Una realidad verdaderamente alarmante para los seres vivos del planeta, pues la presencia de las partículas de plástico en las regiones polares, que son el termómetro del cambio climático, así como de la contaminación que soporta el mundo, evidencian que el impacto de este material es mayor de lo esperado.
El equipo de investigadores de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, publicó recientemente en la revista Environmental Research, un estudio en el que afirman haber detectado nanoplásticos en las regiones polares por primera vez: 13 nanogramos de nanoplásticos por mililitro de hielo derretido en Groenlandia, y cuatro veces más en el hielo de la Antártida, de acuerdo a lo revelado por Dusan Materic, científico ambiental que dirigió la investigación.
La muestra examinada de los núcleos de hielo se extrajo a 14 metros de profundidad en Groenlandia y núcleos marinos de la Antártida. La sorpresa del estudio fue tanto la detección de nanoplásticos como su presencia en todo el núcleo examinado.
Nuevo contaminante gestado en 50 años
Aunque los nanoplásticos se consideran un nuevo contaminante, en realidad han estado allí durante décadas. El análisis del núcleo de la capa de hielo de Groenlandia representa una capa de nieve desde 1965. Esto demuestra contaminación por nanoplásticos en los polos durante al menos 50 años.
Los nanoplásticos son partículas que miden de 1 a 1.000 nanómetros, producidas involuntariamente a partir de la fabricación y la degradación de los objetos de plástico. Son distintos a los microplásticos, cuyo tamaño es mucho mayor y son menos tóxicos. Ambos tipos ya han sido encontrados en todos los rincones del mundo y significan una amenaza para la salud de los ecosistemas y su correcto funcionamiento.
El viaje de los nanoplásticos
El viaje de los nanoplásticos fue revelado en un estudio publicado en la revista Nature, el cual precisa que son transportados entre continentes por vientos de altitud. Los científicos tomaron muestras en el observatorio del Pic du Midi, a 2.877 metros de altitud, en los Pirineos franceses, entre junio y octubre de 2017, con una bomba que aspiraba 10.000 m3 de aire por semana. Todas las muestras contenían nanoplásticos
Para determinar la procedencia de los contaminantes, calcularon la trayectoria de las distintas masas de aire de las muestras durante los siete días anteriores a su extracción y encontraron que éstos venían del noroeste del continente africano, pasando por el Mediterráneo, América del Norte y el océano Atlántico.
Aunque las cantidades detectadas no representan un riesgo inmediato para la salud, son significativas para una zona que supuestamente está limpia y a la que no se puede fácilmente atribuir un origen local de la contaminación. Los datos confirman que los nanoplásticos se mueven entre continentes, porque la tropósfera libre – que es la zona atmosférica estudiada- actúa como vía ultrarrápida para el recorrido de grandes distancias de las partículas.
El hallazgo más destacado del estudio es, sin embargo, el origen marino de una parte de estas partículas. Que el plástico sea arrastrado desde el océano hasta alturas tan elevadas demuestra que no hay ningún sumidero de almacenamiento posible, está dando vueltas en un ciclo perpetuo.
Nanoplásticos, proporción en los polos
En zonas como Groenlandia, se ha determinado que al menos una cuarta parte de las partículas de plástico provenían de los neumáticos de los vehículos. El polietileno (PE), un tipo de nanoplástico utilizado en envases o bolsas de un solo uso, suponía la mitad de las muestras recogidas en esta región polar del norte.
Un cóctel químico ha llegado hasta la otra punta del planeta: la Antártida, donde las nanopartículas detectadas multiplican por cuatro las encontradas en Groenlandia, con hasta 52,3 y 13,2 nanogramos por mililitro de hielo, respectivamente. De nuevo, el polietileno es el nanoplástico más abundante hallado en más del 50% de la masa de hielo marino antártico.
La contaminación puede verse potenciada en esta zona porque el proceso de formación del hielo marino en la Antártida, puede ayudar a concentrar las partículas de plástico. En el hielo antártico también se encontró polipropileno (PP) – presente en tuberías o envases- en una concentración de 20,7 nanogramos por milímetro de hielo en la parte superior y de nueve en la parte inferior.
Estos datos vienen a corroborar otras investigaciones que demostraban que el mar de Ross y el hielo marino de la Antártida, estaban contaminados con microplásticos de tipo PE y PP. También se han encontrado nanopartículas de plástico en ríos del Reino Unido, agua de mar del Atlántico Norte, lagos en Siberia y nieve en los Alpes austriacos.
Contaminación nanoplástica en la salud
El estudio publicado en Environmental Research, explica que los nanoplásticos son más pequeños y más venenosos que los microplásticos que se han encontrado en todo el mundo. De acuerdo a investigaciones sobre la salud, existen varios efectos adversos en células humanas, pues la ingesta o inhalación de estos materiales pueden conducir a un estrés oxidativo, secreción de citocinas, daño celular, reacciones inflamatorias e inmunes y daño al ADN, así como efectos neurotóxicos y metabólicos.
Aún no se conoce el impacto total en la salud humana. Los expertos temen que puedan representar un problema importante para los humanos y otros animales, ya que se espera que la cantidad de plástico en el océano se triplique para el año 2040.
Las contaminantes partículas se han detectado en placentas, células humanas, en la cima del monte Everest o la abisal fosa de las Marianas, el sitio más profundo del planeta. Potencialmente cada persona inhala o traga hasta 1,8 millones de microplásticos cada año. Las últimas investigaciones señalaban la presencia de microplásticos en las heces de los pingüinos de la Antártida o en el mismo aire que rodea al Everest (a unos 8.850 metros de altitud).
Superado umbral planetario de los compuestos químicos
Algunos datos reflejan que se ha superado el umbral planetario perteneciente a los compuestos químicos y, entre ellos, los plásticos. Por este motivo, la comunidad científica pide acciones urgentes para reducir sus daños y su impacto no sólo sobre el medio ambiente, sino también sobre la salud de las personas.
Consideran que aún estamos a tiempo de conseguir una economía circular real, mediante el cambio en el diseño de materiales y productos reciclables; así como la mejora en el control de seguridad y sostenibilidad de estos materiales. Parece que los ecosistemas libres de microplásticos en el planeta son ya escasos, más cuando recientemente se han encontrado microplásticos hasta en unos pequeños animales que habitan en los fondos oceánicos, entre los 7.000 y los 10.890 metros de profundidad.
Hoy se refuerza la necesidad de tomar conciencia sobre el reciclaje y la reutilización de los plásticos, en especial los de un solo uso. Los centros urbanos son los centros de la contaminación global. Sin embargo, el proceso de industrialización de los últimos siglos y la producción de productos plásticos en masa, han terminado por conquistar los últimos resquicios de la Tierra de polo a polo. Plásticos desechados, que a la larga se descompondrán hasta ser microplásticos y nanoplásticos invadiendo la geografía global.
Con información de Actualidad RT, Continental, Diario Hoy, Business Insider, Diario Criterio, 20 Minutos, Meteorología en Red, El Agora Diario, Red 92, Notiulti y El Español
Fotos cortesía de El Agora Diario, Meteorología en Red, Business Insider, Europa Press y Partido Verde Hidalgo
No te pierdas
> Lágrimas de sirena, poético nombre para una grave amenaza
> La contaminación por plástico podría triplicarse para 2040
> ¿Por qué debemos evitar el uso de las bolsas de plástico?
> ¿Estamos viviendo la Edad del Plástico?