Aunque algunas veces no la percibamos, la contaminación atmosférica no solo impacta en la salud y calidad de vida, sino que puede ser letal.
Una exposición permanente al aire contaminado puede provocar enfermedades cardiovasculares (accidente cerebrovascular o ACV, por ejemplo) y respiratorias (asma, alergias, cáncer de pulmón), entre otras afecciones.
Cerca de 800 personas mueren cada hora en el planeta debido a la polución del aire.
Son diversas las fuentes de contaminación del aire relacionadas con la actividad humana, con una magnitud cada vez mayor: El uso de combustibles fósiles (petróleo y sus derivados, carbón, gas natural) en la industria y el transporte, en el hogar para la calefacción y la cocción de alimentos; así como el ganado (produce metano y amoníaco) y la quema de residuos en el sector agrícola. Otras causas son la quema de basura a cielo abierto y la acumulación de desechos en vertederos.
Un panorama que nos obliga a actuar, no solo al conjunto de naciones sino a cada uno de nosotros. En nuestras actividades diarias podemos hacer cambios que contribuyan a disminuir la contaminación atmosférica. Las pequeñas acciones siempre suman.
Pequeñas acciones que suman
- Usa racionalmente el vehículo, evítalo para trayectos cortos. Siempre que puedas ir caminando hazlo, es bueno para la salud.
- Si puedes llegar a tu destino en transporte público o bicicleta, opta por ellos. Menos automóviles en las vías, menos emisiones de CO2.
- En caso de que te desplaces en tu automóvil particular y tienes que detenerte para esperar por alguien o por algo, apágalo. Mientras esté encendido genera emisiones.
- Reduce, reutiliza y recicla. Disminuir la cantidad de basura ayuda a mantener el aire más limpio.
- Evita el uso de productos plásticos desechables o de un solo uso.
- Disminuye el uso de aerosoles e insecticidas. Lee con detenimiento de las etiquetas de las pinturas, pilas, aerosoles, etc., opta por los que indican que no contienen CFCs.
- Evita tirar productos químicos en el inodoro o en cualquier fuente de agua.
- No arrojes basura en las calles, parques, playas, bosques, etc.
- Cuida las áreas verdes de tu comunidad, la ciudad donde vives y la de los lugares que visites. Son fuente de oxígeno y ayudan a absorber CO2.
- Usa responsablemente la energía eléctrica en casa y en el trabajo. Apaga las luces al salir de los distintos espacios y los equipos electrónicos que no estés utilizando.
- Reduce el consumo de carne y productos lácteos; además de fortalecer tu salud, contribuyes a reducir las emisiones de metano que emite el ganado.
- Evita quemar basura, al hacerlo aumenta la contaminación del aire.
Con información de Ecoosfera, National Geographic y Fundación Aquare
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