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Cóndor andino, el ave voladora más grande del mundo

por Haiman El Troudi
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Cóndor andino es el ave voladora más grande del mundo

Amante de las alturas y las formaciones rocosas poco asequibles, el Cóndor andino se eleva en las alturas de nuestras cordilleras. Se trata del ave voladora más grande y pesada del mundo, que además tiene un papel muy importante en la mitología y la cultura de varias regiones de los Andes. Lamentablemente, este magnífico pájaro emblemático de nuestras montañas, única de Sur América, y símbolo de Chile, Colombia, Ecuador y Bolivia, se encuentra en grave riesgo de extinción.

Actualmente hay miles de cóndores en libertad, y existen diferentes programas de reintroducción que buscan elevar su número. Sin embargo, se encuentran de manera escasa en Venezuela y Colombia, donde enfrentan una drástica disminución en los últimos años.

Pérdida de su hábitat, extinción de sus presas naturales, persecución por parte de los ganaderos y la errada imagen de aves depredadoras,  son los factores por los que están bajo amenaza constante.

El Cóndor andino está incluido en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés). Venezuela, por su parte, estableció la veda indefinida en 1996, fecha en la que también fue declarada como Especie en Peligro de Extinción.

Magnífica presencia

De magnífica presencia y nombre científico Vultur gryphus, mide de uno a 1,27 metros de alto. Sus alas extendidas alcanzan más de tres metros de envergadura. Puede pesar entre nueve y 16 kilos. Su cabeza, de color carne oscuro, carente de plumas es el resultado de la adaptación a sus hábitos carroñeros. La piel que recubre esta esta zona es suave y suelta, formando pliegues de tonalidad rojiza purpúrea coronada por una carúncula o carnosidad. Un dato curioso es que el tono rojizo de ésta cambia según el estado emocional del ave.

Las plumas de la mayor parte de su cuerpo son negras y en el cuello, posee un collar de plumón blanco, que no llega a completarse. Mientas que en el dorso de sus alas destaca plumaje de blanco. Esta especie presenta dimorfismo sexual, pero a diferencia de la mayoría de aves de presa, el macho es de mayor tamaño que la hembra. Ésta además carece de carúncula, mientras que los ejemplares jóvenes son de color negro parduzco.

Fotografía publicada por National Geographic

Debido a su gran peso y a la envergadura de sus alas, esta ave necesita ayuda para mantenerse en el aire al volar.  Es por ello que prefiere vivir en zonas con abundantes corrientes de viento y así planear sobre ellas sin gran esfuerzo. Como su nombre lo indica, el cóndor andino vive en montañas, pero también cerca de las costas, donde abundan las brisas marinas, e incluso en desiertos con fuertes corrientes térmicas de aire.

Además de ser un ave emblemática por su tamaño y su hábitat, también es una de las más longevas del mundo, podría vivir hasta 75 años en cautiverio.

El cóndor andino vuela alto

También conocido como Cóndor de los cerros o Andean Condor se localiza en la Cordillera de los Andes, desde la sierra Nevada de Santa Marta y la sierra de Perijá por el norte, hasta la Tierra del Fuego por el sur. Habita en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, con presencia ocasional en Paraguay y Brasil.

En Venezuela se creía desaparecido hasta 1976, cuando se volvieron a ver ejemplares de esta ave. Se ubica específicamente en la Sierra de Perijá, estado Zulia, posiblemente en el macizo de El Tamá y en el núcleo de la cordillera de Mérida.

Alcanza su madurez sexual entre los cinco y los seis años de edad. Es monógamo, solo conoce una pareja de por vida y anida entre los 1.000 y 5.000 metros sobre el nivel del mar. Su tasa de reproducción es muy baja, suele poner un huevo cada dos años.  Los cóndores pertenecen a la familia de buitres americanos. La mayor parte de su dieta se compone de carroña y prefieren alimentarse de animales grandes. A pesar de la oscura imagen de carroñeros, al consumir estos cuerpos realizan una importante labor como barrenderos de la naturaleza.

Esta imponente ave no caza. Cuando localiza los cuerpos de sus presas no desciende a comer inmediatamente, vuela en círculos sobre éstas o vigila desde algún lugar cercano, hasta que finalmente se acerca. Cuando habita en costas, el cóndor andino se alimenta de animales marinos muertos, como focas o peces. Aunque carecen de las afiladas garras de otros depredadores, pueden asaltar nidos en busca de huevos o incluso polluelos. Son capaces de comer hasta cinco kilogramos de carne al día, y sobrevivir hasta cinco semanas sin ingerir alimento.

Bajo amenaza

El Cóndor andino es una especie bajo amenaza, aunque su situación es menos crítica que la del cóndor californiano. La población del Vultur gryphus ha descendido por situaciones como la pérdida de su hábitat, el envenenamiento por alimentarse de animales intoxicados o por los cebos envenenados colocados por granjeros y cazadores. Debido a ello, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la califica como especie vulnerable.

Por otro lado, el riesgo de esta especie se agrava debido a su baja tasa reproductiva. En Venezuela, la cacería ha contribuido mayormente a su desaparición, pues esta ave es erróneamente considerada como depredadora de animales domésticos. Además, el extendido uso de agroquímicos en los páramos puede causar potenciales daños a la especie, que van desde la infertilidad hasta la muerte por envenenamiento.

Otros factores amenazantes están asociados al deterioro ambiental y a la disminución o extinción local de herbívoros en Los Andes.

Peligra la más grande

Fotografía publicada por National Geographic

En Venezuela, el cóndor andino ha sido incluido entre las aves con mayor prioridad de conservación. Desde 1972 se consideraba extinta en el país hasta que, en 1976, fue observada de nuevo en el estado Mérida. Mientras que, en el ámbito global, la especie del cóndor andino se reporta como Casi Amenazada, aun cuando su situación se agrava hacia el norte de Suramérica.

Si bien en la cordillera de Mérida no existen registros actuales de cóndores residentes, en el pasado fueron ocasionalmente observados algunos individuos, sobrevolando las cumbres de la Sierra Nevada y la Sierra de La Culata. Recientemente se hicieron prospecciones en la vertiente colombiana de la sierra de Perijá, detectando la presencia de la especie en esa localidad compartida con Venezuela.

La especie está clasificada En Peligro en Colombia, con siete núcleos poblacionales y unos 105 individuos, la mitad de ellos reintroducidos. Por otra parte, en Ecuador, está catalogado como En Peligro Crítico, pues se reportan solo 65 ejemplares en cinco poblaciones fragmentadas. En Perú y Chile está calificada como Vulnerable. Este último país, junto con Argentina tienen las mayores poblaciones de cóndores andinos, cerca de cinco mil individuos.

Acciones insuficientes

Entre las medidas para su conservación, el Cóndor andino fue incluido en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés). En Venezuela se estableció su veda indefinida en 1996, fecha en la que también fue declarada Especie en Peligro de Extinción en el país.

Dada su crítica situación, hay programas de reintroducción que liberan cóndores criados en cautiverio con el objeto de reforzar la población en Argentina, Colombia y Venezuela. A comienzos de la década de 1990 se comenzó a trabajar en la reintroducción del cóndor en el núcleo de la cordillera de Mérida. Un total de 13 ejemplares nacidos en zoológicos de Estados Unidos y Argentina fueron traídos al país entre 1993 y 2001. Luego fueron liberados por etapas en los páramos de Mifafí (Sierra La Culata) y Don Pedro (Sierra Nevada).

A pesar del programa de sensibilización y educación ambiental de amplio alcance y el apoyo de varias fundaciones la población reintroducida en Mérida ya no existe. Debido a diferentes causas, murieron o emigraron por diferentes causas.

Para proteger de manera efectiva los ejemplares de cóndor andino que se encuentran en la Sierra de Perijá y en el macizo de El Tamá, los especialistas señalan la importancia realizar investigaciones en la zona para conocer con rigurosidad la distribución del Cóndor andino en el país.

 

Con información de Especies Amenazadas, PDVSA, Telesur y National Geographic

 


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