La contaminación electromagnética es una de las menos conocidas entre los tipos de polución a los que la familia humana está sometida, como consecuencia de sus propias acciones sobre el planeta. Pero, desde la segunda mitad del siglo XX, se ha convertido en una amenaza creciente.
También conocida como electrosmog, aún genera dudas e incertidumbre porque se desconocen sus alcances. Lo que sí está claro, es que las personas reciben radiación de forma constante. Si bien hay una preocupación creciente por los problemas ocasionados por líneas de alta tensión, grandes transformadores o antenas de telefonía, en general se ignora la contaminación que proviene de los equipos de uso cotidiano y generan dos tercios de la radiación que recibimos.
Ante la presencia creciente de este tipo de contaminación por la proliferación incontrolada de antenas de microondas, wifi y todo tipo de redes inalámbricas, muchos científicos han advertido acerca del creciente riesgo para la salud de las personas y del medio ambiente.
Amenaza ignorada
La existencia de la contaminación electromagnética es ignorada por la mayoría, aunque se trata una amenaza real causada por la exposición excesiva a los campos que generan los equipos electrónicos.
Teorías afirman que los campos electromagnéticos afectan el bienestar de la familia humana. Según estas hipótesis, considerando que tanto la electricidad como el magnetismo tienen efectos en los seres vivos, se plantea que la presencia extrema de radiación de cualquier espectro electromagnético puede generar desequilibrio en éstos, perturbando sus hábitos reproductivos y otros aspectos de su vida.
La electropolución, como también es llamada, abarca los efectos de los campos eléctricos y magnéticos, tanto estáticos como variables. Para su estudio, se dividen en varias bandas dependiendo de su frecuencia: ELF, producidos por la corriente eléctrica; de radiofrecuencia, producidos por las transmisiones de radio y televisión, y microondas, usadas fundamentalmente por algunos electrodomésticos, televisión y telefonía móvil.
In crescendo
Debido al desarrollo tecnológico masivo, basado en la electricidad y las comunicaciones, existen varias fuentes de contaminación electromagnética. Un fenómeno moderno que ha crecido exponencialmente en los últimos años, al mismo tiempo que los aparatos e innovaciones que llegan hoy en día al mundo entero.
Las antenas de telefonía, líneas de alta tensión, subestaciones eléctricas, radares, así como también las conexiones Wifi, WLAN y Bluetooth, contribuyen a generar este tipo de polución.
Se suman los electrodomésticos aparentemente inocuos como cocinas de inducción, lavaplatos, calentadores de agua y hornos microondas e instalaciones eléctricas caseras, sin las adecuadas medidas de seguridad o tomas a tierra. También generan radiación las emisoras de radio y TV, así como las estaciones base de telefonía móvil.
La salud humana y la contaminación electromagnética
Aunque todavía no se han definido, claramente, los eventuales efectos de la contaminación electromagnética, estudios científicos advierten sobre una gama de posibles consecuencias adversas para la salud.
Entre las alertas se incluyen problemas neurológicos, migraña, cefaleas, déficit de aprendizaje, trastornos de memoria y Alzheimer. Se cree, además, que este tipo de contaminación puede causar alteraciones cardiovasculares, entre ellas variaciones en la tensión arterial y frecuencia cardíaca.
Se considera también que la contaminación electromagnética podría generar una predisposición a desarrollar cáncer, tumores o leucemia, pues la radiación afectaría el ADN de las células. Por otra parte, provocaría daños genéticos y afectaciones del sistema reproductor, así como problemas hormonales y dermatológicos, y patologías relacionadas al sistema inmune.
Por otro lado, podría ocasionar electrosensibilidad, cuyos síntomas suelen confundirse con otras afecciones. Éstos incluyen malestar general, dolores de cabeza, mareos, confusión, palpitaciones, náuseas, cansancio, tics nerviosos y calambres.
Contaminación electromagnética de baja frecuencia
En un principio, la problemática ocasionada por la contaminación electromagnética se centró en las ondas de baja frecuencia de las líneas eléctricas de alta tensión (LAT), estaciones y subestaciones de transformación.
La exposición a la baja frecuencia afecta a un sector de la población que vive cerca de estas fuentes de emisión, pero sigue siendo relativamente desconocida para la ciudadanía en general. Adicionalmente, está la contaminación visual especialmente en el medio rural, debido a su visible afectación a ecosistemas y paisajes.
Se suman las diversas fuentes de contaminación eléctrica y magnética generada por instalaciones de baja tensión y determinados aparatos presentes en los hogares y centros de trabajo: circuitos eléctricos, dispositivos antirrobo, frigoríficos, cocinas de inducción, y camas articuladas.
Efectos de las microondas
La primera alerta que movilizó a grupos de ciudadanos sobre la contaminación electromagnética fue el efecto de las microondas, especialmente por la posible afectación de las antenas de telefonía móvil. Sin embargo, estas movilizaciones se redujeron a los grupos de personas que hacen vida cerca de estas instalaciones.
Para la mayoría de la población, las microondas son un factor de riesgo conocido, pero de forma abstracta. No hay claridad sobre la conexión entre el consumo desmedido de tecnología inalámbrica y el aumento del riesgo.
Se calcula que un tercio de la contaminación electromagnética proviene de antenas o estaciones base de telefonía móvil instaladas legal e ilegalmente, y camufladas por doquier.
Contaminación electromagnética de alta frecuencia
Datos indican que dos tercios de la exposición a contaminación electromagnética, proviene de fuentes que pasan desapercibidas y generadas por aparatos de uso cotidiano. Los teléfonos móviles e inalámbricos y el WiFi doméstico e institucional son los principales generadores de contaminación de alta frecuencia. Aparatos que se comercializan sin información sobre sus radiaciones y sin garantías de control ni instalación.
Los teléfonos fijos inalámbricos, por ejemplo, son emisores constantes de microondas, aun sin usarlos. Por la cercanía con las personas y sus potentes emisiones, resultan más peligrosos para la salud, además sus niveles de exposición son mucho mayores que las antenas de los tejados. También representan un problema de contaminación pasiva porque sus radiaciones traspasan paredes y llegan con fuerza incluso a viviendas contiguas.
Los sistemas de conexión a internet por WiFi, aunque emiten con menos potencia, suelen dejarse conectados constantemente por lo que generan emisiones por partida doble, tanto desde el router o punto de acceso, como desde los propios dispositivos.
Mientras para algunos, el actual despliegue generalizado de los sistemas inalámbricos, representa un atropello al derecho a la salud, para otros constituyen avances tecnológicos que garantizan el derecho equitativo a la información. Por su parte, los usuarios de dispositivos móviles deben tomar conciencia de los riesgos del uso incontinente de estos aparatos, así como de la contaminación pasiva que imponen a otras personas.
Buenas prácticas para reducir el electrosmog
Aunque la contaminación electromagnética puede verse como inevitable, hay medidas que pueden ayudar a reducir su impacto:
- Limitar el uso de dispositivos móviles, especialmente cerca de bebés y niños.
- Vigilar y comprobar las emisiones electromagnéticas de los equipos electrónicos. Y evitar colocar aparatos como microondas, hornos, lavadoras, calderas y lavaplatos, cerca de las habitaciones, pues estos aparatos emiten radiaciones, aunque no estén funcionando.
- Evitar el uso de algunos materiales que emiten radiación (gas radón), tales como granito, basalto, cerámica o gres.
- Reducir el uso del aire acondicionado.
- Prescindir del uso de materiales que son fuente de electricidad estática como alfombras y algunos tejidos.
- Reducir en lo posible el uso de equipos en las habitaciones que emite radiación electromagnética mientras se duerme: radiorelojes, cargadores, camas eléctricas articuladas y monitores de bebé.
- Evitar el uso de dispositivos electrónicos directamente apoyados en el cuerpo o las piernas, y poner el celular en modo avión en las noches.
- Tratar de conectar los dispositivos a internet por cable, reduciendo el uso del wifi.
- No abusar de audífonos y otros aparatos inalámbricos.
Medidas a impulsar
En general no existen medidas efectivas para impedir la contaminación electromagnética. Sin embargo, expertos recomiendan las acciones imperiosas a ejecutar. La primera y la más importante, informar a la población sobre ésta y sus posibles efectos, apropiadamente. También es necesario emprender campañas sobre el uso racional de dispositivos electrónicos, regular el uso de móviles y WiFi en espacios públicos, y establecer zonas blancas libres de CEM.
De igual forma, para asegurar niveles de radiación no perjudiciales para la población, es preciso reducir la presencia de antenas de telecomunicación, transformadores o líneas y torres de alta tensión cerca de zonas residenciales.
También se debe exigir el traslado de tendidos de alta tensión y subestaciones de transformación lejos de las áreas habitadas, y promover el traslado de emisoras de radio y televisión a una distancia mínima del casco urbano.
Para minimizar los efectos de la contaminación electromagnética se deben adoptar otras medidas como:
- Fomentar la investigación y estudios que permitan un adecuado conocimiento de los efectos de la electropolución.
- Exigir estudios de impacto medioambiental ante cualquier propuesta de instalación que pueda suponer un riesgo de irradiación electromagnética para los ciudadanos.
- Exigir a las compañías prestatarias del servicio eléctrico que revisen los transformadores de media tensión instalados en zonas urbanas, para garantizar el mínimo de radiación electromagnética. E instarlas a que aíslen adecuadamente contra campos electromagnéticos los tendidos de media tensión.
- Dictar normativas prohibiendo la instalación de torres de telefonía móvil en las terrazas de los edificios, obligando a situarlas lejos del núcleo urbano, y trasladar las ya existentes.
- Promover la comercialización de equipos electromagnéticamente seguros.
- Exigir que las instalaciones eléctricas en nuevas construcciones dispongan de las medidas técnicas que garanticen una mínima irradiación.
Cuestión de conciencia
Cada 24 de junio se celebra el Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética, establecido para concienciar acerca de los riesgos de este tipo de polución invisible.
A pesar de que se ha comprobado que algunos campos electromagnéticos como las microondas, a intensidades muy elevadas, pueden generar efectos nocivos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que, con los niveles promedio de intensidad a los que se somete un adulto, no existen efectos adversos para la salud. Ahora bien, esta institución promueve también el establecimiento de límites de exposición y otras medidas de control que provean niveles de protección de la salud para todas las personas.
Con el objeto de sumar esfuerzos en el estudio del tema, la OMS auspició el Proyecto CEM (campos electromagnéticos). Una iniciativa que ha generado productos, entre ellos, un Marco de estándares de CEM basados en la salud, publicado por este organismo.
El control de la contaminación electromagnética está en manos de los propios usuarios. Lamentablemente, inducida por la comodidad y los publicitados avances tecnológicos, la familia humana se ha hecho adicta a los hábitos de consumo inalámbrico, dejando entrar la contaminación electromagnética a sus hogares, sin dejar espacio alguno libre de unas radiaciones cada vez más nocivas.
Con información de Ecologistas en Acción, Ecología Verde, Ecohabitar y Universidad Complutense de Madrid
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3 comentarios
Un artículo muy completo. Gracias, también, por hacer referencia a las fuentes.
Hola, cómo estas? Te escribo desde Europa, nos conocimos en la Universidad de los Andes a traves de Carlos León y de Tareck Al Haissami, muy interesante tu articulo, de verdad seria interesante desarrollar mas este tema y ver de que manera se puede llevar a la práctica a traves de leyes en Venezuela, el articulo mas completo e informativo que he conseguido en internet, tengo muchisima mas informacion sobre ese tema si quisieres que te la comparta. Un saludo. Pierre
Excelente artículo en cuanto la información científica que aporta
Comento: acá en Buenos Aires en el «Subte» de cada 10 personas 8 están usando su celular y trayendo máxima contaminación electromagnética a nuestros cuerpos!!! Y NADIE DICE O HACE NADA!
Más bien el sistema de transporte fomenta su uso. Si un@ dice algo…crea incomodidad, conflicto. ¿CÓMO HACERNOS MAS CONSCIENTES DEL RIESGO?