El permafrost del Ártico es rico en carbono. Contiene el doble que la atmósfera terrestre en la actualidad y a medida que se derrite lo libera. Esas emisiones, que van a la atmósfera, exacerban el calentamiento y desencadenan, a su vez, un mayor deshielo.
¿Las consecuencias? El Ártico podría convertirse en una fuente neta de gases de efecto invernadero para la atmósfera en las próximas décadas, lo que llevaría a un aumento exponencial de las emisiones y al calentamiento en los próximos años.
El rápido calentamiento del Ártico es una amenaza para todo el planeta y complica aún más el desafío de limitar el calentamiento global a 1,5 ° C o 2 ° C, aunque se cumpla con los objetivos de reducir al máximo las emisiones de CO2.
Sin embargo, en los presupuestos de carbono actuales no toman en cuenta peligrosos bucles de retroalimentación climática que desencadenará la pérdida de permafrost en el Ártico.
Así lo advierte el más reciente estudio del Centro Woodwell para la Investigación Climática, publicado a mediados del mes de mayo en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El Ártico se calienta el doble de rápido
La temperatura del Ártico es superior a 2 ° C por encima del nivel preindustrial y se está calentando más del doble de rápido que la media global. Se espera que este acelerado calentamiento se duplique a mediados de siglo.
El vertiginoso calentamiento del Ártico ha exacerbado los incendios forestales y el descongelamiento del permafrost, rico en carbono orgánico.
La ola de calor anómala, prolongada y sin precedentes, que registró Siberia en el verano de 2020, durante la cual las temperaturas alcanzaron los 38 ° C, la más alta jamás registrada dentro del Círculo Polar Ártico, es una clara evidencia de los efectos extremos y acelerados del cambio climático en esa región del planeta.
En ese mismo período los incendios forestales, también sin precedentes, fueron devastadores y liberaron 35% más de CO2 que en 2019. Durante ese lapso, el mínimo de hielo marino en el Ártico fue el segundo más bajo registrado, con 3,74 millones de kilómetros cuadrados.
Permafrost ártico e incendios forestales
Los cambios extremos del clima, como la reciente ola de calor en Siberia, pueden desencadenar eventos catastróficos de deshielo y liberar una cantidad desproporcionada de CO2 del permafrost a la atmósfera.
Además, el incremento de la frecuencia y severidad de los incendios forestales árticos y boreales, intensifica la retroalimentación climática global al emitir grandes cantidades de dióxido de carbono tanto de forma directa, por la combustión, como indirecta, debido a la rapidez del deshielo del permafrost.
“El deshielo del permafrost inducido por el fuego y la posterior descomposición de materia orgánica previamente congelada, pueden ser una fuente dominante de emisiones de carbono del Ártico durante las próximas décadas”, indica el estudio.
Presupuestos de carbono y permafrost
Para la autora principal del estudio y directora del Programa Ártico del Centro Woodwell, una política eficaz para abordar la crisis climática pasa por reconocer todo el alcance del problema.
“El calentamiento del Ártico supone uno de los mayores riesgos para nuestro clima y, sin embargo, no se ha incorporado adecuadamente a las proyecciones y políticas climáticas existentes”, explica Natali.
Los investigadores señalan que para mantener la temperatura global por debajo de 2°C o limitarla a 1,5 °C, es esencial que los responsables de la toma de decisiones, incorporen los últimos datos científicos sobre las emisiones de carbono del Ártico a los modelos climáticos y a los presupuestos de carbono.
El estudio insta a que se actualicen las evaluaciones de riesgo para determinar tanto el porcentaje como la rapidez con la que se deben reducir las emisiones, a fin de alcanzar los objetivos climáticos.
Proyección de emisiones subestimadas
Las estimaciones recientes de las emisiones del deshielo gradual del permafrost del Ártico oscilan 22 Gt a 432 Gt de CO2 para 2100, si las emisiones globales de la actividad humana hasta 550 Gt de CO2, explican los autores.
Advierte el estudio sobre la probabilidad de que estas proyecciones estén subestimadas, pues no toman en cuenta el deshielo abrupto y los incendios forestales.
A modo de ejemplo y en un escenario de emisiones moderadas, el estudio indica que las emisiones de carbono del suelo y el permafrost pueden aumentar en un 30% para fines de siglo, si se toman en cuenta los incendios forestales en comparación con las emisiones solo del calentamiento.
En el caso de eventos de deshielo abruptos, las emisiones podrían incrementarse en un 40%, si no se reducen las emisiones actuales de combustibles fósiles.
Si bien las emisiones de CO2 del deshielo del permafrost y la intensificación de los incendios forestales, representan un desafío importante, no hay un reconocimiento pleno de la magnitud de este problema.
Al respecto señala el estudio que en la actualidad “ni siquiera la comprensión científica actual de las emisiones futuras de un Ártico en calentamiento se refleja en la mayoría de los diálogos y la planificación de políticas climáticas”.
Es urgente entonces concienciar sobre el impacto que tiene el deshielo tiene en las comunidades y ecosistemas del Ártico, y en el clima global.
Tal vez el Círculo Polar Ártico nos parezca muy lejano pero lo que suceda allí, repercute en el resto del planeta.
Con información de PNAS, Climática y Europa Press
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