El esquivo cachicamo no es de los animales más conocidos de Venezuela, quizás porque no es fácil verlos, pues prefieren vivir bajo tierra, donde además buscan su alimento. A pesar de su dura apariencia, por su caparazón y largas garras, el cachicamo o armadillo es dócil y su subsistencia está en riesgo, debido a la cacería y a la afectación de su hábitat natural.
Se distribuyen únicamente en el continente americano, sobre todo en América del Sur. Pero podríamos decir que el cachicamo es venezolano, pues únicamente en nuestro país y en pocos lugares de Colombia se le llama así. En el resto del mundo a estos animales se les conoce como armadillos, entre otras denominaciones.
Entre los cachicamos, el gigante o cuspón enfrenta la mayor amenaza, siendo declarado en peligro de extinción. En Venezuela está prohibida la caza tanto de esta especie, como la del cachicamo sabanero. Otras especies de la familia Dasypus están señaladas como de preocupación menor, o con algunas extinciones locales.
Además de la caza desmedida, su baja capacidad reproductiva y especializados hábitos alimenticios, la degradación de los ecosistemas y la expansión de las fronteras urbanas y agrícolas, comprometen la supervivencia del esquivo cachicamo.
A pesar de que se han hecho esfuerzos de vigilancia y control, estos no han sido lo suficientemente efectivos, por lo que este singular mamífero está en peligro.
Fascinante y peculiar familia
Conocidos por su peculiar caparazón y por sus hábitos de excavación, han sido descritos como ratas de aspecto prehistórico, con afiladas garras y armadura. Los armadillos se relacionan estrechamente con los osos hormigueros y perezosos. Generalmente, tienen un hocico puntiagudo o en forma de pala, ojos pequeños y varían, ampliamente, en tamaño y color.
Dentro de la familia Dasypodidae, hay 20 especies oficialmente reconocidas en nueve géneros. Entre ellas, el género Dasypus, reúne los más comunes en América, como el Dasypus sabanicola, conocido como cachicamo sabanero, endémico de los llanos de Venezuela y Colombia.
Entre otras especies de este género están: el armadillo de nariz grande (Dasypus kappleri); el quirquincho peludo o tatú peludo (Dasypus pilosus); el armadillo de nueve bandas, tatú negro, toche o mulita grande (Dasypus novemcinctus); la mulita chica o de siete bandas (Dasypus septemcinctus) y el armadillo de nariz larga del sur (Dasypus hybridus).
Al esquivo cachicamo sabanero se le puede ver en pastizales abiertos o hábitats de matorrales, en zonas de tierras bajas y de altitud media. Con una densidad promedio en los Llanos de 2,8 animales por hectárea, es el armadillo más abundante en nuestro país.
Otra especie que se distribuye ampliamente en Suramérica es el cuspón o Priodontes maximus, conocido también como cachicamo gigante o armadillo gigante. Se extiende al este de Los Andes, desde el norte de Colombia, Venezuela y las Guyanas, hasta el norte de Argentina, abarcando la cuenca del río Amazonas. Al norte del río Orinoco están casi extintos. El Priodontes maximus, cotizado por las poblaciones indígenas como alimento y para la elaboración de ornamentos con sus pezuñas, ha sido declarado por la UICN en peligro de extinción.
Cachicamo solo en Venezuela
Los integrantes de la familia Dasypodidae reciben diversos nombres, siendo el más común el de armadillo. Solo en Venezuela y en algunas partes de Colombia, se le conoce como cachicamo.
Pero son muchos los nombres que identifican al esquivo cachicamo. En Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Perú le dicen quirquincho (del quechua kirkinchu). Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua lo conocen como cuzuco. También se les llama mulita en Argentina y Uruguay; tatú (tatú, tatú carreta) en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay; peludo en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay; piche en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay.
Pero hay más nombres: Gurre en Tolima, Caldas y Antioquia, Colombia; jerre-jerre en la Costa Caribe de Colombia; jueche en el sureste de México; toche en el estado de Veracruz, México); y carachupa en Perú.
El frágil y esquivo cachicamo
A pesar de su aparente dureza, por su coraza y fuertes garras, el esquivo cachicamo es una especie muy dócil y frágil, y no representa peligro alguno. Es escaso por naturaleza, debido a su baja capacidad reproductiva. Además tiene hábitos alimenticios muy especializados, pues consume mayormente hormigas y termitas, aunque también se alimenta de larvas de artrópodos e insectos en general.
El cachicamo es muy escurridizo, tímido y de hábitos nocturnos. Durante el día permanece en su madriguera. Por las noches sale a campo abierto para cazar insectos y larvas.
Aunque puede encerrarse en su caparazón para dormir o defenderse ante un peligro, no es usual encontrar un armadillo cerrado.
Se orienta por el olfato y el agudo sentido de la audición y, a pesar de sus cortas patas, se mueve con rapidez. Llegan a la madurez sexual al año. Su período reproductivo va de agosto a noviembre, con una gestación de 120 días.
Usualmente tiene cuatro crías por camada (pares de mellizos). Éstas son mantenidas en la madriguera y amamantadas, mientras pueden valerse por sí solas. Al cumplir dos o tres meses, la madre les enseña a cazar insectos.
Con sus patas bien dotadas, sus uñas largas y fuertes, el cachicamo cava cuevas múltiples o madrigueras que pueden alcanzar un tamaño de entre medio metro y tres metros y medio. Con ellas también pueden romper hormigueros o termiteros para buscar alimento. Su lengua segrega una sustancia viscosa que le permite capturar a los insectos.
Aunque es más común encontrarlos bajo tierra en áreas húmedas, pueden habitar también cuevas, pastizales, bosques tropicales y una gran variedad de hábitats de áreas secas.
Siete carnes
Tanto en Venezuela como en otros países latinoamericanos, el esquivo cachicamo es perseguido por su carne, siendo cada vez más escaso, pues se le caza de forma desmedida.
Suele ser llamado el “siete carnes”, pues aseguran que su sabor se asemeja a los del pollo, conejo y cerdo. Los campesinos deshuesan el animal y preparan la carne dentro del caparazón para consumirla asada, frita o guisada. Hay lugares donde fríen incluso el caparazón para comerlo , tal como se hace con el chicharrón o cuero del cerdo.
La carne de armadillo es parte de la dieta de los indígenas del Chaco paraguayo, mientras en Ecuador es consumido por la nación Awá. También se come en Colombia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, entre otros países de Centro y Suramérica.
En México el huech, como se conoce allí, es una preciada pieza de caza por su sabrosa carne, siendo uno de los platos exóticos más costosos en los restaurantes.
Los usos del cachicamo
Las partes del esquivo cachicamo tienen muchos usos. El caparazón es usado en Perú, Bolivia y Argentina para el hacer charango, instrumento musical semejante a una guitarra de reducidas dimensiones, con cinco órdenes de cuerdas que producen un sonido muy agudo. También es empleado para confeccionar carteras.
La grasa del armadillo es utilizada con fines medicinales. Con ella se elaboran jarabes caseros para la tos, bronquitis, asma, reuma, golpes, llagas y otras patologías. El caparazón y la cola sirven también para prácticas medicinales tradicionales. Muchos campesinos aseguran que el asma se cura bebiendo sangre de armadillo recién degollado.
Por otro lado, el esquivo cachicamo puede ser portador de microorganismos que producen en el ser humano enfermedades como el Mycobacterium leprae, bacteria causante de la lepra. Así mismo, se le considera reservorio de protozoos flagelados de la especie Trypanosoma cruzi, que causa en los humanos el mal de Chagas.
Resulta interesante el dato de que en Europa, Estados Unidos, México y Venezuela, se adelantan estudios para desarrollar medicamentos para el tratamiento de enfermedades como la leishmaniasis y la fiebre amarilla, a partir del cachicamo o armadillo.
Las amenazas
Lamentablemente la supervivencia del esquivo cachicamo está en riesgo. Además de la caza, su existencia se ve afectada por la conversión de su hábitat natural en tierras para la actividad agroindustrial (principalmente arroz, soja y maíz), plantaciones madereras y de palma de aceite.
Por otro lado, el uso de agroquímicos está reduciendo severamente la disponibilidad de insectos, su principal fuente de alimento.
Son estas las razones por las que los cachicamos o armadillos están en condiciones vulnerables en los países donde habitan. El armadillo gigante o cuspón fue clasificado en 2002, como especie en peligro de extinción por la Unión Mundial de Conservación. Figura en el Apéndice I (hacia la extinción) de la Convención sobre el Tráfico Internacional de Especies en Riesgo de la Flora y Fauna Silvestres. Mientras que el cachicamo sabanero, está catalogado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como Casi amenazado. Otras especies de armadillos están clasificadas como de preocupación menor, con algunas extinciones locales.
En Venezuela el armadillo gigante se considera en riesgo. Desde el año 1982 se decretó su veda, así como la del cachicamo sabanero, siendo estas especies de armadillo las más comunes en el país.
Con información de Xenarthrans, Isla MargaritaTuya y Animapedia
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