La Fritillaria delavay, planta que crece en las laderas de las montañas Hengduan en China, ha evolucionado rápidamente y utiliza el camuflaje para pasar inadvertida ante la mirada humana, adoptando el color del entorno rocoso donde habita.
El bulbo de la Fritillaria delavay, muy valorado en la medicina tradicional china, se ha utilizado durante más de 2 mil años para el tratamiento de afecciones pulmonares. Los precios altos han provocado un aumento importante de su cosecha comercial en los últimos tiempos.
Un grupo de científicos de China e Inglaterra descubrieron que esta planta perenne, que florece a partir de los cinco años cada junio y produce una sola flor verde brillante, adopta los grises y marrones del ambiente que la rodea en las áreas de mayor intervención humana, en comparación a la que crece en lugares donde ésta es menor.
Impacto del hombre es directo y dramático
“Es notable ver cómo los humanos pueden tener un impacto tan directo y dramático en la coloración de los organismos silvestres, no solo en su supervivencia sino en su propia evolución”, afirma el profesor Martin Stevens, coautor del estudio realizado por investigadores del Instituto Botánico de Kunming (China) y la Universidad de Exeter (Inglaterra), publicado recientemente por la revista Current Biology
Al inicio los científicos pensaron que en la Fritillaria delavay, al igual que en otras plantas miméticas estudiadas previamente por ellos, la evolución del camuflaje habría sido impulsada por herbívoros. Sin embargo, encontraron presencia de animales que se alimentaran de ella, por lo que dedujeron que podría tratarse de la acción humana explicó Yang Niu, miembro del Instituto de Botánica de Kunming (China) y coautor del estudio.
«Esto sugiere que los humanos están ‘impulsando’ la evolución de esta especie hacia nuevas formas de color porque las plantas mejor camufladas, tienen una mayor probabilidad de supervivencia», explica Hang Sun, otro investigador de la misma institución china.
Respecto al incremento de la cosecha comercial de la Fritillaria delavay, Hang Sun agrega que ésta puede ser presión de selectiva mucho más fuerte que las de la propia naturaleza. “Los seres humanos estamos modelando el planeta de las maneras más diversas, sin embargo esta ha sido una forma bastante inesperada de descubrir el modo en que lo estamos haciendo», afirma.
Si aumenta la cosecha, mayor es el camuflaje
En el transcurso de la investigación los científicos midieron la cercanía de las plantas con las diferentes poblaciones, la variación del color de las hojas, flor y tallo, así como la facilidad para recolectarla y la cantidad de Fritillaria delavay cosechada.
Al evaluar los distintos resultados descubrieron que el nivel de camuflaje de esta especie con su entorno, se relaciona con los niveles de cosecha en cada zona estudiada.
Mientras mayor sea la cosecha, mayor es el nivel de camuflaje.
«Muchas plantas parecen usar el camuflaje para esconderse y evitar que los herbívoros puedan comérselas, pero aquí vemos que su camuflaje ha evolucionado en respuesta a las presiones de los recolectores humanos», advierte Martin Stevens, docente e investigador de la Universidad de Exeter.
El grupo de científicos advierte la posibilidad de que el ser humano haya provocado la evolución de estrategias defensivas en otras especies de plantas, pero, sorprendentemente, se ha estudiado muy poco.
Con información de Current Biology, Sputnik News y National Geographic
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