Las mariposas, destacadas polinizadoras y de gran importancia en el proceso de transferencia de sustancias nutritivas entre la fauna, conocido como la cadena trófica, son las protagonistas de un nuevo estudio sobre su biodiversidad en las ciudades de Barcelona y Madrid (España), en el cual se perfilan como un bioindicador para valorar ecosistemas urbanos y mejorar la salud de las ciudades.
La investigación está basada en el principio según el cual, conociendo la variedad y la abundancia de las diferentes especies de mariposas, se puede saber cuál es la biodiversidad y la salud de un ecosistema. Si éste presenta muchas especies con características diferentes y bien distribuidas, en especial de otros artrópodos (insectos y arácnidos) significa que está sano.

Fotografía de Mantra, artista urbano publicadas en Cultura Inquieta.
Todo apunta a que el mejor escenario para generar la biodiversidad de mariposas en la urbe, es la interacción del paisaje urbano y los rasgos de las especies de estos insectos. De ahí la importancia de tener parques y jardines bien conectados, cercanos entre sí en un kilómetro a la redonda, y con poca densidad de edificaciones entre ellos, a los efectos de aumentar su población y el número de individuos de las especies más escasas.
En el estudio participaron las universidades Complutense de Madrid (UCM) y Autónoma de Madrid (UAM); el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el Museo de Ciencias Naturales de Granollers (MCNG); con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente español, a través de la Fundación Biodiversidad.
Lo urbano, un laboratorio de los ecosistemas

Fuente: La Vanguardia.
El medio urbano está formado por parches, trozos de áreas que son habitables por los animales, pero también por espacios únicamente de cemento. Esto cambia mucho cómo viven las especies en la ciudad, cómo pueden adaptarse y sobrevivir en ese ambiente. Por lo que esto puede tomarse como un laboratorio para conocer el funcionamiento de una ciudad como ecosistema urbano para hacerlas más amables.
En el área de estudio (Barcelona y Madrid) se pudieron observar unas 40 especies de mariposas, mientras que fuera de ellas se encontraron unas 120. De acuerdo a los expertos, si se mejora la conectividad de las zonas verdes de la ciudad y el hábitat, se puede lograr que las mariposas lleguen y puedan viajar por ella con todos los beneficios que esto implica.

Fuente: El Colombiano.
Por el contrario, a medida que se va disminuyendo la movilidad de las especies y aumenta la generalización trófica, va disminuyendo la abundancia de individuos de cada especie dentro de la urbe. Cuanto menos móvil y menos generalista es la especie, menos abundancia hay.
Sin embargo, el problema además del número de especies de mariposas, es que hay un sesgo en relación a cuáles especies aparecen. Hay muchos individuos de la especie generalista trófica que vuelan mucho, que tienen mucha movilidad y generalmente comen de todo. También están las termófilas, que aguantan mejor la temperatura. Pero, luego, hay pocos individuos de otras especies, que son menos móviles y más especialistas, porque les cuesta adaptarse, lo que significa una desventaja para ellos.
Vida citadina difícil para las mariposas
Ciertamente la vida de ciudad no es fácil para una mariposa, muchas mueren cruzando de un jardín a otro, otras tan solo se alimentan de un único tipo de planta y por eso están en peligro de extinción. Por lo tanto, la urbanización del territorio es uno de los motivos que se esconde detrás del declive poblacional de estos bellos insectos. El cambio climático y el desarrollo de la agricultura intensiva, son los otros dos grandes culpables.
El riesgo para las mariposas, es riesgo para la vida en el planeta, sin excluir a la especie humana, dado que son excelentes y fundamentales polinizadores, pues al hospedarse y alimentarse de flores de néctar, reciben en sus cuerpos polen que luego van esparciendo de flor en flor.
Cada uno de los estadíos biológicos de los lepidópteros (mariposas) tiene un depredador específico, así que otra de sus funciones es que son base de la cadena trófica en la que son alimento para diversas especies. Así, cuando son huevos, otros insectos se las comen o parasitan en ellos. Cuando son gusanos, algunas aves y otros insectos las devoran, mientras que una vez adultas, son alimento para arañas, lagartijas, pájaros y algunos mamíferos.
Indicadoras de la calidad de los ecosistemas

Fotografía de Mantra, artista urbano, publicada en Cultura Inquieta.
Por otra parte, las hermosas mariposas son indicadores de la calidad de los ecosistemas, ya que cada una pone huevos o se alimenta de una o pocas plantas específicas, así que, si no está la planta, ella no estará.
En este sentido, al ver una especie de lepidóptero se sabe cuáles flores hay, por lo que con hacer un censo se puede saber la diversidad de plantas existentes en una zona o, por el contrario, su carencia, lo cual indica cuan biodiverso y saludable es un ecosistema.
Pero, cuidado, cada vez hay menos árboles y plantas en las calles de las urbes y, por consiguiente, menos opciones de hospedaje y alimentación para las mariposas y otros insectos. En el caso de los que son nocturnos, las luces de la ciudad no solo son una trampa, sino que afectan sus ciclos biológicos. Tal es el caso de las polillas, las cuales se guían por la luz de la luna y las estrellas.
Fascinantes y populares
Las mariposas son fascinantes y muy populares por los llamativos colores de sus alas y su elegante vuelo entre las flores. Expertos afirman que existen unas 24.000 especies diferentes.
Destacan cuatro subórdenes: las Zeuglóptera, dotadas de mandíbulas en lugar de probóscides (especie de lengua retráctil); Aglossata, de mandíbulas y palpos labiales largos; Heterobathmiina, de hábitos diurnos a diferencia de las dos anteriores y un misterio para la zoología con especies aún no han sido descritas. Glossata es el más grande y más poblado de todos los subórdenes con 99% de las mariposas actuales y que abarca todas las familias poseedoras de una probóscide enroscable.
Los lepidópteros viven en todas las plataformas continentales, excepto en la Antártida. Suelen preferir los ambientes con mucha vegetación, dado que allí abundan las flores y las oportunidades alimenticias para las orugas. Existen especies urbanas, generalmente de polillas, cuya coloración grisácea o marrón se adapta al ambiente contaminado y repleto de concreto de las ciudades.
Cabe recordar que el ciclo de vida de la mariposa implica una metamorfosis completa y comprende cuatro etapas: Huevos, larvas, crisálidas e imagos. Cuando la metamorfosis está terminada, el insecto adulto emerge de la crisálida rompiendo su corteza y esperando a que sus alas, todavía húmedas, se expandan y sequen lo suficiente para emprender el vuelo.
¿Cómo ayudarlas?
Ayudar a sobrevivir a las mariposas implica evitar el uso de pesticidas, luchar contra la deforestación y el cambio de usos del suelo. Divulgar su importancia y dar a conocer lo que las amenazas para evitar trampas y proteger a los gusanos. Sembrar jardines funcionales con plantas hospederas y nectarífera, no sin antes identificar primero qué mariposas hay cerca de cada casa antes de elegirlas.
De esta manera la sociedad cosmopolita puede evitar el conocido efecto mariposa, el cual nos advierte que un pequeño cambio, en apariencia inocuo en un lugar, puede tener consecuencias considerables en otro espacio.
No es casual la especie elegida para para darle nombre al efecto descrito, ya que las mariposas son claves para sostener la salud de los ecosistemas e indicar la calidad ambiental, pues cualquier problema en esta especie implica numerosas repercusiones.
Con información de National Geographic, Noticias Ambientales, Concepto, La Vanguardia, Red 2030 y El País
Fotos cortesía de Concepto, Cultura Inquieta, El Colombiano, Urbana Revista Interactiva
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