Un estudio reciente advirtió que un pequeño aumento en la exposición al aire contaminado con partículas finas podría aumentar el riesgo de sufrir demencia. La investigación observó un 16% más de riesgo de demencia con cada aumento de 1 µg / m3 en el promedio móvil de partículas finas (PM2.5 o partículas de 2.5 micrómetros o menos) en 10 años.
La exposición a estas partículas, basadas en modelos espaciotemporales, se vincularon a las direcciones de los participantes durante el período de estudio (1978-2018). Los resultados suman a la evidencia epidemiológica y toxicológica existente, sobre los efectos neurodegenerativos del aire contaminado. Nuevos hallazgos incluso sugieren que mejorar su calidad podría revertir el riesgo de demencia.
Desde hace mucho tiempo se ha relacionado la polución en el ambiente con la salud humana. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el aire contaminado aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón.
Cincuenta millones de personas en todo el mundo, aproximadamente, viven con demencia, por lo que este tipo de investigaciones son importantes y valiosas para la humanidad.
Incremento del 16% del riesgo de demencia
La investigación, publicada en Environmental Health Perspectives, evaluó la relación entre la exposición promedio durante una década a partículas finas (PM2.5). Los científicos identificaron 1.136 casos de demencia incidente entre 4.166 residentes de Seattle, inscritos en el estudio Adult Changes in Thought (ACT), realizado por Kaiser Washington Health Research Institute en colaboración con la Universidad de Washington.
El promedio de partículas finas de 10 años fue de 10.1 µg / m3. El riesgo de demencia se incrementó en un 16 por ciento con cada aumento de 1 µg / m3 en el promedio de una década.
La investigación demostró que un pequeño aumento en los niveles de contaminación por partículas finas durante una década, en direcciones específicas de Seattle, estaba asociado a un mayor riesgo de demencia para las personas que vivían en esas ubicaciones.
En el estudio usaron los datos de dos grandes proyectos de larga duración en la región de Puget Sound, uno que comenzó a fines de la década de 1970 midiendo el aire contaminado, y otro sobre factores de riesgo de demencia que inició en 1994.
«Encontramos que un aumento de 1 microgramo por metro cúbico de exposición correspondía a un riesgo 16% mayor de demencia por todas las causas. Había una asociación similar para la demencia tipo Alzheimer», dijo la autora principal Rachel Shaffer.
El método utilizado
Una vez identificado el paciente con demencia, los autores del estudio compararon la exposición promedio al aire contaminado de cada participante, hasta la edad en la que se diagnosticó.
En su análisis final, los científicos encontraron que solo una diferencia de un microgramo por metro cúbico se asociaba con un 16% más de incidencia de demencia. Para detectar estas patologías, que se desarrollan durante un largo período de tiempo, se hizo seguimiento a largo plazo.
El estudio resulta inédito debido a que los investigadores tuvieron acceso a la base de datos detalladas de la contaminación del aire en la región, recabada por profesores de la Universidad de Washington durante cuatro décadas.
«Tuvimos la capacidad de estimar las exposiciones durante 40 años en esta región. Eso no tiene precedentes en esta área de investigación» afirmó al respecto Lianne Sheppard, otras de las autoras.
Por otro lado, contar con historiales de direcciones confiables les permitió obtener estimaciones de aire contaminado más precisas.
Demencia y aire contaminado
«Estos resultados se suman a un creciente cuerpo de evidencia epidemiológica y toxicológica sobre los efectos neurodegenerativos de la contaminación del aire, y sugieren que la reducción de la exposición en la población podría contribuir a reducir la carga de la demencia», indican los autores.
Aunque son varios los factores que inciden en el riesgo de desarrollar demencia, como la dieta, el ejercicio y genética asociados, ahora se reconoce que el aire contaminado está entre los factores de riesgo clave.
«Hay algunas cosas que las personas pueden hacer, como el uso de máscaras, que ahora se está normalizando más debido a COVID. Pero no es justo poner la carga solo en las personas. Estos datos pueden respaldar más acciones políticas a nivel local y nivel nacional para controlar las fuentes de contaminación del aire por partículas «, señaló Sheppard.
Menos aire contaminado menor riesgo
Otras investigaciones recientes han evidenciado que reducir el aire contaminado, puede disminuir entre un 14 y 26% el riesgo de demencia. De acuerdo a los estudios presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC por sus siglas en inglés), en julio 2021, el aire contaminado tiene un efecto negativo directo sobre la función cognitiva.
Esto último, constituye la primera evidencia acumulada de que la reducción de la polución, especialmente de las partículas finas en el aire y de los contaminantes procedentes de la quema de combustibles, está asociada a un menor riesgo de demencia por todas las causas, y en particular de la enfermedad de Alzheimer.
El estudio asoció la reducción de un 10% de lo establecido en la norma actual sobre las partículas finas y contaminantes de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, con una reducción de 14% y 26% en el riesgo de demencia, con un declive cognitivo más lento, en las mujeres mayores de Estados Unidos.
La exposición a largo plazo a contaminantes atmosféricos también se asoció con mayores niveles de beta amiloide en la sangre en una gran cohorte estadounidense, lo que demuestra una posible conexión biológica entre el aire contaminado y los cambios físicos del cerebro que definen la enfermedad de Alzheimer.
¿A mayor calidad de aire mejor salud cerebral?
Aún se desconoce si mejorar la calidad del aire puede mejorar la salud del cerebro, por lo que el doctor Xinhui Wang, profesora adjunta de Investigación en Neurología de la Facultad de Medicina Keck de University of Southern California y sus colegas, investigaron si las mujeres mayores que viven en lugares con menos aire contaminado pueden tener un declive más lento de su función cognitiva, y ser menos propensas a desarrollar demencia.
Durante la investigación, presentada el pasado mes de julio, se analizaron a más de 2.200 mujeres de entre 74 y 92 años durante el período 2008-2018. Los autores encontraron que en las zonas donde el aire era aún más limpio – con los niveles de partículas finas y los contaminantes relacionados con el tráfico estaban por debajo de la norma establecida por la Agencia de Protección Ambiental – el riesgo de demencia disminuyó un 14% y un 26% durante un lapso de seguimiento de seis años.
También se observaron mejoras en otras áreas, como la memoria y la atención. En los participantes que vivían en zonas con mejor calidad del aire también se ralentizó el deterioro cognitivo.
«Cuanto mayor es la mejora (de la calidad del aire), más lento es el deterioro que observamos», aseveró Xinhui Wang. Además, los beneficios para el cerebro se observaron independientemente de la edad, el nivel de educación y factores como las regiones geográficas en las que vivían los participantes, o si tenían enfermedades cardiovasculares.
Contaminación atmosférica y Alzheimer
Otro estudio reciente examinó la relación entre tres tipos comunes de contaminantes del aire y las placas amiloides, característica distintiva de la enfermedad de Alzheimer. Analizaron a un grupo de más de tres mil participantes, usando sus direcciones para seguir las tendencias del aire contaminado en el área por hasta dos décadas.
Descubrieron que los adultos mayores expuestos a niveles más altos de contaminantes, durante un período de tiempo más largo, tenían mayores niveles de beta amiloide en la sangre.
Los investigadores concluyen que reducir el aire contaminado podría proteger el cerebro. «Nuestros resultados sugieren que la contaminación del aire puede ser un factor importante en el desarrollo de la demencia. Muchos otros factores que influyen en la demencia no son modificables», indicó Christina Park, participante del estudio.
Por su parte Claire Sexton, directora de programas científicos y de divulgación de la Asociación de Alzheimer, indicó que se sabe que el aire contaminado es perjudicial. «Pero lo emocionante es que ahora vemos datos que demuestran que la mejora de la calidad del aire puede reducir el riesgo de demencia. Esto demuestra la importancia de las políticas y acciones de los gobiernos federales y locales, y de las empresas que abordan la reducción de los contaminantes del aire».
Los científicos coinciden en la necesidad de seguir investigando para prevenir la incidencia del aire contaminado en el riesgo de demencia, algo especialmente importante si se toma en cuenta que, de acuerdo a estimaciones, el 90% de las personas de todo el mundo respiran un aire que no cumple con las normas de la OMS.
Con información de El Tiempo, Science Daily, Health Day, 20 Minutos y AARP ORG
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