La contaminación del aire en hogares ocasiona, cada año, la muerte de casi cuatro millones de personas. Accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, neumonía y cáncer de pulmón, son algunas de las dolencias mortales que provoca.
Partículas de distintos tipos, gases y elementos biológicos son los contaminantes que pueden afectar la calidad del aire en espacios interiores. Sin embargo, los efectos más perniciosos los producen las partículas y gases residuales de combustibles no limpios como carbón, leña, biomasa y querosén, opciones a las que deben recurrir muchas familias humildes para cocinar, calentar e iluminar sus hogares.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), 3.000 millones de personas, aproximadamente, no tienen acceso a energía y combustibles domésticos limpios.
La exposición a las partículas y gases contaminantes que liberan este tipo de combustibles afecta, particularmente, a las mujeres y los niños, que están la mayor parte del tiempo en el hogar.
El daño de los combustibles sucios
El segundo factor que más contribuye al cambio climático después del dióxido de carbono (CO2), son las emisiones de la combustión doméstica que además contienen un componente importante de partículas.
También produce una cuarta parte de las emisiones de carbono negro u hollín, cuya capacidad de calentamiento por unidad es de 460 a 1.500 veces mayor que la del CO2, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Dado que las partículas de carbono negro solo permanecen en el aire durante una semana o menos (en comparación con el dióxido de carbono, que puede permanecer durante más de un siglo), reducir su emisión es una forma importante de desacelerar el cambio climático a corto plazo”, explica la ONU.
De esta manera, la adopción mundial de energía doméstica limpia no solo podría salvar millones de vidas, al reducir la contaminación del aire en hogares. También ayudaría a reducir la pérdida de biodiversidad, causada el uso de madera como combustible; así como a desacelerar la degradación forestal, reducir las emisiones de CO2 de la biomasa, carbono negro, metano y monóxido de carbono.
Cifras de la contaminación del aire en hogares
Datos de la OMS indican que unas 3.000 millones de personas en el mundo, cocinan y calientan sus hogares con fuegos abiertos y quema de carbón y biomasa (madera, excrementos de animales o residuos agrícolas).
Estos combustibles y tecnologías ineficientes liberan altas cantidades de contaminantes peligrosos incluidos monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y finas partículas de hollín, entre otras. “En hogares sin ventilación, con estufas abiertas de combustibles sólidos, las partículas de menos de 2,5 micrómetros de diámetro (PM2,5) pueden superar hasta 100 veces los niveles recomendados por la OMS”.
Su uso ocasiona que decenas de millones de personas se enferman o lesionan. Quienes dependen de ellos, son los más vulnerables a enfermedades no transmisibles y los menos capaces de cubrir los costos de la atención médica y los medicamentos, además de perder horas de trabajo.
Las cifras por patologías y fallecimientos por la contaminación del aire en hogares son significativas. Señala la OMS que 3,8 millones de defunciones prematuras se deben a enfermedades no transmisibles. Sus causas se distribuyen de la siguiente manera: 27% por neumonía,18 % por accidente cerebrovascular, 27% por cardiopatía isquémica, 20% por neumopatía obstructiva crónica, y 8% por cáncer de pulmón.
Contaminación del aire, pobreza y desigualdad
Este tipo de contaminación afianza la pobreza y la desigualdad. Mientras que el acceso a tecnologías y combustibles limpios, aumenta tan solo un 1% anual, la exposición a los agentes contaminantes en casa afecta, directamente a las mujeres, quienes siguen en roles de trabajo y cuidado no remunerado de la familia.
Adicionalmente, mujeres y niñas son particularmente vulnerables a las explosiones con queroseno y, cerca de la mitad de las muertes por neumonía entre los niños menores de cinco años, son producidas por el hollín que inhalan en sus hogares.
Un estudio de la OMS muestra que en los hogares donde usan combustibles no limpios, las niñas pierden de 15 a 30 horas a la semana recolectando leña o agua.
La presencia de contaminantes en las casas se puede reducir al eliminar el uso de carbón sin procesar y el querosén, y optar por combustibles más limpios, como biogás, etanol y gas licuado de petróleo mientras se avanza hacia fuentes de energía renovables, desarrollan tecnologías domésticas seguras y eficientes.
Tipos de contaminantes
En general hay tres tipos de contaminantes que pueden incidir en la calidad del en el hogar: gases, partículas y contaminantes biológicos. Cuando los contaminantes están en estado gaseoso producen peligrosos efectos secundarios. Desde dolores de cabeza e irritación en los ojos, hasta intoxicación, cáncer e incluso la muerte.
Algunos de los elementos que pueden causar riesgos, son compuestos volátiles que se encuentran en materiales de construcción o elementos de uso doméstico como formaldehído. Entre las fuentes comunes están madera, paneles de yeso, adhesivos, pintura, productos de limpieza, muebles y aparatos electrónicos para el hogar. Otro gas pernicioso es el monóxido de carbono.
Por otro lado, las partículas líquidas o sólidas ultra finas en el aire, que penetran profundamente en los pulmones, generan mayor riesgo de alergias y ataques de asma. Entre las más comunes están: polen, polvo, ácaros, partículas de diésel de tubos de escape que provienen del exterior, partículas generadas por trabajos o reparaciones, y humo de segunda mano.
También están los contaminantes biológicos, frecuentemente relacionados con la humedad o con daños ocasionados por agua: moho, manchas de humedad, bacterias y virus. Estos pueden causar infecciones y empeorar las alergias y el asma.
Cómo mejorar la calidad del aire en casa
Además de lo expuesto, el humo de cigarro, uso de químicos en el hogar y de pesticidas, afectan la calidad del aire. Otras fuentes posibles son los electrodomésticos con ventilación inadecuada (estufas u hornos), el escape de automóviles, motocicletas o cortadoras de césped y basura que se deja dentro de la casa.
Para evitar la contaminación del aire en hogares es necesario mantenerse atentos a cualquier olor desagradable, fétido o a humedad, así como a irritaciones en los ojos, piel y vías respiratorias. Mantener ventiladas las casas es muy importante. Algunas recomendaciones:
- Abrir las ventanas y permitir que el aire fresco circule por la casa. Colocar ventiladores en sitios estratégicos puede ayudar.
- La limpieza frecuente también contribuye a reducir el polvo y otros contaminantes.
- Si hay malos olores se debe ubicar el origen, eliminarlo, limpiar y ventilar. No es recomendable ocultar los olores, y menos con velas aromáticas y aerosoles que pueden irritar los pulmones.
- Artefactos como extractores de aire y deshumidificadores, en cocinas y baños, ventilan el ambiente, evitan el exceso de humedad que produce moho, y los vapores peligrosos que emiten los productos de limpieza.
- Actividades que generan partículas, gases u otros contaminantes, tales como pintar, lijar, o el uso de pegamentos fuertes deben ser realizadas fuera del hogar, o en las áreas bien ventiladas.
Eliminar el uso de carbón sin procesar y querosén, aumentar el acceso a tecnología y combustibles domésticos limpios, ayudaría a reducir la contaminación del aire en los hogares. Al mismo tiempo que contribuiría a reducir la pobreza, las enfermedades y la muerte; así como a mitigar la degradación forestal, disminuir la pérdida de hábitat y mitigar el cambio climático.
Con información de ONU, OMS y StateFarm
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