Las hojas de la piña, descartadas luego de cosechar el fruto, son una fuente de fibras textiles y podrían ser una alternativa al cuero, telas sintéticas fabricadas con derivados del petróleo y otros tejidos naturales, cuya producción tiene un gran impacto ambiental.
El aprovechamiento de este desecho orgánico, que representa el 65% de la planta una vez se cosecha la piña, no solo permite producir textiles sino también, biocombustible y en fertilizante con la biomasa resultante una del proceso de obtención de las fibras.
Por otra parte, al convertir las hojas de la piña en otros productos naturales se extiende el ciclo productivo de la Ananas comosus, nombre científico de esta planta de la familia de las bromelias y al mismo tiempo, se disminuye el daño ambiental que generan estos residuos y algunas de las prácticas utilizadas para su manejo, particularmente por el sector industrial.
Cada son más las innovaciones desarrolladas como una alternativa al cuero, las telas sintéticas y algunas fibras naturales como las provenientes del algodón y la seda, por ejemplo, para la elaboración de prendas de vestir, calzados y accesorios. Auge que busca disminuir el daño al medio ambiente y su impacto en el cambio climático.
De hojas a textiles
Hay diferentes técnicas para la obtención de las fibras textiles y el tejido base para la fabricación de cuero, telas e incluso hilo, que se emplean en confección de ropa, zapatos, carteras, bolsos y otros accesorios; así como para tapizar muebles y asientos.
Luego de la recolección de las hojas de la piña, que se efectúa al término de la cosecha, se seleccionan las más largas y sin partes secas para iniciar el proceso de extracción de las fibras con máquinas semiautomáticas. Éstas son lavadas y secadas naturalmente al sol, o en hornos de secado durante la temporada de lluvias. Una vez secas, son eliminadas las impurezas.
Concluido el proceso de purificación, pueden ser tratadas con distintos métodos o técnicas. Por ejemplo, en Costa Rica, el Laboratorio de la Unidad de Recursos Forestales (Reforesta) del Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII) aplican tratamientos en húmedo o en seco. En el húmedo, las fibras cortadas 4 de longitud mm, se hidratan con agua y almidón para formar una hoja de fibras, similar al papel. Mientras que en el seco y cortan en pedazos de hasta 4 cm, se cardan a fin de formar el tejido.
En Filipinas, por otra parte, la pelusa resultante del purificado es mezclada con un ácido poliláctico a base de maíz y sometida a un proceso mecánico para crear una malla no tejida parecida al fieltro que es la materia prima para crear un cuero vegetal con diferentes texturas y colores.
Una alternativa al cuero
Piñatex es el nombre que le dieron al innovador textil, resistente y flexible semejante al cuero. Su creadora Carmen Hinojosa, diseñadora y experta en textiles, se inspiró en la borang tagalog, una camisa para hombres hecha con una tela translúcida elaborada a partir de fibra de piña.
Este cuero hace en Filipinas con base a los conocimientos tradicionales de sus habitantes sobre el uso de las fibras de las hojas de la planta de piña. Es resultado de una investigación de 10 años realizada por Hinojosa. Tiempo durante el cual se percató de que al “sacarles la goma de celulosa y convertirlas en un no-tejido (una red de fibras o filamentos naturales que no fue tejida y donde las fibras están adheridas entre sí, como la seda), se transforman en un textil flexible y resistente parecido al cuero”, explica la diseñadora.
Añade que, al contrario de los procesos vinculados al cuero animal, la extracción de las fibras apenas requiere agua y, una vez obtenidas, la biomasa restante puede utilizarse como fertilizante. Producir un metro cuadrado de Piñatex de peso medio requiere de 480 hojas, o el subproducto de 16 plantas de piñas de las que se da una cosecha cada 14 meses. La planta de piña promedio tiene entre 30 y 40 hojas, de un metro de largo cada una, aproximadamente.
Otras innovaciones han surgido en la búsqueda de fuentes de materias primas sostenibles para desplazar el uso del cuero animal en la industria textil y peletera debido al impacto negativo que tiene en el medio ambiente su producción. La piel de nopal y un biotextil flexible a partir de la transformación de los desechos de mango y fresas por parte de bacterias, son el resultado de esa exploración.
Con información de Universidad de Costa Rica, Ciencias Ambientales, Economía Humana y Ecoinventos.
Fotos de Ananas – Anam
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