El comercio mundial de especies de fauna silvestre tiene el potencial de alterar procesos ecológicos vitales afectando la salud del planeta y causar grandes pérdidas en la historia evolutiva presente dentro de esas comunidades y el funcionamiento de los ecosistemas que habitan.
De acuerdo a una nueva investigación, dirigida por científicos de la Universidad de Sheffield (Inglaterra), los puntos críticos del comercio de aves y mamíferos únicos se encuentran en los trópicos principalmente. Estas son áreas que tienen la mayor biodiversidad de la Tierra, con especies clave para el funcionamiento de sus ecosistemas, con efectos en la cadena de la diversidad biológica y las comunidades humanas que dependen de ellos.
Los hallazgos revelan que áreas del sudeste asiático y África subsahariana tienen los niveles más altos de diversidad filogenética comercializada. Al tiempo que partes de América del Sur son epicentros emergentes de diversidad funcional comercializada.
“Miles de especies se comercializan en todo el mundo y muchas de ellas de forma insostenible”, señala el autor principal del estudio y profesor de la Facultad de Biociencias de la Universidad de Sheffield, David Edwards. Quien también alerta sobre las consecuencias de este hecho para la Tierra: “En la actualidad, corremos un grave peligro de perder algunos de los animales más diferenciados desde el punto de vista evolutivo y funcional del mundo, y esto podría tener importantes consecuencias para los ecosistemas de nuestro planeta».
Investigación sobre el impacto del comercio de fauna silvestre

Pangolín .
Para el estudio los científicos copilaron y analizaron investigaciones previas sobre aves y mamíferos de la fauna silvestre comercializados. Luego, para mapear diferentes aspectos importantes de la diversidad presente en el comercio compararon lo hallado con un conjunto de datos evolutivos y de rasgos globales.
Lo que incluyó la diversidad funcional, la que recoge la amplitud de los diferentes rasgos y roles que desempeñan las especies en los ecosistemas en lugar de solo el número de especies. También examinaron los investigadores la diversidad filogenética, que describe la historia evolutiva presente en una comunidad de vida silvestre. Ambas son importantes medidas de la biodiversidad y de la salud de los ecosistemas.
Por ejemplo, una comunidad con especies de una amplia gama de grupos o de linajes antiguos (como pangolines y elefantes) sería más diversa filogenéticamente que una comunidad de especies estrechamente relacionadas.
Las comunidades con mayor diversidad funcional y filogenética serán más resilientes a las perturbaciones, acotan los investigadores.
Un problema global

Elefante africano de bosque.
Cuando los autores del estudio superpusieron los mapas de distribución de aves y mamíferos comercializados, descubrieron que se utiliza una representación excesiva de estas métricas en una buena parte del mundo, sbobre todo en las regiones tropicales.
Las zonas del sudeste asiático y el África subsahariana tienen los niveles más altos de la diversidad filogenética comercializada. América del Sur, por su parte, presenta áreas que emergen como epicentros de diversidad funcional en el comercio mundial de fauna silvestre. “Necesitamos concentrar urgentemente los recursos de conservación en puntos críticos de comercio, como los de los trópicos, para evitar extinciones”, acota David Edwards, uno de los autores principales del estudio.
“Este alto nivel de uso sugiere que, si el comercio aquí es insostenible, se corre el riesgo de alterar sustancialmente la historia evolutiva presente dentro de estas comunidades y el funcionamiento de estos ecosistemas”, afirma el también autor principal del estudio, Liam Hughes.
El número de especies contabilizadas en el comercio mundial de vida silvestre, resalta, también, nuevos puntos críticos para los mamíferos en América del Norte y Europa lo que sugiere que el comercio también podría afectar los procesos ecológicos en estas regiones.
El impacto también es global

Calao de yelmo o de casco.
Otro de los descubrimientos de la investigación, dirigida por científicos de la Universidad de Sheffield y publicada en la revista Nature, es que la tendencia de especies más grandes en el comercio es desproporcionada. Hecho que sugiere que su explotación puede disminuir, en particular, el papel único que desempeñan en los ecosistemas.
Un ejemplo señalado por los autores es el del elefante africano de bosque, evolutivamente distinto, cuyo papel en los ecosistemas es vital, pues crean aberturas en los bosques del Congo y dispersan las semillas de una importante gama de especies de árboles. Al respecto advierten que su caza furtiva para obtener marfil ha provocado, en las últimas décadas, disminuciones generalizadas con ramificaciones a largo plazo para la salud de los bosques y las reservas de carbono.
También hacen referencia al caso de las aves de gran tamaño, como los cálaos, fundamentales para dispersar semillas grandes a distancias largas. Sin embrago, el comercio de especies como el cálao de casco (Rhinoplax vigil) -cuyos cascos únicos (o «marfil rojo») son muy buscados – ha contribuido a que esta especie, que fue abundante alguna vez, es considerada En Peligro Crítico.
Preservar las especies es proteger la salud de los ecosistemas
Respecto a la sobreexplotación de la fauna silvestre por el comercio mundial, reiteran la importancia su preservación para resguardar la salud de nuestros ecosistemas.
“Las especies que son evolutivamente distintas contribuyen más al funcionamiento de nuestros ecosistemas, por lo que es esencial para la salud de los ecosistemas que protejamos estas especies y nos aseguremos de que su explotación por el comercio no sea de manera insostenible», dice Liam Hughes.
Oscar Morton, coautor de la investigación ejemplifica el impacto que provoca la captura y venta miles de especies de la vida silvestre con una interesante comparación: “Cuando eliminamos o agotamos ciertas especies para el comercio, corremos el riesgo de cambiar la gran cantidad de servicios interconectados que proporciona el ecosistema. Esto es similar a quitar ladrillos de un edificio: si quitamos demasiados, corremos el riesgo de que todo el edificio se derrumbe”.
Sin embargo, el grupo científico ahora se debe trabajar para aumentar la comprensión sobre la magnitud del problema o el alcance total de sus implicaciones para los ecosistemas globales.
Con información de Universidad de Sheffield y Nature
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