Dipesh Pabari y Ben Morison fabricaron el primer barco del mundo hecho sólo de plástico, con la finalidad de mostrar el potencial del plástico usado y la relevancia de actuar contra la rápida degradación de la costa marítima.
El proyecto bautizado Flipflopi -en referencia a las miles de chanclas (flip-flop en inglés) que se usaron para construir el velero hecho en Kenia– se trata de una respuesta ciudadana, innovadora e inspiradora a uno de los problemas medioambientales más alarmantes de nuestra época: la contaminación por desechos plásticos.
Indudablemente, una de las maneras de eliminar la huella que el hombre deja en el medio ambiente con su apasionado e indiscriminado uso del plástico, producto de las pautas de producción y consumo que imperan en la sociedad moderna actual, es a través del reciclaje del plástico.
Diez toneladas de plástico a las orillas del mar
Es un sueño hecho realidad. Muy poca gente esperaba que la recolección de 10 toneladas de plástico en la playa de Lamu, Kenia, emprendida por Dipesh Pabari y Ben Morison, sirviera para tanto. Fue la semilla del Flipflopi.
La estrategia de recolección permitió reducir la contaminación por plástico, disminuir la pobreza, bajar los costos de salud asociados, atraer el turismo y fomentar la actividad económica de la costa keniana.
Kenia, que encabeza la lucha contra los plásticos de un solo uso en África, prohibió las bolsas de este material, con multas de entre 16.000 y 32.500 euros y penas de hasta dos años de prisión para quienes las fabriquen, importen o usen.
Fabricando un barco con las chancletas negras
Según explica el equipo de artesanos del FlipFlopi, decidieron fabricar un barco íntegramente del plástico recogido en las playas y las cunetas de Kenia, con el objetivo de mostrar el potencial que tiene.
Su casco son restos de botellas, cepillos de dientes, cubos o palas revestidos, regurgitados por las olas, posteriormente fundidos y solidificados en moldes en una fábrica en Malindi, a unos 150 kilómetros de Lamu. En la construcción se han empleado más de 10 toneladas de plástico y se han usado las técnicas tradicionales para la fabricación de este tipo de embarcaciones.
Flipflopi echó marras rumbo al Cabo
Con una tripulación de unas ocho personas, el proyecto ha logrado las licencias necesarias. Es un velero tradicional, usado en actividades comerciales, de nueve metros de eslora. El barco echó marras desde Lamu rumbo a Sudáfrica recorriendo la costa de Kenia, Tanzania y Mozambique en una travesía que duró más de tres meses.
Su mayor reto fue el viento y la condición del mar a medida que avanzó hacia el sur, rodeaba el cabo de Buena Esperanza hasta llegar a Ciudad del Cabo. En total, fue una travesía de más de 500 kilómetros a una media de entre 50 y 80 kilómetros por día.
Kenia y la sostenibilidad del plástico, un ejemplo
Kenia apunta a una sociedad de destino común, donde la gestión ambiental tenga como pilar fundamental la participación comunitaria con diversos actores. Un ángulo socioambiental que tenga como base la educación.
La fórmula de las 5R+C aplicada la lucha de la contaminación con plástico, es una política que permitirá navegar en el territorio azul y demostrar que la recolección, reducción, reciclaje, re-educación y reuso + la conciencia pueden contribuir a limpiar con eficiencia y eficacia, la espantosa huella ecológica del hombre.
Con información de Natura Hoy, Diario Pontevedra, El Espectador, Diario de Sevilla y RCN Radio
Fotos cortesía de ONU, LA FM, La Verdad Noticias y Flipflopi
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