Resulta difícil resumir las múltiples facetas de la vida de Lisandro Alvarado. Aún más, expresar la importancia del legado de quien fuera, en palabras de Guillermo Morón, “el sabio venezolano por excelencia, solo superado por Andrés Bello”.
Su visión de la vida y la ciencia fue marcada por el contacto con personajes como Cecilio Acosta, José Martí, Adolf Ernest, Rafael Villavicencio, José Rafael Revenga y su amigo de la infancia, José Gil Fortoul. Influencias tangibles en su prolífica obra literaria y científica.
Nacionalista, médico, historiador, lingüista y traductor, polígrafo, padre de la filología y pionero de la sociología y la antropología del país, son solo algunas de las múltiples facetas de la vida de Lisandro Alvarado.
Destaca entre éstas, su dedicación al estudio del idioma antiguo y moderno, incluyendo el de pueblos ancestrales, así como la historia y las costumbres del venezolano.
Este amante de la música y el baile recorrió Venezuela en lomo de mula y canoa, durmiendo en su hamaca. Su vagar por la geografía del país lo alejó de su familia, pero le permitió recoger datos de nuestra identidad, base del invaluable trabajo que legó hasta el presente.
Primeras letras, primeras influencias
Lisandro Alvarado llegó al mundo en El Tocuyo, estado Lara, en vísperas de la Guerra Federal, el 19 de septiembre de 1858. Sus padres fueron la maestra Gracia Benigna Marchena, quien regentaba un internado para niñas en su casa, y Rafael Alvarado, antiguo vicerrector del Colegio Nacional.
Su primera formación estuvo marcada por el contacto con los clásicos y el conocimiento del latín en el Colegio La Concordia. Concluyó el bachillerato en filosofía en 1871, pero por carencia de recursos, tuvo que trabajar en la Botica Olivares en Barquisimeto.
Durante ese tiempo formó parte, junto a su entrañable amigo José Gil Fortoul, de la redacción del periódico semanal “Aura Juvenil”, primer diario publicado en El Tocuyo.
Su persistencia y pasión por el estudio, lo llevaría a acumular títulos y conocimientos hasta convertirse en uno de los sabios venezolanos. El primero de ellos, fue el título en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela, en 1884. Además, se tituló como agrimensor público, estudió Derecho romano y canónico, y mineralogía.
Vida itinerante
En 1887 se casa en Ospino, Portuguesa, con Amalia Rosa Acosta Zúñiga, con quien tendría ocho hijos. Llevó entonces el ejercicio de la medicina y la filantropía a todas las regiones de Venezuela. Su faceta como médico itinerante, le permitió desarrollar la investigación y estudios en otros campos.
Movido por su ansia de conocimientos, Alvarado recorrió casi toda Venezuela por los medios posibles, a pie, en burro o canoa. Esto le permitió entrar en contacto directo con el hombre de pueblo, con la realidad del país. Así conoció paisajes, vegetación, fauna, costumbres y tradiciones populares, el habla de las personas y, en especial, la de numerosos pueblos indígenas, cuyas lenguas estudió de primera mano.
Este ilustre venezolano, de personalidad compleja, ha sido llamado “el íntimo” o “sabio peregrino”. En Para Guillermo Morón la comprensión de Venezuela, como pueblo, habría quedado incompleta sin el trabajo de Lisandro Alvarado.
Notables influencias
Fueron forjadores de su educación Egidio Montesinos, Rafael Villavicencio y Cecilio Acosta. También fue alumno del sabio naturalista Adolf Ernest, regente de la cátedra universitaria de Historia Natural y director del Museo Nacional.
Cecilio Acosta lo puso en contacto con el prócer cubano José Martí en 1881. A ellos les expone sus primeras creaciones literarias.
El contacto con el positivismo, filosofía y saberes universitarios de los maestros Ernst y Villavicencio, le dieron la perspectiva con la que desarrolla sus investigaciones en etnografía, historia y lenguaje, así como su interés por culturas antiguas y modernas.
Fue comentarista y admirador de las obras del médico y poeta Francisco Lazo Martí, con quien mantuvo amistad. Santiago Key-Ayala y Esteban Gil Borges fueron sus últimos amigos y protectores. Mención aparte merece su amistad de toda la vida con José Gil Fortoul, quien le prestó siempre apoyo y protección.
Múltiples facetas
No es tarea fácil resaltar alguna de las múltiples facetas de la vida de Lisandro Alvarado. Científico nómada, investigador de la cultura, etnografía, zoología, botánica y lingüística venezolana. Individuo de número de las Academias de Medicina (1905), de la Lengua (1922) – de la que fue vice director durante dos períodos – y de la Historia (1923). También estudió matemáticas y fue miembro correspondiente de numerosas corporaciones científicas.
Entre sus múltiples facetas se encuentran varios roles como funcionario del estado, destacando su paso como cónsul en Southampton, Inglaterra, y como representante de Venezuela ante el VII Congreso de Higiene y Demografía, en Londres. Fue también rector del Colegio Nacional y diputado a la Asamblea Constituyente por el estado Zamora.
Fue nombrado Cirujano Mayor del Ejército del Centro y trabajó en varias medicaturas y en el Hospital de Caridad de San Fernando de Apure, Barinas y Zaraza.
En 1900 Alvarado fue rector del Colegio Federal de Barquisimeto, con profesores de la talla de Luis Razetti, Antonio María Pineda y José de Jesús Wohnsiedler. En 1911 funda una clínica en la ciudad larense, y publica la columna “Martes científicos”, en el diario El Eco Industrial.
Prolífico legado
En su faceta de escritor, Lisandro Alvarado 24 libros y numerosos ensayos. Su legado literario ha sido catalogado como realista y costumbrista.
Su prolífica producción incluye: “Los delitos políticos en la historia de Venezuela”, “Neurosis de hombres célebres de Venezuela” (1893), primer trabajo publicado en el país sobre el tema, e Historia de la Revolución Federal en Venezuela, considerada su obra más completa.
Para tener una total comprensión sobre la guerra que se desarrolló en etapa de la historia venezolana, Alvarado visitó los sitios donde se desarrollaron las batallas, entrevistando a los sobrevivientes y pobladores, recogiendo numerosas historias orales.
También publicó críticas literarias en El Cojo Ilustrado y Cultura General, así como en periódicos de Guanare y en Barquisimeto. Entre 1893 y 1909, publica en la Gaceta Médica de Caracas sus experiencias médicas, producto de su observación directa.
Pasión por la venezolanidad
Otras importantes obras de Lisandro Alvarado destacan por reflejar su pasión por lo que define la venezolanidad, incluyendo su forma de hablar. Entre ellas están: “Evolución del español en Venezuela” (1903), primer estudio de la distribución de los fenómenos del lenguaje en las diversas regiones geográficas del país; “Datos etnográficos de Venezuela”; “Glosario de voces indígenas de Venezuela”; “Gramática Maipure”; “Glosario del bajo español en Venezuela” (1929) y “Alteraciones fonéticas del español en Venezuela” (1922).
Sus obras completas, recogidas en ocho volúmenes, comenzaron a ser publicadas en 1958, pero aún queda por divulgar una colección inédita de sus manuscritos en custodia de la Academia Nacional de la Historia.
Por su densa obra científica y literaria, recibió innumerables condecoraciones y reconocimientos como la Medalla de Instrucción Pública, otorgada por el gobierno de Francia y la Orden del Libertador (1921), así como Comendador de la Orden Isabel la católica, por el reino de España (1922).
Amor por la lengua
Entre las múltiples facetas de la vida de Lisandro Alvarado destaca su interés por las lenguas. Su conocimiento de diez de ellas le convirtió en un prolífico traductor. Llevó al español, “La naturaleza de las cosas” de Tito Lucrecio Caro; diversos poemas de los poetas franceses Mallarme y Baudelaire, y artículos de Gil Fortoul publicados en Europa en inglés y francés.
Además, realizó la versión española del tratado de Rerum Natura de Lucrecio y tradujo al español siete tomos de los 13 que conforman el “Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente” de Alejandro de Humboldt.
Lisandro Alvarado falleció el 10 de abril de 1929. Sus restos fueron llevados al Panteón Nacional el 14 de mayo de 1980.
De compleja y excéntrica personalidad, pero de carácter sencillo y humilde, dicen que no le gustaban los chismes ni entrar en polémicas. Destaca su gran nacionalismo, que le llevó a recorrer la geografía venezolana y a estudiar diversos aspectos de lo afirmativo venezolano, por lo que su figura y su legado permanecen vigentes.
Con información de Revista de la Sociedad Venezolana de Medicina, IVIC, INE y Ecured
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MUCHO ME GUSTARIA COMUNICARME CON EL AUTOR DE ESTE ESCRITO MARAVILLOSO QUE RESUME ESOS PERIPLOS ININTERRUMPIDOS DEL DR ALVARADO POR TODO LO LARGO Y ANCHO DE NUESTRO PAIS, NO MENCIONAN SU ESTADIA POR LAS TIERRAS COJEDEÑAS, ESPECIFICAMENTE EN EL PUEBLO EL TINACO, DONDE LO UNIO UNA ENTRAÑABLE AMISTAD CON LA FAMILIA BARRETO MENDEZ, POR COSAS DEL AZAR, LLEGARON A MIS MANOS TODA LA CORRESPONDENCIA QUE MANTUVO EL DR ALVARADO CON ESA FAMILIA, ADEMAS DE CARTAS, TENGO POSTALES, FOTOS Y HASTA SUS PAÑUELOS. ME INQUIETA NO SABER QUE HACER CON SEMEJANTE TESORO, ES POSIBLE QUE ABANDONE EL PAIS EN CUALQUIER MOMENTO Y ME GUSTARIA QUE QUEDASE EN BUENAS MANOS. LE ADJUNTO MIS DATOS. MUCHAS GRACIAS.