No son comunes historias como la de Zhandra Rodríguez, maestra de la danza venezolana que no ha conocido la derrota. “Prima ballerina“, para quien la vida, más que fracasos ofrece oportunidades para aprender.
Cuenta con una impresionante trayectoria que la ha llevado a recorrer el mundo con sus zapatillas. Orgullosa de haber nacido en Venezuela, Rodríguez ha llevado la imagen del país a unas 180 naciones, a través del idioma universal de la danza, su actitud valiente y desafiante ante la vida.
Son más de seis décadas dedicadas a la expresión corporal hecha arte, compartidas de manera cercana con personajes notables como Vicente Nebrada, Mikhail Baryshnikov, María Cristina Anzola, John Neumeier y muchos más.
Un inigualable recorrido que la lleva a ser reconocida como Portadora Patrimonial de Venezuela, última estrella del milenio y una de los 45 súper héroes mundiales de la danza, de acuerdo a una encuesta internacional realizada por la revista Esquire de Nueva York. La historia de Zhandra Rodríguez es la de una primera bailarina que no ha conocido la derrota.
No quiero hacer nada sino bailar
Nació en Caracas el 17 de marzo de 1947. Sus padres influenciaron desde muy pequeña su inclinación artística, pues desde los tres años la despertaban con música clásica. Poco después, le compraron unas zapatillas de punta y a los cinco años entró a la escuela de ballet de Nena Coronil.
“Esto es lo que quiero hacer en mi vida, y no quiero hacer nada sino bailar”, dijo con solo siete años la pequeña Zhandra a sus padres, segura de la pasión que marcaría toda su existencia.
A los quince años se integró al Ballet Nacional de Venezuela, dirigido por Irma Contreras. Gracias a su talento y esfuerzo pasó a ser, en poco tiempo, una de las Primeras Bailarinas de esa compañía.
Todo por un sueño
Fascinada con una presentación del American Ballet Theater en Caracas, decidió que allí deseaba continuar su carrera profesional. A los 20 años se jugó todo por vivir su sueño. Tomó audiciones en el American Ballet Theater de New York y, poco tiempo después, pasó a ser una de sus bailarinas principales, representando casi todos los papeles de los clásicos de su repertorio.
Buscando proyectarse a Europa, viaja como estrella Invitada del Ballet del Teatro de la Ópera de Hamburgo, dirigido por John Neumeier. Posteriormente se integra a esta compañía, con la que cosechó triunfos en el viejo continente, de la mano de Neumeier, quien creó especialmente para ella numerosas coreografías.
Entre sus referencias de vida más destacadas está Vicente Nebrada, a quien conoció a los seis años y con quien compartió espacios y momentos en la danza. Nebrada fue su partenaire, su pareja en múltiples escenarios y su compañero fundador del Ballet Internacional de Caracas.
Aunque se distanciaron por una década, su afortunado reencuentro les permitiría cerrar una estrecha relación en torno a la danza que dejó huella en Venezuela. No solo tuvieron una destacada trayectoria, transformaron la manera de bailar. Su estilo y dedicación marcó a bailarines, coreógrafos y compañías de todo el mundo.
El Ballet Internacional de Caracas
Junto a Vicente Nebrada, María Cristina Anzola y Elías Pérez Borjas funda, en 1974, el Ballet Internacional de Caracas, compañía que alcanzó pronto gran prestigio internacional.
En 1980, acompañada por el bailarín ruso Mikhail Baryshnikov viajó por varias ciudades de Brasil realizando funciones con los pas de deux “El Corsario” y “Romeo y Julieta”.
Un año después el Ballet Internacional de Caracas se desintegra y Zhandra Rodríguez funda y dirige entonces, junto con el bailarín estadounidense Dale Talley, el Ballet Nuevo Mundo de Caracas. Una nueva compañía que marcaría su vida profesional.
Ovaciones para el Nuevo Mundo
La nueva compañía tenía una concepción avanzada del ballet y contaba con bailarines preparados para asumir continuas exigencias coreográficas. Gracias a su estilo, Nuevo Mundo logró la simbiosis ideal de las diferentes formas de expresión corporal en la danza.
Desde su primera presentación, en marzo de 1981 en el Teatro de la Ópera de Maracay, la compañía se destacó por la ejecución magistralmente versátil de su variado repertorio. Por ello es reconocida como «una de las más fascinantes compañías de ballet en el mundo», y considerada Embajadora Artística de Venezuela.
Nuevo Mundo ha llevado la danza venezolana a tres continentes, presentándose en ciento ochenta ciudades. En América del Sur es considerada un elenco de vanguardia y ejemplo a seguir. Ha recorrido casi todo Estados Unidos, Taiwan, Filipinas, Singapur, Rusia y países de Europa. También recibió ovaciones en Expo Lisboa 98, el Festival Internacional de Ballet de Paraguay 99 y Expo Hannover 2000.
No ha conocido la derrota
Son muy pocos los lugares del mundo que no han tocado las zapatillas de Zhandra Rodríguez. Ella cuenta, con orgullo, que ha recorrido todos los continentes. Aunque ha afrontado momentos difíciles en su larga trayectoria, ha sabido imponerse a los retos. Ella asegura entenderlos como lecciones, oportunidades para aprender.
“Nunca conocí ninguna derrota. Una vez me caí en la plaza San Marcos de Venecia”, cuenta a modo de ejemplo, recordando que a pesar de que en medio de la lluvia no veía ni oía bien y tenía una rodilla inflamada, bailó tres piezas.
Talento, tenacidad y espíritu le han llevado a ser invitada a prestigiosos escenarios internacionales como el Ballet de la Ópera de Viena, Ballet Nacional de Cuba, Ballet de la Ópera de Berlín, Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, Ballet de Santiago en Chile y Ballet del Teatro Municipal de Río de Janeiro, entre otros.
Ha tenido entre sus compañeros a bailarines de la talla de Paolo Bortolucci, Edward Villella, Fernando Bujones, John Clifford, Michael Denard, Ivan Nagy y Anthony Dowell.
La última estrella del milenio
Sobran palabras y faltarían líneas para cuantificar los premios, reconocimientos y homenajes recibidos por Zhandra Rodríguez en Venezuela y el mundo.
En Mercosur, donde ha sido homenajeada, la crítica la llamó “La última estrella del Milenio”. En 1996 reconocieron su trabajo en el Festival Internacional de Danza de Joinville (Brasil), en 1999 recibió el Premio Nacional de Danza y la Orden Cacique Guacaipuroen su Primera Clase en 2014.
La bailarina venezolana también sido condecorada con la Orden Mérito al Trabajador Cultural del Ministerio de Cultura de Moscú, y en Venezuela, con la Orden Francisco de Miranda en Primera y Segunda Clase, Orden Andrés Bello en Primera Clase, Orden Cruz de las Fuerzas Armadas en Segunda Clase.
Además ha recibido las llaves de varias ciudades en las que ha cautivado con su danza.
Como reconocimiento a más de 60 años de dedicación y aportes a la danza venezolana y mundial, recibió en 2018 la certificación como Portadora Patrimonial de Venezuela. Ese mismo año, la exposición fotográfica “Zhandra Rodríguez, Heroína de la danza”, presentada en la Galería de Arte Nacional (GAN), rindió homenaje a su trayectoria artística con 88 fotografías.
Darle cultura al pueblo
A sus 73 años no deja de trabajar por sus sueños. Ha elaborado proyectos de reestructuración para el Ballet de Panamá y el Instituto Nacional de Cultura de ese país. Creó la Fundación para el Sistema Nacional de Ballets Juveniles e Infantiles de Venezuela. Desde 2002, coordina el Programa Integral de Danza para las Escuelas Bolivarianas, y forma parte del Estado Mayor para la Cultura desde 2016.
Zhandra reinvindica el valor del trabajo cultural e insiste en la necesidad de sensibilizar y multiplicar la labor social de los grupos culturales.
Consciente de la importancia de estar al tanto de lo que pasa en el mundo e integrarlo a lo nuestro sin perder identidad, asegura que la danza debe salir a reencontrarse con la gente. “Darle cultura al pueblo no implica necesariamente llevarlo al Teresa Carreño”, dice. Con esa visión trabaja para llevar la danza a todos los públicos. Enfrentando prejuicios ha llevado a las escuelas, donde ha logrado incorporar a los padres.
Ha integrado, con éxito, expresiones tan disimiles como el contrapunteo del flamenco con el escobillao.
Vivencias únicas
La impresionante trayectoria ha llevado a la bailarina venezolana a vivir las diferencias entre culturas, vivencias que no se pueden enseñar porque son únicas para cada persona.
“No puede separarse el arte de la ciencia, ni el arte de las diferentes disciplinas del saber humano”, asegura Zhandra Rodríguez, quien considera que el movimiento debe estar cargado de una estética integral y de un vocabulario propio, conocedor del mundo y la vida a través de la propia experiencia, de los estudios y la dedicación a las diferentes artes o ciencias.
Lo proyecta al reunir danzas étnicas, tradicionales y populares, junto a las artes escénicas en movimiento. Es la expresión de la nueva visión de la danza, pero también de su pasión por otras artes como la lectura, el cine, la fotografía. De su amor por la física cuántica y la cosmogonía.
Zhandra Rodríguez asegura que vive el aquí y el ahora, que su máximo orgullo es ser venezolana. Desde niña duerme muy poco, pues dice que no le gusta, quizás porque construye sus sueños con esfuerzos sostenidos para vivir la vocación que conoció a temprana edad.
Con información de Alba Ciudad 96.3 FM, Actualidad RT, Guía y Venezuela e Historia
Fotos cortesía de Alba Ciudad 96.3 FM y Fausto Torrealba/AVN
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0 comentarios
Independientemente de la crisis q hay en Venezuela junto a la pandemia mundial! Zanhdra es y será siempre una gran referencia para Venezuela! Una gran admiración por su largo trabajo en Venezuela y el mundo. Es una lastima q no haya creado una escuela para transmitir su clase! Existe aun el Ballet Nuevo Mundo?