¿Es posible que antes del 2050 veamos una Amazonía mucho menos exuberante, con zonas donde la vegetación propia de la sabana, ocupa el lugar de los bosques característicos de la selva tropical?
Los científicos reiteran la alerta: de continuar la actual tendencia de devastación de sus bosques, entre el 50 y el 60% de la Amazonía podría llegar, antes de 2050, a una transformación abrupta, sin retorno, con aumento de la estación seca, de la temperatura y una vegetación de sabana (llanuras o praderas cubiertas de pastos y menor densidad de árboles), pérdidas de diversidad biológica importantes y extinción de especies en las áreas afectadas.

Ecosistema de sabana. Fotografía de referencia.
El aceleramiento de la tasa de deforestación y el incremento de los incendios, entre enero y agosto de 2019, en comparación con el mismo período del año anterior, ponen nuevamente en relieve este panorama que han venido advirtiendo desde 2003, científicos e investigadores de varias partes del mundo; así como por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en su informe del año 2007.
Punto de no retorno: entre 15 y 30 años

Imagen Imazon-Google Earth
Está demostrado científicamente que la Amazonía genera, aproximadamente, la mitad de su propia lluvia al reciclar la humedad (de 5 a 6 veces), a medida que las masas de aire se mueven desde el Atlántico, a través de la cuenca, hasta el oeste.
En este ecosistema, la selva tropical más extensa del mundo, los altos niveles de evaporación y transpiración que producen sus bosques durante todo el año, contribuyen a que la capa atmosférica sea más húmeda de lo que sería en la sabana (ecosistema no forestal). El acoplamiento de la superficie terrestre-atmósfera, determina los niveles de lluvia, su ciclo hidrológico.
¿Cuánta presión de factores extremos como la deforestación, fundamentalmente, el fuego, el aumento de la temperatura producto del calentamiento global, necesita el ciclo hidrológico de la Amazonía para degradarse a tal punto, de no poder sustentar los ecosistemas de la selva tropical, y dar paso a ecosistemas de sabana?
Carlos Nobre, científico brasileño e investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo, estima que de continuar el ritmo actual de deforestación, el sistema amazónico podría alcanzar el punto de inflexión, de no retorno “en un período de entre 15 y 30 años”, así lo afirmó en una entrevista publicada por BBC Mundo, a finales de agosto, a propósito del incremento de los incendios parte de la selva amazónica, Brasil y Bolivia principalmente, a principios de ese mes y que aún persisten.
Nobrega es coautor del estudio “Punto de inflexión del Amazonas”, junto a Thomas E. Lovejoy, profesor universitario del Departamento de Ciencia y Política Ambiental de la Universidad George Mason de Estados Unidos, publicado por la revista Science Advances en febrero de 2018.
De selva a sabana entre 50-60%
La transformación irreversible de la vegetación selvática a una más seca, propia de la sabana podría producirse, antes de 2050, “entre 50 y 60 por ciento de la Amazonía, y hasta el 70%, posteriormente», advierte Nobrega.
El dramático panorama fue alertado en 2003 en un estudio realizado por el propio Carlos Nobre y Marcos Oyama, integrantes del equipo del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) para ese entonces, y ratificado luego en 2007 por el IPCC en el segundo volumen de su informe de ese año, titulado “Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”, en el cual señalan que “de mantenerse la tendencia actual, la deforestación, que en los últimos 30 años llegó a casi 600.000 kilómetros cuadrados sólo en la Amazonia brasileña, habrá destruido más de 30 por ciento de los bosques amazónicos en 2050”, situación que puede aumentar debido al calentamiento global.
La deforestación ha alcanzado el 20% de la Amazonía en los últimos 60 años.

Fotografía: AP
Los primeros modelos matemáticos empleados en investigaciones, realizadas por Nobrega y otros expertos, previas al estudio publicado en febrero de 2018, pronosticaban dos hechos que conducirían al punto de no retorno de la Amazonía: un aumento de 3 grados de la temperatura y una deforestación del 40%.
Sin embargo las condiciones han cambiado y, de acuerdo a la reciente investigación de Nobrega y Lovejoy, la transformación irreversible de selva a sabana de una parte del Amazonas, podría producirse con más del 20% de la devastación del bosque.
«Infelizmente estamos viendo señales en el terreno, no es solo un cálculo de un modelo matemático. Lo que estamos observando en la Amazonía es muy inquietante», señaló el científico a BBC Mundo.
Las sinergias negativas entre la deforestación, el cambio climático y el uso generalizado del fuego para eliminar los árboles talados y limpiar la vegetación de maleza, han influido en el ciclo hidrológico e indican el punto de inflexión.

Ecosistema de sabana. Fotografía de referencia.
Explican además que “el uso generalizado del fuego conduce al secado del bosque circundante y a una mayor vulnerabilidad al fuego el siguiente año”.
“Nuestros cálculos muestran que si desaparece entre un 20 y 25% del bosque amazónico, aumentará la duración de la estación seca y la temperatura, y eso puede llevar a que el bosque tropical de lugar a una vegetación diferente, de sabana”, afirma Carlos Nóbrega.
El calentamiento se duplica
Los investigadores y docentes de la Universidad Federal de Mato Grosso, Beatriz Schwantes Marimon y Ben Hur Marimon, estiman que “el aumento de temperatura en la Amazonía será mayor que el esperado” como consecuencia de la combinación del calentamiento global, generado por el CO2 y otros gases de efecto invernadero, y el calentamiento local producido por la deforestación.
Explican los especialistas en ingeniería y ecología forestal, que con la devastación de los bosques, el efecto que tiene la transpiración de los árboles en la reducción de la temperatura, también disminuye.
Este efecto se conoce con el nombre de doble calentamiento: el global provocado por los GEI (gases de efecto invernadero) y el local que se origina por la deforestación debido a que menor cantidad de árboles significa menos transpiración de agua por día, menos precipitaciones, aumento de la temperatura y extensión de los períodos de sequía.
Las señales de la Amazonía
Cuatro son las señales que muestran que los ecosistemas de la Amazonía están cambiando: extensión de la estación seca, particularmente en el sur y el este de la región, lo que implica un aumento del riesgo de incendios; menos absorción de CO2, la región amazónica pasó de absorber 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, en la década de los 90, a 1.000 MM Ton (Estudio de de la Universidad de Leeds, Inglaterra, 2015); extremos climáticos (lluvias-sequías), megasequías (2005 y 2010) y grandes inundaciones (2009-2010); y cambios en las especies de árboles, de acuerdo a estudios realizados, las que toleran más la sequía comienzan a dominar, mientras que las especies que no lo son, mueren.
Parar la deforestación y reforestar
Advierte el científico brasileño que el punto de no retorno podría ocurrir antes porque a medida que se incrementa la deforestación, se incrementa la vulnerabilidad de los bosques amazónicos, situación que puede acelerar el proceso de transformación de selva a sabana.
Además de parar la deforestación que, en opinión de los científicos, no es suficiente, se debe construir “un margen de seguridad contra el punto de inflexión del Amazonas, reforestando y reduciendo a menos del 20% el área deforestada, porque no tiene sentido alcanzarlo mientras se precisa dónde y cuándo se producirá exactamente.
Las señales de la selva amazónica son cada vez más claras y pronostican grandes cambios en sus ecosistemas, el incremento de la deforestación crece vertiginosamente, devastando los bosques que aún existen.
Con información de Estudio “Punto de inflexión del Amazonas” (Revista Science Advances), Agencia de Noticias IPS, BBC Mundo , El País y IPCC – Cambio Climático 2007-Informe de Síntesis
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1 comentario
Lamentablemente eso es cuestión de poco tiempo, eso lo sufrirán nuestras generaciones.