En lo alto del cerro El Calvario, ubicado en el centro de Caracas, se asienta el Parque Ezequiel Zamora. Dotado de una hermosa vegetación y un microclima agradable, es un lugar propicio para la recreación, el disfrute y la contemplación.
Espacios verdes y jardinerías se conjugan, en una extensión de 17 hectáreas, con obras de arte (escultóricas y arquitectónicas), plazas, caminerías, mobiliario urbano y edificaciones de carácter civil y religioso.
Destacan a lo lejos el Arco de la Federación, obra conmemorativa de la Guerra Federal, y la Capilla de Nuestra Señora de Lourdes. Una característica distintiva es la gran escalinata de El Calvario, con sus 90 escalones, que da acceso desde la populosa urbanización El Silencio a este lugar considerado el primer parque urbano y jardín botánico creado en Venezuela.
El Calvario fue escenario de los enfrentamientos entre los habitantes originarios del Valle, comandados por el Cacique Carapaica, y los conquistadores, bajo las órdenes del Capitán Rodrigo Ponce, ocurridos hasta 1567, año en que fue fundada la ciudad de Caracas. Durante la Guerra de la Independencia fue el lugar donde se desarrolló, en 1821, el combate entre las tropas patriotas al mando de José Francisco Bermúdez y las realistas. Operación de distracción de las fuerzas enemigas llamada Diversión de Bermúdez, ideada por Bolívar y significativa para el triunfo de Carabobo.
Un acueducto y un paseo para Caracas
A lo largo de su centenaria historia ha sido conocido como Paseo Guzmán Blanco, Paseo Independencia, Parque El Calvario o El Calvario. Su construcción fue parte del proyecto de modernización del país, emprendido por el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.
A principios del año de 1873, el entonces Presidente ordenó la edificación de un acueducto que surtiría de agua Caracas, conducida desde el río Macarao hasta un estanque ubicado en el cerro El Calvario. También instruyó plantar un bosque y construir un paseo que sirviese para la recreación en las zonas adyacentes a la importante obra pública a cargo del ingeniero Luciano Urdaneta.

Estanque del Calvario, Caracas, 1900. M Chirinos y Joyería y Relojería La Margarita. Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.
El objeto era incrementar el acceso a agua potable en la ciudad que, para ese momento, recibía once litros de agua por segundo de un acueducto que se alimentaba del río Catuche, situado al noroeste de la capital, de acuerdo a las estimaciones del entonces ministro de Fomento, Modesto Urbaneja.
Según la información contenida en la Memoria del Ministerio de Fomento de 1874, se habían invertido 378.227,93 venezolanos (moneda de curso legal en esa época) en la construcción del acueducto y 213.039,81 en el paseo.
Jardines, plazas y obras de arte
Para convertir este escapado cerro en un lugar de recreación se plantaron árboles de sombras, arbustos y especies ornamentales. Los jardines estilo francés fueron emplazados en grandes terrazas, se ampliaron las antiguas vías de acceso, construyeron muros de piedra para consolidar el terreno; así como nuevas calzadas y se empedraron las veredas. Las numerosas esculturas que conforman las plazas y plazoletas, distribuidas a lo largo del recorrido, han sido agregadas con el devenir del tiempo. A esto se debe el carácter ecléctico del parque en su conjunto, pues allí se conjugan diferentes estilos: renacentista, manierista italiano, barroco francés, y posmodernista de finales del siglo XX.
Dentro de las incorporaciones al Parque Ezequiel Zamora resaltan la Capilla Nuestra Señora de Lourdes y el Arco de la Federación, mandados a construir por Joaquín Crespo, presidente de la República para ese entonces, quien le cambió el nombre por Paseo Independencia.
Tiene seis plazas: la Ezequiel Zamora, Simón Bolívar, Agustín Codazzi, Cervantes, Teresa Carreño y La Estrella, además de El Parnaso y El Gazebo.
Las estatuas de Simón Bolívar, donada por la comunidad sirio libanesa y colocada en 1911; de José Francisco Bermúdez, héroe de la Independencia; de Ezequiel Zamora, el Cacique Guicaipuro, La Mujer del Calvario, y los bustos Simón Rodríguez, el maestro del Libertador; de la pianista Teresa Carreño, Pedro Elías Gutiérrez, compositor de la música del Alma Llanera; Cervantes y Agustín Codazzi, son parte de las obras escultóricas que enriquecen este hermoso espacio caraqueño.
Con información de Instituto de Patrimonio Cultural, Memorias de Venezuela, Caminando por Caracas y Alcaldía de Caracas
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