La Tortuga, la segunda isla más grande del país, es sin duda un paraíso escondido en medio del Mar Caribe. Este territorio virgen, con inolvidables y coloridos paisajes, es un exuberante rincón del país donde la vegetación xerófita hace una simbiosis perfecta con una larga línea blanca de fina arena, y los variados y cálidos tonos azulados del mar.
Fue bautizada con ese nombre debido a la cantidad de tortugas que observaron los españoles a su llegada a la isla. Hasta hoy en día estos anfibios siguen desovando en sus costas.
Un total de 156 kilómetros para explorar su fauna y flora nos ofrece este paraíso natural Además de inolvidables atardeceres de colores profundos; así como espacios llenos de paz y tranquilidad.
La segunda más grande
Forma parte de las Dependencias Federales y se encuentra bajo la administración de la Armada Nacional. Ubicada al sur del mar Caribe, la Isla La Tortuga es la segunda más grande después de Margarita, estado Nueva Esparta. Alberga manglares, arrecifes, islotes y cayos.
Es un espacio para el disfrute de los amantes del turismo aventurero y ecológico. El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Turismo junto a la empresa privada trabajan en el desarrollo turístico basado en la preservación y conservación de sus activos naturales, que apunta a potenciar la dinamización de la economía del país, con la activación de la Zona Económica Especial en la isla.
El archipiélago, conformado por pequeños islotes y cayos, se localiza a 60 millas náuticas de Puerto La Cruz. Tiene una extensión de 156 kilómetros cuadrados, 12 kilómetros de norte a sur, y de 25 kilómetros de este a oeste. No posee mayor infraestructura ni habitantes regulares, solo los pescadores y visitantes que la frecuentan.
Su datación geológica es muy antigua, es una formación cuaternaria en la cual hay predominio de rocas calizas de origen coralino. La vegetación de la isla La Tortuga es xerófila, con abundancia de cardones y tunas, entre otros, así como matas de algodón silvestre y guayacanes en las áreas rocosas. Se caracteriza por poseer largas playas con arena de color blanco e interesantes bahías y lugares. Es usual que las aves migratorias y pescadores la visiten entre los meses de septiembre y abril, época en la que son los únicos habitantes de la isla. Allí se alojan en improvisadas rancherías para obtener corocoros, rayas, meros y pargos, entre otros peses; también crustáceos y langostas.
Paraíso tropical
El clima de Isla La Tortuga se caracteriza por ser tropical y cálido durante todo el año, con temperaturas que oscilan entre los 26 y los 32 grados centígrados. La temporada de lluvias es entre los meses de mayo y octubre, si bien las precipitaciones no suelen ser muy intensas y hay más sol que lluvia. Por otro lado, los meses de noviembre a abril son los más secos y frescos, con temperaturas más agradables para pasar tiempo al aire libre.
Vista desde una altura considerable, sorprende la forma de tortuga marina que posee la isla. Hacia el norte tiene extensos bancos de arena de escasa profundidad y, en su ángulo noroeste, se encuentran los islotes Tortuguillos o Los Tortuguillos, mientras que al noreste de estos, está la isla Palomino o cayo Herradura. Hacia su sector central se localiza Punta Ranchos y en dirección este, un brazo de arena se adentra en el mar, terminando en la zona conocida como Punta Delgada, que a su vez conforma una especie de bahía protegida.
En la punta este de la isla, la cola de la tortuga, hay una laguna de manglares, y en la punta suroeste, lo que sería la cabeza, una amplia prolongación arenosa.
Más de quinientos años de historia y leyendas
Antes de la llegada de los españoles, la isla fue visitada por los pueblos originarios de la costa de Venezuela, con el propósito de aprovechar recursos naturales como la sal, los peces y las tortugas marinas.
Esta dependencia federal venezolana guarda, entre sus magníficos paisajes, semblanzas que datan de cinco siglos y más. En 1499, Alonso de Ojeda y Américo Vespucio, junto con el cartógrafo Juan de La Cosa, llegaron por primera vez a este mágico lugar. Debido a la gran cantidad de tortugas que observaron allí, la bautizaron La Tortuga.
La estratégica ubicación de este pequeño archipiélago desierto en el Caribe venezolano lo convirtió en un refugio de piratas en el siglo XVII. Incluso, ha sido objeto de muchas leyendas y mitos sobre tesoros escondidos. Se cuenta que el pirata francés François Le Clerc, conocido como “Jambe de Bois”, ocultó un gran tesoro en la isla que aún no ha sido encontrado. A pesar de las numerosas expediciones realizadas en busca del mencionado tesoro, este sigue siendo una leyenda que alimenta la imaginación de aventureros y cazadores de fortunas.
Simón Bolívar utilizó la isla, en 1816, como base para organizar una expedición militar que tenía como objetivo liberar la ciudad de Angostura del yugo español. Desde entonces, la ésta ha sido utilizada con fines militares y escenario de diversos enfrentamientos a lo largo de la historia.
La Tortuga paraíso de la biodiversidad
Además de playas paradisíacas, este destino turístico alberga también una rica y variada biodiversidad. Entre las especies sin duda alguna las tortugas marinas son la más icónicas, entre ellas la tortuga verde (Chelonia mydas), en peligro de extinción. En sus playas pueden observarse al salir del mar para poner sus huevos en la arena durante la temporada de anidación, de mayo a septiembre. Además, la isla cuenta con un centro de conservación de tortugas marinas.
Por otra parte, la Isla La Tortuga es un importante punto de parada para muchas aves migratorias: el rabijunco patirrojo, el playero rojizo y el chorlo semipalmeado que pasan por ahí cuando van hacia el sur para el invierno. La gaviota reidora y el pelícano pardo son algunas de las especies de avifauna residentes.
Para quienes aman el buceo y el snorkel es un destino ideal, gracias a su rica vida marina. Podrán ver especies como barracudas, mantas rayas, tiburones de arrecife, peces loro y peces ángel. Además, en la zona de Cayo Herradura es posible nadar con cardúmenes de sardinas.
Abundan los peces de muchas variedades: coro-coro, pargo, mero, dorado. También se consiguen langostas, rayas y morenas, delfines y, por supuesto, las tortugas marinas.
Islas, islotes y cayos
Numerosos islas, islotes y cayos conforman la Isla La Tortuga: Los palanquines; las islas Tortuguillos; Cayo Herradura; Cayos Ño Martin; Bajo de los Palanquines; Islote el Vapor y Cayos de Punta ranchos. Por otra parte, entre los sitios más populares se encuentran: Punta Oriental, Bahía Carenero, Cayo Herradura y Punta Delgada.
Cayo Herradura es conocido por sus hermosas playas, aguas tranquilas y también porque allí se permite acampar. Llegar a este espacio es llegar a un paraíso, pues se trata de una bahía de aguas calmadas de color azul turquesa. Está rodeada de finas arenas coralinas y los ranchos de pescadores donde están los campamentos turísticos. En esta zona se puede observar el fenómeno natural de la unión de dos tranquilas playas. También posee un emblemático faro al borde de este cayo.
Punta Delgada es otra de las bondades naturales que brinda la isla. Se encuentra a veinte minutos de Cayo Herradura y destaca por su agua color azul turquesa. Este sitio cuenta con una pista de aterrizaje para avionetas. Igualmente, otras bellas y exuberantes playas como Caretta Verde y Carey, donde suelen desovar las tortugas marinas. También destacan entre sus playas Punta Delgada, Punta Oriental, La Piscina y Carenero, que cuentan con el atractivo que le otorgan la presencia de corales y manglares, que hacen de este lugar un paraíso para veleristas y amantes del turismo ecológico.
Se puede llegar a La Tortuga desde los puertos Carenero y la Pérgola Marina, en Higuerote, estado Miranda. El traslado puede durar de 2 horas y media a 5 horas, dependiendo de la embarcación y época del año. El mar es más tranquilo de junio a octubre, pero de noviembre a mayo el mar puede ser un poco más fuerte.
Con información de Unidad de Estudios Arqueológicos (Universidad Simón Bolívar), Mintur y Venezuela Tuya
Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2005. Instituto del Patrimonio Cultural, 2008.
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