Venezuela consignará este año ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el expediente para que el culto a San Juan Bautista, mejor conocido como Tambores de San Juan, sea reconocido como patrimonio mundial.
Para tal fin, en el contexto de la celebración del Día de San Juan, se han venido realizando una serie de reuniones con los sanjuaneros, con objeto de afinar detalles enmarcados en esta conmemoración, una estrategia para preparar su camino hacia la Unesco y lograr con ello la séptima declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad para el país.
Además se realizan talleres a fin de que la comunidad en general conozca la importancia del reconocimiento de esta manifestación como patrimonio mundial. En estos talleres se destaca la trascendencia de esta tradición para Venezuela, de su significado cultural y de la necesidad de preservarla.
Como se ha hecho desde el año 2012 con las primeras seis manifestaciones declaradas patrimonio mundial, el expediente se ha venido construyendo con la validación de las distintas comunidades, incluyendo su voz y visión en la información que Venezuela presentará ante la Unesco.
San Juan to´ lo da
Cada 24 de junio infinidades de devotos en varias ciudades de Venezuela se reúnen para rendir homenaje, al ritmo de los tambores, a San Juan Bautista y al cierre de la sequía.
Pero las fiestas en honor a este santo, que “to´lo tiene y to´ lo da”, inician con el primer repique de tambores, apenas comienza el mes de junio. Al son de los tambores vibran las buenas energías de toda la población que se reúne a rendir honores al santo.
El 24 de junio es el día más largo del año, posterior al solsticio de verano, ese día en los estados centrales Aragua, Miranda, La Guaira (otrora Vargas) y parte de Carabobo, entre otros de nuestra Venezuela, se celebra el nacimiento de este santo, hijo de Zacarías e Isabel, el único (además del niño Dios) al que se le celebra la natividad.
Tradición y devoción
La noche anterior, el 23, se realiza el velorio en adornados altares, acompañados de tambores y licor.
El 24 en la mañana se prepara, bien temprano, al santo para salir de la casa donde está guardado. Sobre la cabeza o brazos de su guardián es llevado a la iglesia, acompañado de devotos y seguidores. Una vez en el templo el santo recibe los honores de una solemne misa cuyo final marca de nuevo el comienzo del repique de los tambores.
Mientras la procesión recorre el pueblo rumbo a la casa de la que salió el santo, va recibiendo dádivas, agradecimientos y reconocimientos. De tanto en tanto la procesión se detiene para rendir a viva voz homenaje a San Juan, con bailes al son de los tambores. Todos llevan pañuelos de colores que agitan en el camino.
Al llegar a la casa se reúnen allí donde continúan la celebración entre fuegos artificiales, bebidas, tambores y bailes.
Colorida y presente en toda Venezuela
En las costas aragüeñas los pescadores de la zona se reúnen y sacan en procesión marítima al Santo, en un colorido recorrido con peñeros que culmina en Ocumare De la Costa, donde ocurre el encuentro de los San Juanes, la reunión de todas las imágenes acompañadas por los grupos de cada pueblo.
Estas fiestas son acompañadas por los tambores, es música de golpe, con ritmo y baile. El canto expresa la devoción al santo, las letras varían y generalmente son improvisaciones que evocan la vida, la esperanza y el amor. Se utilizan diversos tipos de tambores, guaruras, maracas y charrascas.
En Naiguatá, estado La Guaira (Vargas), se han añadido variantes en la elaboración de los tambores, aunque su forma original se ha conservado.
La región de Barlovento en el estado Miranda es una de las zonas del país donde tiene más arraigo esta devoción. Quizás la más conocida sea la de Curiepe, donde la festividad gira en torno a la iglesia Nuestra Señora de Altagracia.
Allí, entre vestimentas con colores rojo y blanco, el pueblo festeja ese nacimiento durante los días 23, 24 y 25 de junio entre bailes, cantos de malembe y toques de tambores, el mina con sus laures, curbata, prima, cruzao, pujao, como rasgos muy distintivos de la herencia africana.
En Curiepe no solo se celebra a San Juan el Bautista cada año, también con estruendoso entusiasmo hay una fiesta para el San Juan Congo.
La magia de San Juan
La tradición de estas fiestas también cuenta que la noche de San Juan es mágica. Se cree por ejemplo que cortarse el pelo en una noche del 24 de Junio le hará tener buena suerte o conseguirá que crezca rápido y saludable.
Ese día se puede adivinar la fortuna aseguran. Verter un huevo en un vaso de agua le permitirá, según la forma que tome, observar el futuro.
Otras tradiciones aseguran que esa noche se deben colocar tres papas debajo de la cama (una pelada, otra con la mitad de la cáscara y otra completa), la selección de una de ellas al día siguiente le permitirá adivinar si tendrá un año de escasez o abundancia.
En cuestión de parejas, aseguran que si se colocan 2 agujas en un envase con agua ese día y sus cabezas se acercan la pareja consultada permanecerá unida.
Y también aseguran que si una persona no puede ver su reflejo en el agua a las 12 del mediodía del 24 de junio podría ser su último año de vida.
Y para protección recomiendan llevar el 24 de junio una ramita de ruda detrás de la oreja.
Tambores insurgentes
La fiesta de San Juan tiene sus orígenes en la Venezuela colonial, época en la que a los esclavos africanos se les otorgaban libres los días del 23 al 25 de junio para celebrar la recolección de las cosechas y el día de San Juan.
Esta manifestación representa el legado ancestral de la comunidad afrodescendiente, transmitida de generación en generación.
Ante la imposición de San Juan Bautista como instrumento de dominación esta celebración se convirtió en una forma de expresión y de lucha.
Destaca la referencia de la manifestación en Curiepe, población fundada en 1721 por negros libres, único caso en América Latina, que rinden culto al San Juan Congo símbolo de la unión con África.
Pobladores de Curiepe cuentan que la devoción a San Juan Bautista proviene de la imposición que la Iglesia católica hiciera de esta imagen en la cultura afro, que realmente festejaba la de Juan Congo, un príncipe africano a quien continuaron rindiendo culto en esta localidad.
«Ya en 1732 estaba el Bautista aquí con su sombrero de cogollo de palma en vez de aureola y es eso una parte de lo que lo une al pueblo”, refiere Luisa Madriz, hija de Curiepe.
El tambor fue para los esclavos un instrumento de lucha y comunicación, con el que mantuvieron vivas no sólo sus raíces, sino su lucha por mantener su lengua y su cultura, por ello fueron perseguidos. Su repique hasta el día de hoy es símbolo de libertad y arraigo.
Trabajo en comunidad
Para la postulación de esta manifestación como patrimonio mundial, y en respuesta a iniciativas populares, tal como lo indica la Convención Unesco del año 2003, instituciones del Gobierno venezolano, encabezadas por el Centro de Diversidad Cultural, desarrollan proyectos de investigación, con, desde y para las comunidades.
Estas experiencias incentivan y fortalecen espacios de expresión, debate y reflexión colectiva que apuntan a la salvaguarda del patrimonio cultural de las comunidades.
Esta actuación se complementa con estrategias para la sensibilización, fomento y desarrollo de experticias populares afines a la salvaguarda de riquezas patrimoniales y su viabilidad en el tiempo, en beneficio de colectividades portadoras con especial sentido de pertenencia e identidad cultural. Tal es el caso de los sanjuaneros, o devotos de este santo, encargados de mantener la tradición.
A patrimonio mundial
Venezuela cuenta con seis manifestaciones reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad , que evidencian los significativos avances logrados en trabajo conjunto con las comunidades del territorio nacional.
Cuatro manifestaciones criollas han sido reconocidas por su aporte a la diversidad cultural, al diálogo y al respeto mutuo: los Diablos Danzantes de Corpus Christi, la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire, los conocimientos y las tecnologías tradicionales relacionadas con el cultivo y procesamiento de la Curagua, y el Carnaval de El Callao.
Nuestro país logró también la incorporación en la Lista de Salvaguarda Urgente de dos expresiones la tradición oral Mapoyo y sus referentes simbólicos en el territorio ancestral, y los “Cantos de llano colombo-venezolanos”.
También recientemente fue entregado a Tim Curtis, secretario de la Convención de la Unesco para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural, el expediente de la Tradición de la Palma Bendita en Chacao y Margarita, con miras a su declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Con la posible declaratoria de los Tambores de San Juan y la Tradición de la palma bendita como patrimonio mundial, sumarían ocho las manifestaciones propias de nuestra cultura que por sus valores únicos cuenten con ese importante reconocimiento.
Con información de Centro de la Diversidad Cultural, Gobernación del Estado Miranda, VTV y MPPRE
No te pierdas
> Seis manifestaciones culturales venezolanas son patrimonio de la humanidad
> El Carnaval del Callao es patrimonio de Venezuela y del mundo
> Tradición oral Mapoyo en la lista de patrimonio cultural intangible del mundo