Una caída anual récord de un 8 %, casi 2.6 gigatoneladas (Gt), de las emisiones dióxido de carbono provocará, en 2020, la pandemia del Covid 19 que padecemos hoy.
La disminución de emisiones de CO2 sería seis veces mayor que la del récord anterior de 0.4 Gt en 2009, originada por la crisis financiera global, y el doble del total combinado de todas las reducciones desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Estas son las estimaciones contenidas en el Informe Global sobre la Energía, publicado el pasado 30 de abril por la Agencia Internacional de Energía (AIE). Reporte incluye, además de la revisión anual de los datos de energía y emisiones de CO2 de 2019, un análisis en tiempo real del primer trimestre de este año hasta mediados de abril, con estimaciones de cómo evolucionarán las tendencias de consumo de energía y las emisiones durante el resto de 2020.
Nada para celebrar
Si bien la reducción estimada para este año ha sido calificada por la AIE como la mayor jamás registrada, Fatih Birol, director ejecutivo de la agencia, señala que “como resultado de muertes prematuras y traumas económicos en todo el mundo, la disminución histórica de las emisiones globales no es nada para celebrar. El planeta necesita reducciones de emisiones estructurales impulsadas por mejores políticas.»
Cabe resaltar que la caída record anterior fue de 400 millones de toneladas en 2009, como consecuencia de la crisis financiera mundial.
Aislamiento social vs. Demanda de energía
De acuerdo a la AIE la demanda de energía para 2020, tendría una contracción de un 6%, “la mayor en 70 años en términos porcentuales y la mayor en términos absolutos”.
En ese sentido, el impacto del Covid-19 sería más de siete veces mayor que el ocasionado por la crisis financiera de 2008 en la demanda mundial de energía. Una disminución sin precedentes y equivalente a la pérdida total de la demanda energética de India, el tercer mayor consumidor mundial de energía.
Respecto a la disminución de la demanda mundial de energía en el primer trimestre de 2020, el informe revela que fue de 3,8%. El mayor impacto se sintió en marzo, mes durante el cual se aplicaron las medidas de confinamiento.
Para Fatih Birol, director de la AIE, “esta es una conmoción histórica para el mundo de la energía en su conjunto. Con las crisis sanitarias y económicas sin precedentes, la caída de la demanda es asombrosa para casi todas las fuentes de combustibles, en particular para el carbón, el petróleo y el gas».
Las emisiones han disminuido más
La diferencia del porcentaje de reducción entre las emisiones de CO2 y la demanda de energía se explica por el impacto que ha tenido la pandemia en la demanda de carbón, petróleo y gas, las energías más contaminantes.
La demanda mundial de carbón disminuyó casi un 8% en comparación con el primer trimestre de 2019. Mientras que el petróleo tuvo una caída de 5% debido, principalmente, a la reducción de la movilidad (transporte terrestre y aéreo), que representan casi el 60% de la demanda mundial de petróleo. El impacto de la pandemia en la demanda de gas fue del 2%.
Las únicas fuentes energías que registraron un crecimiento de la demanda fueron las renovables.
La tendencia en lo que resta de 2020 afectará a todos los combustibles. La Agencia Internacional de Energía estima que la demanda de petróleo caerá un 9%, un consumo equivalente al de 2012. La del carbón será de 8%, el mayor descenso desde la Segunda Guerra Mundial.
Tanto la demanda de gas como de electricidad sufrirán una reducción de 5%. En el caso del primero, sería “la mayor caída anual registrada en el consumo desde que la demanda de gas natural se desarrolló a escala durante la segunda mitad del siglo XX”, después de 10 años de crecimiento ininterrumpido. Respecto a la energía eléctrica, representaría la mayor caída desde la Gran Depresión en la década de 1930.
«Todavía es demasiado pronto para determinar los impactos a largo plazo, pero la industria energética que emerge de esta crisis será significativamente diferente de la que vino antes», afirma Birol.
¿Cambio de rumbo?
Con base a lo ocurrido luego de la crisis financiera mundial de 2008, la AIE advierte que a medida que se recupere la economía global se podría producir un fuerte repunte de las emisiones de CO2.
Al mismo tiempo destaca la diversidad de factores que podrían conducir a resultados diferentes, por lo que hace un llamado a los gobiernos para aprovechar esta oportunidad y colocar las tecnologías de energías limpias, en el centro de los planes de recuperación económica.
«Invertir en estas áreas puede crear empleos, hacer que las economías sean más competitivas y conducir al mundo hacia un futuro más resiliente y limpio», afirma Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.
Con información de Agencia Internacional de Energía, EuroNews y Clima Argentina
Gráficos cortesía de AIE
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