Quienes tenían la expectativa de un acuerdo para la reducción de emisiones, al término de la 26ª Conferencia sobre el Cambio Climático (COP26), con el porcentaje necesario para limitar el aumento de la temperatura global en 1,5°C y el anuncio de medidas contundentes, se sintieron decepcionados.
Si bien el denominado “Pacto Climático de Glasgow”, acordado el pasado 13 de noviembre, reconoce la necesidad de reducir las emisiones en esta década, los compromisos sobre esta materia quedan como tarea pendiente para 2022.
Una semana antes del inicio de la COP26, realizada en Glasgow del 31 de octubre al 13 de noviembre, la ONU Medio Ambiente afirmaba en su Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021, que el mundo requería una reducción de 55% para mantener el calentamiento del planeta en la temperatura global definida por los científicos como el escenario menos arriesgado para la humanidad.
Mientras que la primera parte del Sexto Informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado a principios de septiembre, ya había enviado al mundo una alerta roja: la temperatura global puede alcanzar e incluso superar los 1,5 °C en los próximos 20 años (2040). Pero la señal más alarmante es que el calentamiento seguirá su curso, aunque todos los países iniciaran desde ahora, una reducción a gran escala de las emisiones de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero.
En modo de emergencia
Más que la promesa de alcanzar cero emisiones netas y el aumento de las contribuciones en los planes de reducción de emisiones, la crisis climática reclama acciones decisivas e inmediatas.
Para frenar el aumento de las temperaturas medias globales y estabilizarlas en torno a 1,5 °C hay que reducir de forma drástica, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta llegar a cero emisiones netas de CO2, han reiterado los científicos.
Un futuro más caliente es inevitable, pero estamos frente a una emergencia y hay que actuar ahora para minimizar el impacto del cambio climático y limitar su magnitud: Una temperatura media global de 1,5 °C tiene efectos graves, pero superar ese umbral con un aumento de entre 2°C y 3°C sería catastrófico.
“Nuestro frágil planeta pende de un hilo. Seguimos tocado la puerta de la catástrofe climática. Es hora de entrar en modo de emergencia o nuestra posibilidad de alcanzar las cero emisiones netas será, prácticamente, nula”, expresó el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, durante un balance que hizo sobre los resultados de la COP26.
Acuerdos insuficientes y no vinculantes
El “Pacto Climático de Glasgow” contiene acuerdos puntuales pero insuficientes y no vinculantes legalmente. También proclama un conjunto de intenciones y hace una serie de recomendaciones, exhorto mediante.
Los nuevos compromisos para alcanzar al menos la reducción del 55% de las emisiones, la eliminación del carbón y el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles, fueron los temas que generaron expectativas antes y durante la COP26, y decepción e insatisfacción al término.
Entre los acuerdos mínimos está reducir de forma progresiva el uso y explotación del carbón, pero sin fechas y metas concretas. Por otro lado, la imposición de metas más estrictas contra la quema de este combustible fósil también quedó para el año que viene.
Se incluyen en esta lista, la reducción de 30% de las emisiones de metano para 2030; así como la proclama de eliminar la deforestación para ese mismo año. No menos importante, es el compromiso de diseñar planes para la conservación de las turberas, como solución basada en la naturaleza que ayudaría a eliminar el 3% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero.
La humanidad en jaque
Mientras los decisores de los distintos países se ponen de acuerdo, en medio una pugna de intereses, la Tierra se dirige a un aumento de la temperatura global superior al 2°C con efectos catastróficos y eventos climáticos cada vez más frecuentes y violentos.
Lluvias torrenciales, grandes inundaciones, fuertes y largas sequías, más incendios forestales, mayores olas de calor, huracanes más intensos y deshielo, con el consecuente aumento del nivel del mar, son algunos de estos fenómenos extremos.
Para mantener a raya el calentamiento del planeta y mitigar los efectos de las emisiones producidas por nosotros el sistema climático, es indispensable la acción humana.
Esto implica, entre otras cosas, sustituir los combustibles fósiles lo que conlleva a un cambio global de los patrones de producción y consumo. Además de eliminar una cantidad significativa de CO2 presente en la atmósfera y democratizar el acceso a las tecnologías limpias.
El tiempo de los cambios graduales se terminó. Es sin lugar a dudas, la hora de pensar en términos de humanidad y decidirse por un movimiento audaz que asegure rumbos gratificantes y asuma la trascendencia civilizatoria, como la única opción posible.
Con información de ONU Medio Ambiente, ONU Cambio Climático, BBC Mundo, The Conversation y El Ágora
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