Recorrer Venezuela a través de sus pueblos, es conocer la singularidad y particularidades de sus poblaciones, adaptadas a las variables condiciones geográficas y ambientales del país.
Un crisol de expresiones de la venezolanidad, que muestra por igual pueblos de montaña, costa, selva o dinámicas ciudades de concreto.
Sus pobladores dan cuenta también del sincretismo cultural que nos caracteriza, que hace que indígenas, afrodescendientes, descendientes de inmigrantes europeos, árabes, convivan en espacios que conforman el hecho cultural por excelencia: nuestras poblaciones.
Iniciamos esta serie recorriendo Venezuela a través de sus pueblos, con tres sitios de montaña, sin embargo, muy diferentes entre sí, que hablan de la herencia indígena, andina, europea. Tres ejemplos de lo variopinto de lo afirmativo venezolano, expresado en sus poblaciones y habitantes: Altamira de Cáceres, Caripe y la Colonia Tovar.
El primero de Barinas
Entre el llano y la montaña, en el piedemonte andino, se enclava el que fue el primer asentamiento del estado Barinas, Altamira de Cáceres.
Fue fundada el 30 de junio de 1577, cuando el capitán español Juan Andrés Varela estableció en ese lugar la nueva ciudad, pues consideró que su estratégica ubicación podía ayudarle a derrotar a los naturales de la zona. Debido a la poca condición del terreno para la siembra, algunos de sus pobladores se mudaron en 1628 a unos 32 kilómetros, sobre la Meseta de Moromoy, donde hoy se ubica Barinitas.
Altamira de Cáceres fue declarada como sitio de valor histórico por ser la ciudad primigenia o primer centro poblado de Barinas. Es una de las ciudades patrimoniales de Venezuela por sus valores arquitectónicos, culturales y ambientales. Aunque pertenece a ese estado llanero, conserva un aire andino tanto en la arquitectura como en sus tradiciones, siendo un punto de inicio ideal para recorrer Venezuela a través de sus pueblos.
El sencillo casco histórico de Altamira de Cáceres remite a su pasado a través del empedrado de algunas de sus calles, así como sus hermosas casas de estilo colonial, en su mayoría de antigua data, gruesas paredes de tapia, altos portones y ventanales, amplios patios internos y techos con machihembrado andino cubierto de tejas.
Además de una bella plaza, una pequeña y linda iglesia, y el interesante museo «Don José Ángel Angarita». Aquí parece que el tiempo se detuvo, y aún pueden verse en la vía a campesinos llevando sacos en mulas, así como la panela, producto de la caña que cultivan.
Espectaculares parajes
Una angosta carretera llena de curvas, rodeada por el verde de la montaña lleva a este pueblo ubicado a 900 msnm de altura y a 30 minutos de Barinas, en la margen izquierda del Río Santo Domingo. Altamira de Cáceres cuenta con un rico paisaje de montaña y río, impactantes cascadas, cristalinos pozos y cultivos de café, rubro que tradicionalmente ha sido pilar del pueblo.
El acta de su fundación, encontrada por la Investigadora barinesa Carmen Ruiz Tirado, reposa en el archivo de Indias en España.
Entre sus fiestas tradicionales destaca la celebración en honor a su patrona, la Virgen Inmaculada Concepción, durante la segunda quincena de enero. Incluyen el tradicional Desfile de las Antorchas el 24, día de la virgen y las Carreras de Cinta.
Rodeado de parajes espectaculares, su atractivo turístico gira en torno a sus recursos naturales y paisajísticos, ideales para conocer Venezuela a través de sus pueblos.
Un sitio excelente para pasar unos días de silencio y descanso total, disfrutando la brisa fresca que baja de las montañas y el verdor circundante. También ofrece oportunidades para practicar diversas actividades al aire libre como observación de aves, senderismo, rafting y escalada.
El Jardín del oriente venezolano
Caripe del Guácharo es otra buena elección para conocer Venezuela a través de sus pueblos.
Apacible población monaguense que se ubica en el fondo de un angosto y fértil valle. Está rodeada por las verdes montañas del Macizo de Caripe, sistema montañoso cuya estructura de roca caliza, sometida a la acción de las aguas subterráneas, ha originado un peculiar paisaje.
Conocido como el “Jardín del Oriente Venezolano”, Caripe (“río de ardillas” en lengua chaima) es el principal centro turístico del estado Monagas, debido a su clima, su vegetación y su cercanía con la Cueva del Guácharo.
Destaca por la variedad de orquídeas y otras flores silvestres que crecen a lo largo de las carreteras y en las faldas de las montañas que la rodean.
De agradable clima templado y tropical, fue fundada como una misión católica de indios chaimas en 1734. El nombre original de este pueblo era San Miguel Arcángel de Caripe, luego cambió el nombre a Santo Ángel Custodio de Caripe, pero es más conocido por Caripe del Guácharo, usado para diferenciarlo de Caripito, población cercana.
La población se levantó en las tierras de un capitán indígena que participó en su fundación, Esteban Caripe, cuyo apellido se hizo extensivo al pueblo y a todo el valle.
En 1780 se terminó de edificar un hospicio de los capuchinos aragoneses para acoger a los misioneros enfermos o ancianos de la orden. Caripe se convirtió entonces, en la sede principal de las misiones de los capuchinos en la zona oriental de Venezuela.
Diverso y atractivo
Caripe, como otras poblaciones que dan la bienvenida mientras recorres Venezuela, es una tierra cálida, con gente amable y servicial, donde se mantiene vivo el recuerdo de algunas viejas casonas coloniales con sus techos de teja y altos ventanales.
Su principal atracción es la famosa Cueva del Guácharo o Monumento Natural Alejandro de Humboldt. Y es que su particular geografía le regala un mágico entorno natural, con rutas ideales para el excursionismo con numerosas cavernas, dolinas, lagunas, caídas de agua como el salto Las Pailas y el Chorrerón de Caripe.
Además de profundos cañones con cursos de agua que invitan a la práctica del canyoning.
El Mirador, donde se puede observar una panorámica de todo el valle, la Plaza Bolívar, la Casa de la Cultura y la Capilla de Hiedra en San Agustín, son otros lugares de interés en Caripe y sus alrededores.
Este hermoso poblado venezolano ha sido visitado por famosos exploradores como el sabio alemán Alejandro de Humboldt y el francés Aimeé Bonpland en 1799; el italiano Agustín Codazzi (1835) y el alemán Ferdinand Bellermann (1843).
Cerca de Caripe se cultivan hortalizas, naranjas y café. El turismo y el comercio desempeñan un papel vital en la economía del pueblo.
La Colonia Tovar
Al noroeste del estado Aragua, en las cabeceras del río Tuy, hay un poblado que parece sacado de un cuento: La Colonia Tovar. Sorprende en medio de las montañas con sus coloridos cultivos y el blanco de sus casas de gruesas vigas de madera que salpica su verde paisaje.
Una escena con aires europeos muy distinta al tropical ambiente venezolano, que recuerda a la selva negra alemana o a los Alpes italianos.
La arquitectura, que conserva formas y técnicas tradicionales alemanas en los edificios públicos, como la iglesia, la escuela, las bodegas y los molinos, es uno de los componentes esenciales de su paisaje. También sus viviendas, resultado de la compenetración de técnicas tradicionales alemanas con las criollas.
Es un ambiente fresco, propio de un pueblo de montaña, que por su ubicación en la Cordillera de la Costa, le da un atractivo contraste con las cercanas palmeras y playas caribeñas.
En este bucólico paisaje cientos de familias, provenientes de Alemania, se instalaron más de cien años atrás para dejar una huella única en el país y que destaca al recorrer Venezuela a través de sus pueblos.
El legado alemán se encuentra por doquier, se aprecia en los nombres de sus negocios, su gastronomía, sus espacios públicos, su cultura.
Origen de la tradición alemana-venezolana
La fundación de La Colonia Tovar data de 1843 y responde al desarrollo del programa de colonización agraria promovido por el general José Antonio Páez.
Tras la separación de Venezuela de la Gran Colombia, Páez deseaba reconstruir la economía mediante la inmigración de europeos no españoles, para reconstruir la agricultura y la cría, estabilizar las poblaciones rurales e implantar la paz y el trabajo productivo.
Tras varios intentos desafortunados, solo logró materializarse el de la Colonia Tovar, en el que intervino Agustín Codazzi. Conocedor de la geografía del país, escogió un lugar apropiado, de clima templado y terreno fértil, que por su aislamiento podría servir como colonia modelo. Junto al litógrafo Alexander Benitz, oriundo de la Selva Negra, lograron traer un grupo de cerca de 400 personas de aquella región.
Después de dos años de negociaciones, el acuerdo se concretó y tras una dura travesía de 112 días, los inmigrantes alemanes se instalaron en tierra venezolana. De la nada levantaron esta población, usando los conocimientos de artesanos, agricultores y trabajadores de distintas áreas.
Martín Tovar Ponte, uno de los próceres de la independencia, donó las tierras a unos 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en 1852.
Venezuela a través de sus pueblos
Por más de cien años los descendientes de los primeros alemanes en La Colonia Tovar, superaron vicisitudes y un aislamiento producto de la inexistencia de caminos que los llevó a desconectarse del país. Pero el poblado resistió para constituirse en un ejemplo inusual de la diversidad que se encuentra al recorrer Venezuela a través de sus pueblos.
La ciudad cumplía casi un siglo, cuando fue integrada como municipio del estado Aragua en 1942. La plaza del pueblo se convirtió en plaza Bolívar, se abolieron los restrictivos estatutos vigentes hasta ese momento, para adoptar las normas locales.
En la década de 1950 se comenzó a construir la carretera hacia Caracas, que se asfaltó en 1961. La Colonia Tovar comenzaba a integrarse a Venezuela. Años más tarde conserva elementos propios de la cultura alemana, como sus manifestaciones culturales, la producción artesanal de cerveza y charcutería, la conservación del ambiente y la agricultura intensiva de productos como las fresas y los duraznos, así como una gastronomía representativa.
El 16 de enero de 1964, se declaró a la Colonia Tovar como zona protegida para resguardar su ambiente natural y arquitectónico. La cercanía a Caracas la ha convertido en un importante centro turístico, sumando a su economía agraria, la turística.
Entre los sitios de interés de La Colonia Tovar están la iglesia, el museo, el petroglifo Piedra de Jaguar, la plaza, la escuela construida en 1916 y la antigua casa de Codazzi.
Con información de Explorando Rutas, Venezuela Tuya, La Colonia Tovar y Link Fang
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